Los padres del exalumno del colegio vizcaíno de Gaztelueta que ha denunciado abusos sexuales por parte de un profesor han relatado, durante el juicio por este caso, que, tras las supuestas agresiones, su hijo llegó a estar “como un vegetal, sin relacionarse con nadie”. Asimismo, han defendido que las víctimas de abusos sexuales “tienen derecho a contar las cosas en el plazo de sus capacidades” porque “les cuesta mucho”.
La Audiencia de Bizkaia ha acogido este viernes la segunda sesión de este juicio por presuntos abusos cometidos durante los cursos 2008-2009 y 2009-2010, cuando el exalumno contaba con doce y trece años de edad, por parte del que entonces era su profesor y preceptor, el riojano J.M. M.S.
El acusado se enfrenta a una petición de pena por parte del Ministerio Fiscal de tres años de prisión, así como una indemnización de 40.000 euros para la víctima, que tiene ahora 22 años. Por su parte, la acusación particular solicita diez años de cárcel y prohibición de acercamiento. La defensa pide la absolución.
Después de que en la primera jornada el joven relatara diversos episodios de abusos y el acusado asegurara que las acusaciones son “absolutamente falsas”, en esta segunda jornada han prestado declaración los padres del chico, que han relatado que su hijo abandonó Gaztelueta al finalizar el curso 2009-10 y comenzó el nuevo curso en otro centro “normal”, si bien posteriormente desarrolló “verdadera fobia” a ir a clase.
Finalmente, en mayo de 2011, lograron que su hijo les contara por primera vez que estaba sufriendo amenazas a través de las redes sociales por parte de excompañeros y “alguna” en la parada de autobús, que compartían el nuevo centro y Gaztelueta. Posteriormente, “poco a poco”, les fue contando que había sufrido acoso y abusos por parte de un profesor en los dos cursos anteriores, ha relatado la madre.
No obstante, ha precisado que su hijo no les llegó a contar los episodios más graves que sí han sido denunciados durante el juicio. “Le costaba mucho hablar (...) Mi interés nunca ha sido que me los cuente a mí, sino que sacara lo que tenía dentro para empezar a recuperarse. Nos daba lo mismo que lo contara al médico, al psiquiatra y, si no quería que supiéramos algo porque le daba vergüenza, le hemos respetado porque lo más importante es que mi hijo se recuperase”, ha añadido.
En la misma línea, se ha pronunciado el padre al ser preguntado por el fiscal por el hecho de que inicialmente no fueran denunciados ante la Fiscalía de Menores esos episodios. “Mi hijo no se sienta en una silla un día y cuenta todo el relato de una tacada porque a las víctimas de abusos sexuales, máxime cuando son menores de edad, estas cosas les cuesta mucho trabajo contarlas y tienen derecho como víctimas a contarlas en el plazo de sus capacidades. Hay que darle el respeto debido”.
Investigación del colegio
También han comparecido este viernes los entonces director y subdirector del colegio, que han explicado que, una vez la familia les comunicó lo que supuestamente había sucedido, iniciaron una investigación que concluyó que no se encontraba “ninguna prueba que acreditara que las acusaciones fueran ciertas”.
Asimismo, el entonces subdirector ha indicado que no habían recibido “nunca” ninguna queja sobre este profesor, que negó ante la dirección las acusaciones y se quedó “muy sorprendido”.
Tanto el director como el subdirector han explicado que el despacho del acusado, donde supuestamente se habían producido los abusos, era un lugar de “mucho tránsito” porque albergaba también el teléfono para llamar a las familias, el botiquín y la llave de la biblioteca, además de encontrarse junto a unas aulas. También, han indicado que existía una llave común para todos los despachos del centro.
“Es un sitio que, puestos a hacer eso, es imposible hacerlo, por la falta de discreción”, ha afirmado el subdirector. Por otro lado, los entonces responsables de la dirección del centro han indicado, en la investigación realizada, no se vio “nada anómalo” en los resúmenes de las preceptuaciones realizadas.