Akihito y Michiko, emperadores de Japón, se han desplazado por primera vez desde el tsunami del 11 de marzo para conocer in situ cuál es la situación de los refugiados.
Durante el pasado miércoles visitaron a cerca de 300 personas que se encuentran alojados en el Tokyo Budokan. Una vez allí los emperadores, que iban vestidos de manera informal (algo nada habitual en los monarcas nipones) saludaron y charlaron pausadamente con los afectados.
Entre las preguntas que les hicieron a los damnificados, la cadena de televisión TBS, recogió varias de Akihito como si podían conciliar el sueño allí y si se encontraban bien las familias.
Aunque no es frecuente que los emperadores abandonen el palacio imperial, ya lo hicieron en el terremoto de Kobe de 1995 y en el de Niigata de 2004. Además tienen previsto retomar una visita al epicentro de la catástrofe, que ya estaba prevista pero que hubo de suspenderse a causa de las malas condiciones meteorológicas.
El pueblo japonés también recibió las condolencias imperiales el 16 de marzo, en un momento de máxima tensión cuando la situación de Fukushima era crítica y el país empezaba a contar cadáveres por miles entre escombros y destrucción. No en vano, Japón está llamado a superar la peor catástrofe desde la segunda guerra mundial.