Margarita, María Agustina, Mari Bárbola y otras chicas del montón

Rioja2

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@page { size: 21cm 29.7cm; margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Hoy jueves se ha inaugurado oficialmente la exposición, a la que han asistido autoridades y numerosos curiosos, pero el susto se lo llevaron los logroñeses el pasado martes, cuando las grúas invadieron el Espolón y los operarios empezaron a colocar las 'Meninas' ante la mirada atónita de los viandantes.

La serie de las 'Meninas' es uno de los iconos más reconocidos del trabajo de Manolo Valdés (1942), uno de los artistas españoles de arte contemporáneo más prestigiosos del mundo. Es un es un destacado pintor y escultor residente en Nueva York y fue uno de los que introdujo en España una forma de expresión artística que combina el compromiso político y social con el humor y la ironía.

Estas 'Meninas' se han infiltrado en las calles de Córdoba y Bilbao, en el castillo de Chanonceau de Francia, en el Palacio Real de París o en el jardín botánico de Phoenix (EE.UU.) y el autor pretende que formen parte del paisaje natural o urbano. Valdés entiende que estas piezas son una forma de intentar establecer un diálogo sin estridencias entre el ciudadano y la creación contemporánea.

Están quietas, son rígidas, pero una vez integradas en la ciudad, pierden la distancia que existe en un museo entre la obra y el ciudadano de a pie. Esto es arte en la calle. Una formula que se deja rozar e incluso manosear. Este tipo de arte está concebido para que la gente se aproxime de la forma que crea conveniente. Lo puede observar desde lejos. Lo puede mirar cerca, hasta que se le crucen los ojos. Puede quitarle el polvo. Puede causarle total indiferencia.

Esta parece ser la esencia del arte: la total libertad. Un concepto al que no estamos acostumbrados, ya que en los museos, a cada obra persigue un cordón que emite un molesto y asustadizo timbre si lo tocamos. Un ruido que rompe con el silencio de este tipo de espacios y que advierte que en un lado estás tú y en otro el arte.