Con una única interpretación de la obra 'Estado de Sitio', del compositor Dror Feiler, los músicos de la Sinfónica de Baviera experimentaron pitidos en el oído y dolor de cabeza. Diversas pruebas han demostrado que el nivel medio de decibelios del conjunto musical durante la interpretación era de 97,4. Es el nivel de ruido que emite una taladradora de obra, y está justo por debajo del umbral máximo permitido por la Unión Europea en el lugar de trabajo.
No se pudieron aplicar, por motivos musicales, medidas preventivas como tocar con mayor suavidad o emplear auriculares para amortiguar el ruido. En consecuencia, el gerente de la orquesta, Trygve Nordwall, decidió retirar la obra de su repertorio y no volver a tocarla más. “No tuve otra opción, no es una decisión artística, la hemos tomado para proteger a los músicos”, declaró.
La cancelación es, hasta el momento, la consecuencia más drástica de la nueva ley, que exige a los empresarios europeos limitar la exposición de los trabajadores a niveles de ruidos dañinos para la salud. La norma ha entrado en vigor en el sector del entretenimiento este mismo mes.
No obstante, en toda Europa, se está pidiendo a los músicos que lleven dispositivos para amortiguar el ruido y mantenerse, siempre que sea posible, detrás de mamparas que les aíslen de los ruidos más potentes. Las compañías están alterando sus repertorios y los directores están empezando a reconsiderar la definición del término musical 'fortissimo'.
Alan Garner, oboe de la Royal Opera House (Reino Unido) y representante del comité de los músicos, ha informado de que él y sus colegas han recibido instrucciones de llevar auriculares para atenuar el ruido durante los ensayos y representaciones de tres horas de duración o más. “Es como decirle a un piloto de carreras que tiene que llevar una venda”, ha declarado.