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La Memoria Democrática se paraliza en La Rioja: “El Gobierno no pone zancadillas pero tampoco ayuda ni hace nada”

Excavaciones para exhumar a represaliados riojanos en Navarra

Olivia García Pérez

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Este año no ha llegado a La Rioja ni un solo euro de la partida que destina el ministerio a la Memoria Democrática y no es porque no haya fondos disponibles ya que inicialmente se habían contemplado 59.119,08 euros, sino porque se conceden en función de lo ejecutado en el año anterior y en 2023, La Rioja no destinó ni un solo euro a la recuperación de la Memoria Histórica. Actualmente no hay datos suficientes para excavar nuevas fosas en busca de exhumaciones pero tampoco hay ninguna intención de llevar adelante los proyectos que ya estaban en marcha: el Consejo de Memoria Democrática no se ha reunido ni una sola vez con el actual Gobierno, no existe un área específica en el organigrama del Ejecutivo destinada a este fin y el Centro de la Memoria Democrática no se hará, a pesar de que el edificio ya fue comprado para este fin en la anterior legislatura. 

“El Gobierno de La Rioja no pone zancadillas pero tampoco ayuda en nada”, afirma Ramón Sánchez Miranda. Desde hace algunos años, Ramón busca a su abuelo, José Miranda Parejo. Fue detenido el 18 de julio de 1936 y asesinado en la saca de Estella del 8 de septiembre de 1936 dejando a su mujer con tres hijos de 6, 4 y 1 año. Sirvió en la Guerra de África donde resultó mutilado. Por esta condición obtuvo el puesto de cartero con destino en Sansol (Navara). El delito que le costó la vida y que marcó para siempre la de su familia fue su significación sindicalista con la UGT. 

Ramón busca a su abuelo en Navarra, entre Mañeru y Cirauqui. “El conductor de la Estellesa tuvo que parar el autobús y bajar a retirar los cuerpos que habían quedado en medio de la carretera y los dejó en la cuneta ayudado por los propios viajeros”, explica Ramón, “entre todos los cadáveres reconoció el del cartero, mi abuelo”. En la zona se han realizado ya dos excavaciones y van a por la tercera pero todavía no hay resultados más allá de algunas balas encontradas. 

“Siempre hemos tenido mucho apoyo del Gobierno de Navarra, han pagado algunas de las expediciones y en cada prospección contamos con la colaboración de los funcionarios encargados de Memoria Democrática que incluso aportan imágenes aéreas del catastro del año 34 para facilitar la búsqueda”, explica el nieto del cartero asesinado de Sansol, “sin embargo en La Rioja no se hace nada, me duele decirlo pero aunque no pongan impedimentos, tampoco ayudan en nada más allá de mantener el convenio con La Barranca, ni siquiera hay un equipo dentro del Gobierno”. 

Falta de interlocutores y de voluntad

En esa falta de interlocutores coinciden todas las personas que trabajan por la recuperación de la Memoria Democrática en La Rioja. “Firmamos el convenio y hay buena relación con el consejero de Cultura pero si pasa cualquier cosa no tenemos a nadie dentro del gobierno a quien dirigirnos, ni siquiera han convocado en un año el Consejo de Memoria Democrática en el que estamos presentes las asociaciones, el propio Gobierno y la Universidad de La Rioja”, afirman desde La Barranca, “hay una clara falta de voluntad”. 

Desde el Gobierno de La Rioja sin embargo la sensación es otra. El subdirector general de Cooperación al Desarrollo y centros en el exterior, Rodrigo Carlo Teijeiro, considera que la relación con La Barranca “es exquisita” y que “se va a seguir trabajando mucho con los fondos que puedan llegar a partir de ahora”. Aun así reconoce que el Gobierno no tiene planes concretos porque “lo mejor es hacer como en cooperación, escuchar a las asociaciones que son las que marcan la guía y cuando ellos nos vayan planteando actividades allí estaremos”. 

Teijeiro es el responsable de la Memoria Democrática en el Gobierno de La Rioja porque no existe ningún departamento como tal en esta legislatura “y además la memoria puede tener alguna relación con la cooperación por todas las cosas que se hacen también en Sudamérica”. Al ser preguntado por Rioja2, reconoce que la reunión del Consejo de Memoria Democrática “no está sobre la mesa pero tampoco lo rehusamos”.

