La OMS ha confirmado lo que ya nadie dudaba: tomar rayos ultravioleta (del sol o del solarium) provoca cáncer. Eso sí, dermatólogos y centros de bronceado coinciden en apostar por su uso moderado, la prevención y en especial la salud que tantos usuarios dejan a un lado.
Esto ya lo sabía el Nobel de medicina Ramón y Cajal a principios del siglo XX, y era un hecho conocido por todos los profesionales de la medicina que finalmente ha sido ratificado por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (International Agency for Research on Cancer - IARC), perteneciente a la OMS: Los rayos ultra violeta provocan cáncer y su efecto nocivo es comparable al de los rayos X o la energía nuclear.
Sin embargo el culto al cuerpo y la existencia de personas cada vez más aficionadas al “moreno solar” no disminuye. Da igual tener un cuerpo diez o diez cuerpos en uno, lo importante es estar lo más moreno posible, no sólo en verano u ocasiones especiales, sino a lo largo de todo el año.
Las máquinas para obtener un moreno artificial se pueden encontrar en establecimientos diversos: obviamente en los centros de bronceado, pero también han proliferado en gimnasios, peluquerías, centros de estética e incluso en algunas comunidades vecinales que dotan a sus instalaciones ya no sólo de piscina, sino también de sauna, gimnasio o spa, y, por qué no, solarium.
Como era de esperar las reacciones en el sector no se han hecho esperar. Quienes se dedican sólo al bronceado defienden la aparición de este tipo de estudios y una estricta regulación. Entre aquellos en los que el solarium es sólo un complemento hay quien declina hacer declaraciones, quienes se plantean retirar los aparatos ante una posible menor demanda o incluso quienes no se preocupan ante algo que “de siempre se ha sabido”. En lo que la práctica totalidad coincide, es que los usuarios no se preocupan tanto de su salud como de su belleza exterior, aun a riesgo de ocasionarse problemas.
Desde Dermaclinic, el dermatólogo Francisco Javier Vázquez Doval reconoce que si bien los rayos ultra violeta pueden ser utilizados como arma medicinal para algunas enfermedades como la psoriasis; aún aplicados por médicos siguen siendo siempre muy peligrosos. Esto también afecta a quienes usan las cabinas de rayos UVA en momentos puntuales. Respecto de las lesiones ocasionadas por el sol: son diversas, y se pueden dividir en lesiones premalignas y malignas. Sus resultados varían desde un sencillo tratamiento hasta la muerte. Los problemas varían desde un carcinoma a un melanoma, pasando por las molestas quemaduras que posteriormente se convierten en bronceado o manchas de diversos tipos y tonalidades.
Eso sí cuanto más joven se toma el sol, más posibilidades de tener problemas en la madurez existen, ya que las lesiones por rayos ultravioleta son acumulativas y el resultado se descubre con el paso de los años. Es crítico tomar el sol en exceso antes de los 30 años.
Cabe recordar, además, que las cabinas de bronceado deben tener sus lámparas limitadas a 0'3 vatios por centímetro cuadrado. Maripe, de Toixy, cree que lo más importante es cambiar las lámparas de bronceado cuando sea necesario o haya problemas y por supuesto preguntar siempre cualquier duda e informarse bien antes de entrar. En la misma línea se muestra el responsable del centro A29 de Calahorra, para quien lo más importante es que las lámparas se revisen con regularidad y que el cliente se informe convenientemente. En este centro calagurritano recomiendan además tener la piel hidratada pero eso sí, limpia de cualquier producto.
Esteticistas y médicos coinciden en la obligatoriedad de ponerse las gafas protectoras, si es posible con algodones entre las gafas y el ojo, para protegerlo más. También es muy importante llevar bien tapadas las partes nobles y sensibles del cuerpo. Aunque en algunos centros se quejan de que el cliente bloquea la puerta, “hace lo que le da la gana y está más tiempo del debido. Eso sí, si hay algún problema no dudan en poner una queja ante la autoridad competente.
En el gimnasio 'La Luna' de Villamediana, tienen instaladas cabinas de solarium “convenientemente controladas por el instalador periódicamente”. Reconocen que no les obligan a tener título alguno, pero que allí ofrecen a los clientes diferentes consejos y recomendaciones que han obtenido de internet y del instalador del aparato.
Eso sí, muchos establecimientos se quejan de la “desgana y falta de interés” a la hora de controlar las máquinas por parte de la administración. En A29 reconocen que a pesar de tener todo en regla “todavía no ha venido nadie de la administración a revisar nada”.
Broncearte, una cadena del sector, se ha mostrado favorable a la aparición de estudios, puesto que ellos defienden el uso responsable de los rayos. “Hay muchos adictos al Sol, a los que tenemos que tratar de forma especial. No son responsables con su salud y les pedimos que no tomen más.” dice Pamela Hernández, portavoz de la firma Broncearte, que además matiza que el verdadero responsable es el propio usuario, que debe cuidar su salud y dirigirse siempre a centros que respeten la normativa y la salud.
Además Hernández señala, que si bien la intensidad está fijada y homologada, la normativa varía entre la totalidad del Estado y algunas Comunidades autónomas. En Euskadi la normativa es más dura y exigente, a nivel estatal está menos limitada. En España se exige que se respeten las edades del usuario y una formación reciclada, mientras que en la Comunidad autónoma Vasca se piden revisiones anuales de la maquinaria, de su funcionamiento, de los fototipos de la piel, y por supuesto, haber recibido los cursos de formación pertinentes necesarios para utilizar correctamente el servicio.
En este sentido la cadena de estética y bienestar Broncearte no admite menores de 18 años en sus cabinas, gente de avanzada edad o con problemas en la piel, ni mujeres embarazadas. Para ellos lo más importante es la salud del usuario y por ello se acogen a la normativa existente más estricta. Debido a ello, ofrecen bonos por minutos a distribuir en varias sesiones sueltas, porque hay personas que con 2 minutos un par de veces por semana tienen suficiente, mientras que otras necesitan más tiempo.