Los Everinghams viven en una casa en el campo, al norte de Sidney (Australia). El edificio gira para aprovechar mejor la luz solar. Según el patriarca, Luke, ingeniero de sonido de profesión, “al levantarte te preguntas hacia dónde estarás mirando”. La casa tiene forma de octágono y está construida sobre una tabla giratoria con un pequeño motor eléctrico dirigido por ordenador, que permite moverla a voluntad.
Les costó cerca de medio millón de euros, y están tan contentos que hasta tienen su propia página en internet para los curiosos.