El Hospital San Pedro pone en marcha el Código Ictus Pediátrico con el Hospital Universitario de Navarra como referencia

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El Hospital Universitario San Pedro ha puesto esta semana en marcha el Código Ictus Pediátrico en nuestra Comunidad, un procedimiento de actuación basado en el reconocimiento precoz de los signos y síntomas de un ictus, con la consiguiente priorización de cuidados y traslado inmediato a un hospital capacitado para una atención completa al ictus pediátrico.

Activación del Código Ictus Pediátrico

Para el correcto manejo del ictus en edad pediátrica, el Código Ictus Pediátrico se activará cuando se observe un alto índice de sospecha por presentar una focalidad neurológica de instauración súbita en un paciente pediátrico. De esta forma, ante el caso de una niña o un niño que cumpla criterios de inclusión y se encuentre fuera del Hospital Universitario San Pedro, el primer eslabón que activará este Código Ictus Pediátrico es el Servicio de Emergencias 112. Será el médico de la Unidad de Soporte Vital Avanzado del 061 (USVA) quien contacte con el pediatra de guardia del hospital según la situación, y éste, a su vez, con otros servicios, como Radiología y Anestesia, para la realización de las pruebas indicadas de neuroimagen.

Si se confirma el diagnóstico de ictus isquémico, tras los resultados del TAC y la resonancia cerebral urgentes y la consulta con Neurología de guardia, se contactará con el hospital de referencia para el ictus pediátrico (Hospital Universitario de Navarra). Si el paciente es candidato a iniciar tratamiento con fibrinólisis, el pediatra de guardia del Hospital Universitario San Pedro podrá iniciarlo antes y continuarlo durante el traslado al centro de referencia en la unidad medicalizada de emergencias.

La consejera de Salud y Políticas Sociales, María Martín, ha visitado este lunes el Hospital San Pedro de Logroño para conocer este nuevo servicio los profesionales implicados que, tal y como ha asegurado, “permitirá la mejor atención a niñas, niños y adolescentes que puedan sufrir un ictus porque, con esta secuencia de actuaciones coordinadas por tantos profesionales, además de evitar un mal pronóstico, se contribuye a minimizar las secuelas”. Un ictus se produce cuando un vaso sanguíneo cerebral ha sufrido una obstrucción y, por tanto, se ha detenido el riego sanguíneo a una parte del cerebro, alterando de forma transitoria o permanente la función de una determinada región del encéfalo. Es una situación comprometida que puede producir secuelas neurológicas muy graves, incluso el fallecimiento paciente. 

El ictus pediátrico es una enfermedad poco frecuente: 1 caso por cada 100.000 niños al año. Aunque su frecuencia es similar a la de los tumores cerebrales primarios en la edad pediátrica, la diferencia fundamental es que el ictus pediátrico es una emergencia y se encuentra entre las 10 causas principales de muerte en la población pediátrica en países desarrollados. La nueva herramienta ha sido elaborada por un grupo multidisciplinar que atiende esta dolencia en fase aguda en todo el proceso, formado por pediatras, neuropediatras, neurólogos, médicos de urgencias y de emergencias, anestesiólogos, radiólogos, profesionales de farmacia hospitalaria, de enfermería pediátrica, del Hospital Universitario San Pedro, del Hospital de Calahorra y del Hospital de Navarra.  

Secuelas neurológicas

Alrededor del 80% de niños que han sufrido un ictus, al igual que en la edad adulta, presentan secuelas neurológicas a largo plazo, principalmente motoras, del lenguaje, dificultad para el aprendizaje y para el desarrollo de funciones cognitivas, así como alteraciones del comportamiento que condicionan la adquisición de independencia en las actividades de la vida diaria. Además, hay que tener en cuenta que los años de vida con discapacidad de un niño superan por mucho a los del adulto con ictus.

Esta enfermedad en la edad pediátrica es todo un reto diagnóstico y terapéutico, porque, mientras que para el ictus en adultos existen medidas organizativas y protocolos, en el caso de los niños el diagnóstico se podía demorar debido a su escasa frecuencia, la inespecificidad de los síntomas guía en muchos de los casos y la menor concienciación sobre esta patología por parte de los profesionales y la población.

Esto hacía que en muchos casos se retrasase o se dificultase una posible intervención terapéutica que podría mejorar el pronóstico y prevenir secuelas, algo muy importante porque los tratamientos urgentes que intentan restablecer el flujo sanguíneo cerebral son eficaces cuando se usan en un periodo de tiempo determinado, al que se denomina “ventana terapéutica”, que puede variar entre 4,5 y 8 horas.

Los objetivos del Código son asegurar la atención preferente a estos pacientes y diseñar una serie de pautas de valoración urgente que sirvan para optimizar tiempos de diagnóstico y facilitar así el acceso al tratamiento.

Con la implantación del nuevo Código Ictus Pediátrico se completa la red de atención al Ictus en La Rioja. En 2010 se puso en marcha el Código Ictus (CI), un sistema de alarma para reducir al máximo los tiempos desde el inicio de los síntomas hasta el acceso a la atención especializada y al tratamiento específico; desde julio de 2014 está en funcionamiento en el HUSP la Unidad de Ictus, con 4 camas destinadas al control semintensivo de los pacientes con enfermedad cerebrovascular en La Rioja. Cada año ingresan en esta Unidad una media de 500 pacientes; en julio de 2022 se completó la atención a las personas afectadas por una discapacidad como consecuencia del daño cerebral sufrido tras un ictus u otro accidente cerebrovascular con la Unidad de Neurorrehabiltación Intensiva, en el Hospital de La Rioja, donde llevan a cabo un tratamiento intensivo con el objetivo de alcanzar la máxima autonomía posible en el paciente.