El país africano de Kenia se encuentra inmerso en una grave situación de sequía que ha empeorado la difícil situación alimentaria del el país en el que cerca de cuatro millones de personas carecen de alimentos y de bebida y donde la situación ha hecho saltar las alarmas en el Gobierno.
Por culpa de la sequía, los pastores nómadas pierdan partes significativas de sus manadas. Para hacer frente a este problema, las autoridades pusieron en marcha el mes pasado un plan de cuatro millones de euros para comprarles sus animales más desnutridos por unos 72 euros cada uno y transportarlos a una ciudad cercana a Nairobi donde serán alimentados y sacrificados para obtener beneficios con la venta de su carne.
Sin embargo, muchos de estos animales mueren por el camino y muchos de los que llegan lo hacen en condiciones muy deterioradas debido a la ausencia de agua en todo el país, una situación que ha puesto contra las cuerdas al Gobierno keniano, decepcionado además con la falta de compromiso de la comunidad internacional, a la que ha recurrido en busca de fondos para enfrentar el severo problema.
El presidente del Comité de Agricultura en el Parlamento, John Muthotho, pidió a las autoridades que eviten el traslado de animales a otras partes del país, ya que, a su juicio, es lo que está provocando la cadena masiva de muertes.
Por su parte, los expertos internacionales en alimentación han advertido de que la sequía también supone una terrible amenaza a la cosecha de maíz en el Valle del Rift, la principal cesta de alimentos de Kenia, dejándola sin grano para alimentar a la población, que ha optado por un modelo de agricultura de subsistencia en el que sólo plantarán maíz para cubrir las necesidades familiares.