No habrá Centro de Interpretación de la Memoria Democrática en La Rioja

El Consejo de Memoria Democrática no es el único proyecto que ha quedado en suspenso. La pasada legislatura el Gobierno de La Rioja compró un edificio en la calle Leopoldo Calvo Sotelo de Logroño. La intención era convertirlo en un Centro de Recuperación de la Memoria Democrática que iba a ser cofinanciado entre el Gobierno de La Rioja y el Gobierno de España. El proyecto ha sido suspendido por el gobierno popular de Gonzalo Capellán. 

El edificio está comprado pero no se ha detallado cuál será su finalidad. “Se compró el local, por cierto, bastante caro, pero el proyecto museístico quedó colgado”, argumenta el subdirector de Cooperación, “nosotros creemos que es más interesante que esos archivos fotográficos que iban a ir ahí recorran la Rioja para que los pueda ver más gente”. Se limita así el contenido del Centro de Interpretación inicial a una exposición fotográfica temporal que podrá verse (sin fecha conocida por el momento) en diferentes pueblos de La Rioja. 

Teijeiro argumenta que el pasado año no se ejecutó ni un euro para la Memoria Democrática porque “fue un año particular entre elecciones y cambio de Gobierno”, sin embargo, todas las demás provincias excepto Asturias, Euskadi, Melilla y La Rioja ejecutaron los fondos recibidos desde el ministerio para este fin.

600 personas siguen desaparecidas en La Rioja

En La Rioja no hubo guerra pero fue una de las zonas de España en la que más opositores y sindicalistas murieron. En La Barranca yacen más de 400 personas, prácticamente las mismas que en el cementerio civil de Logroño en el que descansan los represaliados. “Entre estos dos lugares tenemos a más de 800 personas que no se pensó en exhumar; algunos fueron enterrados y otros fueron al osario”, explica Jesús Vicente Aguirre, miembro de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Democrática La Barranca, “además, entre los exhumados entre los años 79 y 80 y las exhumaciones que se han hecho después del año 2000, hemos encontrado a 400 personas en otros lugares de La Rioja”. Son en total 1.200 cuerpos. Los datos indican que todavía sigue habiendo unas 600 personas desaparecidas en esta comunidad. 

En toda la comunidad hay actualmente 39 fosas localizadas; 14 de ellas han sido exhumadas, 18 no están conservadas y siete están señalizadas. “A día de hoy no hay nuevos proyectos de exhumación porque aunque haya comentarios o algunos datos, no hay certezas suficientes para iniciarlas”, explica Jesús Vicente Aguirre, “aquí nunca se ha negado una exhumación porque cuando se ha necesitado, se ha hecho incluso con dinero de los propios familiares o de las asociaciones”. En los últimos años se han hecho algunas en Corera, Briones o la zona de Moncalvillo sin resultados. Aun así, también desde La Barranca consideran que si se compara la actuación del Gobierno de La Rioja con la de otros gobiernos queda claro que “la voluntad para hacer algo es muy lenta e incluso inexistente más allá de mantener el gobierno con la asociación”, según señala Chuchi Cámara, uno de sus miembros. Desde el Gobierno de La Rioja sin embargo aseguran que la asociación Aranzadi sí ha solicitado permiso para abordar dos exhumaciones en Corera y Rincón de Olivedo y no se ha puesto ningún problema. “Es un tema delicado porque se necesitan datos concretos pero nosotros estamos totalmente abiertos”, asegura Teijeiro.

Los pocos fondos que llegan se destinan a mantener el Cementerio Civil de La Barranca. Este año se espera reparar los aljibes de agua que tienen fugas pero el hecho de que no se hayan ejecutado los fondos en años anteriores hace que cada vez lleguen menos. Reconocen que en el anterior Gobierno de La Rioja dirigido por Concha Andreu había una “consejería fantasma” dirigida por Podemos en la que no se hizo lo necesario “pero al menos se hablaba y se iniciaban proyectos”. Ahora echan en falta proactividad por parte del Gobierno y, por encima de todo, un interlocutor con el que poder trabajar y recuperar el diálogo necesario para que la memoria no quede en el olvido. “Cada año que pasa perdemos oportunidades porque los familiares vamos muriendo y si no hay voluntad desde las instituciones, lo que nos queda es el olvido”, señalan las familias de los represaliados.

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