Un alto responsable de ACNUR ha hecho un llamamiento para intensificar los esfuerzos para proteger a los miles de refugiados y solicitantes de asilo que cada año son perseguidos por su orientación sexual e identidad de género.
“Nosotros, junto con el resto de la comunidad internacional, debemos redoblar nuestros esfuerzos para proteger a este grupo vulnerable”, señaló Vincent Cochetel, representante de ACNUR en Estados Unidos, en referencia a los refugiados y solicitantes de asilo gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales en los países de primer asilo y en los países de reasentamiento.
Vincent Cochetel, dirigiéndose a los asistentes a la conferencia organizada en Washington por la organización estadounidense Human Rights First, añadió que su falta de recursos y de acceso a una situación de seguridad debe constituir un motivo de preocupación para todos.
La reunión congregó a organizaciones de la sociedad civil, funcionarios del gobierno estadounidense y personal de ACNUR para debatir sobre cuestiones de protección, mejores prácticas y los desafíos a los que se enfrenta este grupo tan vulnerable de personas desplazadas por la fuerza.
Durante el encuentro se escucharon casos específicos de abusos, como la historia de un joven solicitante de asilo somalí que fue secuestrado en Kenia y violado varias veces. Cuando el hombre finalmente logró escapar, no le quedó más remedio que recurrir al comercio sexual para poder sobrevivir. Su caso se expuso como un ejemplo de cómo los sistemas de protección no lograban ayudar a las personas perseguidas por su orientación sexual e identidad de género.
África oriental es una de numerosas regiones donde la conducta homosexual constituye un delito y se condena a veces incluso con la pena de muerte. Muchos refugiados se ven privados de empleo y vivienda, quedando aislados del resto de la comunidad y en extrema necesidad de ayuda.
Los delegados se enteraron de que las relaciones consentidas entre personas del mismo sexo constituyen un delito en 75 países en el mundo, estando penadas en siete de ellos con la pena de muerte. Pero en muchos otros países, los prejuicios contra los homosexuales están profundamente arraigados y pueden dar lugar a la persecución y abusos.
Aparte de los gays y las lesbianas, otras minorías sexuales, tales como los bisexuales, personas transgénero (cuya identidad de género o expresión son diferentes del sexo que se les asignó al nacer) y las personas intersexuales (personas que presentan de forma simultánea características sexuales masculinas y femeninas), están sujetos a sufrir una discriminación generalizada y abusos en muchas regiones del mundo.
La mayoría de los países industrializados reconocen que las minorías sexuales pueden reunir los requisitos necesarios para obtener el estatuto de refugiado bajo la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Sin embargo, las prácticas varían, y algunas jurisdicciones son más restrictivas que otras. La proporción de hombres gays que buscan asilo es generalmente más alta que la de las mujeres lesbianas.
Neil Grungras, director ejecutivo de la Organización para el Refugio, el Asilo y la Migración (ORAM, en sus siglas en inglés), indicó a los asistentes que el 21 por ciento de la población mundial vive en países donde las relaciones entre personas del mismo sexo están perseguido y son constitutivas de delito. ORAM, que está especializada en los refugiados que huyen de la violencia sexual y de género, está trabajando estrechamente con ACNUR para aumentar la protección a los refugiados perseguidos por su sexualidad.
También señaló que esas víctimas no tenían garantizada su seguridad tras haber huido de su país. “Estas personas a menudo escapan hacia un país que ofrece el mismo trato al colectivo LGBTI, que el que existía en el país del que huyeron. Esto constituye una enorme laguna en materia de protección”, señaló Grungras.
Como la discriminación y la persecución contra este grupo se han hecho más visibles en los últimos años, ACNUR se ha involucrado más en la mejora de las medidas de protección para las personas en situación de riesgo y pronto dará a conocer las nuevas directrices para los trabajadores humanitarios.
En octubre del año pasado, la Agencia de la ONU para los Refugiados organizó una reunión de dos días en Ginebra en la que participaron representantes de gobiernos, organizaciones no gubernamentales, académicos y del poder judicial para discutir la vulnerabilidad específica de este grupo.