Las dificultades económicas separan muchas parejas pero, paradójicamente, quienes quieren divorciarse en plena crisis lo tienen peor, porque el divorcio se paga.
La Academia Española de Abogados Matrimonialistas (AAML, por sus siglas en inglés) asegura que más de la mitad de los profesionales incluidos en su último sondeo (1.600 personas) habían tenido que retirar solicitudes de divorcio por efecto de la recesión económica.
En total, el 57 por ciento de los abogados habían observado un descenso en los procesos de divorcio desde finales de 2008.
“El actual clima económico hace que muchas personas esperen a que amaine el temporal antes de divorciarse”, aclara Gary Nickelson, presidete de la AAML.