En medio de una de las mayores crisis económicas de la historia, Obama advierte de que el tiempo de reflexión previa a la aprobación de la reforma sanitaria del país, ha terminado.
Las medidas que el presidente de los Estados Unidos pretende llevar a cabo lo más pronto posible, supondrán una inversión inicial de 2,5 billones de dólares y acercarán los servicios sanitario a unos 46 millones de habitantes que actualmente no pueden costearse un seguro médico.
El Congreso estadounidense ha sido el último escenario en el que el presidente ha recordado la necesidad de sacar adelante su ambicioso programa sanitario y ha asegurado que aunque no es el primer mandatario en proponer una reforma, está “decidido” a ser el último. “Nadie irá a la bancarrota por ponerse enfermo”, señaló ante los congresistas.
Una medida muy criticada
El debate y la oposición respecto a esta medida no se ha quedado sólo en el Partido Republicano. Obama se ha visto obligado a enfrentarse también a los críticos de su propio partido.
Sin embargo durante su discurso, recalcó que los diputados “están cada vez más cerca de aprobar una de las reformas más importantes nunca vista” y enumeró una serie de propuestas que beneficiarán tanto a aquellos que tienen seguro como a los que no, dejando claro que tan pronto como firme el proyecto, las compañías de seguros tendrán prohibido por ley retirar la asistencia médica a quienes no puedan costearla.
Obama ha sido duramente criticado por centrar su política de los últimos meses en la aprobación de su programa y con su insistencia podría provocar una división en el seno de su partido sobre cómo poner en marcha una iniciativa que requiere una gran inversión económica.
Dado que los demócratas cuentan con la mayoría necesaria en el Congreso, su propuesta podría salir adelante si sus diputados votan en bloque. No obstante, el objetivo del mandatario es conseguir el respaldo de los republicanos, aunque la Casa Blanca ha manifestado su intención de preparar un plan alternativo si no cuenta con el apoyo del bando contrario.
“No voy a perder mi tiempo con aquellos que piensan que es mejor dar el plan por terminado antes que mejorarlo”, dijo al respecto durante la sesión y agregó que el tiempo de disputas ha terminado. “Ahora es el momento de pasar a la acción”. “Ahora es cuando debemos poner en común las mejores ideas de los dos partidos y demostrar a los americanos que podemos hacer lo que se nos ha encomendado hacer”, afirmó.
La reforma
La reforma de la sanidad estadounidense, convertida en la prioridad nacional de Obama, implicaría el recorte de costes y la expansión de la cobertura a unos 46 millones de habitantes que no cuentan con cobertura médica actualmente.
Mientras el gasto y el déficit del Gobierno ascienden debido a la necesidad de afrontar la peor crisis económica desde la Gran Depresión y las guerras en Afganistán e Irak, los críticos de la propuesta consideran que el coste de la reforma es demasiado elevado.