El Ebro es un río altamente tóxico. Así lo han ido demostrando todos los estudios elaborados por la Confederación Hidrográfica del Ebro que ya el pasado año detectaba la alta presencia de pesticidas, metales pesados y alteradores hormonales.
Ahora, un nuevo informe desvela la presencia de mercurio en la fauna piscícola y en los lechos de toda la cuenca del Ebro. Según los datos obtenidos, los peces comen y beben este metal pesado e ingieren vegetales e invertebrados que también lo han ingerido. Así lo ha detectado el informe anual de la Red de Control de Sustancias Peligrosas en las dos campañas de muestreo realizadas desde que Europa dio la orden.
En tres de los 23 puntos analizados, la concentración de mercurio es muy elevada aunque los técnicos aseguran que el metal está presente en todos los ríos, no sólo el Ebro sino todos sus afluentes y también todos los ríos de España y de Europa por la contaminación industrial, las extracciones mineras o las emisiones de los automóviles.
Se han chequeado también las zonas altas del Najerilla, el Nela, el Aguas Limpias, el Trueba o el Irati, zonas con escasa presión industrial. En todos menos en uno se detectaron niveles superiores a los 20 microgramos por litro.
El Ebro abastece a tres millones de personas en 5.000 poblaciones y se utiliza en el regadío de casi un millón de hectáreas, así como en ganadería y piscifactoría. Ecologistas en Acción recuerda que “tanto la población como los ecosistemas están expuestos a tóxicos que interfieren en el funcionamiento normal de las hormonas a dosis extremadamente bajas”. Alertan además de que esto puede producir efectos crónicos que aparecen meses o incluso años después de la exposición.