“No compensa seguir así”. El secretario de la Asociación de Vendedores de Prensa y Revistas en La Rioja, Mostafá Majdi, se muestra desesperanzado ante el futuro de los quioscos, parte indispensable del paisaje urbano. “Son las neuronas, las librerías de una ciudad, pero el modelo nos condena al cierre”. Antes de la crisis, en Logroño había 26 quioscos. Hoy, apenas 12. El resto mantienen su concesión, pero no les compensa seguir abiertos y han decidido bajar la persiana. En España, un 40% de los puntos de venta ha desaparecido.
La recesión económica, el descenso de ventas de los periódicos de papel, la revolución digital...son múltiples las causas que han conducido a esta debacle, a las que Majdi añade otra, a su juicio, más determinante: “el sistema de trabajo se ha quedado obsoleto. Nunca ha sido factible, pero hoy en día en insostenible”.
Y es que los vendedores de prensa no pueden elegir el material que reciben de los distribuidores ni tampoco el precio. “Las distribuidoras nos mandan un 70% de publicaciones invendibles, tenemos un fondo de revistas casi caducadas. Tenemos que abonarlas y, si no las vendemos, las podemos devolver, pero hay que esperar mucho tiempo para cobrar ese dinero. Se debería pagar sobre facturas vendidas”. Además, los quiosqueros tienen que pagar los portes, una cantidad fija que se cobra con independencia de cuántos periódicos o revistas se vendan y que suele ascender a más de 200 euros al mes.
Otro escollo en el camino de la rentabilidad son los editores. “Suponen una competencia desleal. Venden un periódico por 1 euro por suscripción cuando a nosotros nos cobran 1,40”. La última estocada, como detalla La Información, se la ha dado el acuerdo entre el Grupo Prisa y Amazon, por el que los lectores de El País pueden comprar un ejemplar por Internet y recibirlo en casa a través de un servicio de entrega ultra rápida.
Todos ellos, distribuidores y editores, ejercen una fuerza difícil de contrarrestar por los quiosqueros. “Estamos en un limbo jurídico. No nos ampara ninguna regulación frente a los abusos de las distribuidoras”. Y es que este sector se rige por una Orden Ministerial de 1972, preconstitucional, que no se adapta a los tiempos que corren. “Ha habido un intento de impulsar una nueva regulación, pero no hay voluntad política”, lamenta Majdi.
Abrir un quiosco, independientemente de las ventas, cuesta cada mes casi 800 euros en Seguridad Social, portes, luz, seguros...Con los gastos que les supone la tensa relación que mantienen con editores y distribuidoras, y que no tiene visos de mejorar, los quioscos en nuestras ciudades se han convertido en “una especie en riesgo de extinción”.