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Remontada en La Catedral para ser segundo

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Estaba perdido o casi. Se necesitaba una proeza para levantar un 29-23 con sólo 9 minutos por delante. Sin embargo, este Naturhouse, a tumba abierta, cree en sí mismo, sacó a relucir su orgullo y acertó jugando en superioridad en ataque ante un Helvetia Anaitasuna que fue cediendo, que no se lo podía imaginar y que cuando quiso reaccionar ya era prácticamente imposible poder sumar ante un rival crecido que siempre fue a remolque y en el que Kappelin desbarató las dos opciones de los navarrros para empatar en el último minuto.

El 31-32 deja a las claras que los riojanos tiene fe en lo que hacen, podrán salir mejor o peor las cosas, pero ahí está, asomando la cabeza y siguiendo la estela del imparable Barcelona, que este miércoles sumó victoria número 101 al superar, con dificultades (26-25) a Ademar León. Ahora toca jugar en Europa, este sábado en el Palacio ante el Elverum. Otra oportunidad para seguir consolidándose como líderes de su grupo. Claro que a lo mejor hay que volver a ser regulares y a no tener que estar con el agua al cuello para ofrecer una gran versión y tener que remontar.

COMIENZO TREPIDANTE

La Catedral impone. La afición local empuja y su equipo lo sabe. La presión que se ejerce sobre el adversario es grande, que se lo digan la temporada pasada a los riojanos durante la semifinal de la Copa del Rey. Con la lección, en teoría aprendida, el Naturhouse, después de 10 días sin choques de por medio -un mundo dados los dos últimos meses vividos por los franjivinos- buscaba encontrar su ritmo. Le costó hallarlo porque el Helvetia Anaitasuna buscó imprimir mucha velocidad a sus acciones, meter a su oponente en una vorágine de idas y vueltas, que el duelo se volviera muy físico.

Aginagalde cumplía su partido 500 con la elástica franjivina, pero no tuvo la tarde. Sin paradas, Kappelin le relevaba tras el 5-3 después de cinco minutos largos con mucho acierto anotador. Dos tantos de Langaro, los únicos que hizo en todo el partido, unido a una sucesión de pérdidas en ambos conjuntos, un par de paradas del meta sueco y otro gol de Luisfe permitían a los riojanos dar la vuelta al marcador, 6-7. A partir de ese momento, el equilibrio reinó en la pista. Dos equipos sin especular que intentaban ser mejor que su adversario, con nobleza y buenos ratos de balonmano.

Los empates continuaban hasta el 9-9, minuto 20, tras una fase en la que las defensas estaban más atinadas que los ataque gracias, en parte, a las intervenciones de Kappelin y Sergey. Pero cuando el duelo se enturbió, el cuadro local sacó tajada para escaparse 11-9 y 13-10. Chocarro, con tres tantos, y Etxeberria, en el único contragolpe positivo del duelo -ya es una noticia que los riojanos no marcaran ningún tanto en este tipo de lances, lo cual dice mucho de las dificultades que encontraron para poder robar balones y exprimir su velocidad- obligaban a los franjivinos. Pese a que Ángel Fernández, máximo anotador de la contienda con 9 tantos, redujo al 15-14, en el último suspiro Exteberria dejaba el 16-14 al descanso.

LA DIFERENCIA, EN AUMENTO

Los navarros, aplicados, no bajaron ni un ápice y con un parcial de 2-0 en la reanudación cogieron una ventaja importante, 18-14. Menos mal que la exclusión de Bazán permitió a los visitantes reducir distancias o al menos evitar que los locales no siguieron con esa viveza anotadora. Rocas, con dos goles seguidos, dejaba a los suyos algo más cerca, 19-17 y 20-18 (minuto 38). Sin embargo, Helvetia Anaitasuna, pese a la lesión de su portero Sergey y que Nordlander no estaba muy fino, supo sacar del sitio a los logroñeses, con dificultades en la circulación. Oswaldo, Aguirrezabalaga y Mota complicaban a un Naturhouse sin respuesta que se encontraba tocado a 9 minutos del final con un 29-23 en contra.

Jota González ordenó una defensa más presionante con avanzado, mientras que en ataque apostó por la superioridad numérica, con el riesgo que supone si había pérdida. Con Cacheda y Ángel Fernández asumiendo responsabilidades para reducir la sangría en poco más de dos minutos, 29-26, y darle continuidad tras el empate logrado por Sanad a cuatro minutos de la conclusión, 29-29. Rocas daba la voltereta, 30-31 con tres minutos por delante y la pasaba la papeleta a los anfitriones, que no podían creer lo que estaba ocurriendo en la pista. A Vigo no le temblaba el pulso para marcar el 31-32 con 67 segundos por jugar.

La siguiente defensa iba a ser clave. Anaitasuna buscó un ataque más o menos rápido y Kappelin respondía con destreza aunque todavía restaban 45 segundos y la pelota era, otra vez, para los navarros. Ahora los de Juanto Apezetxea se la jugaron a un lanzamiento. Máxima tensión en ambos bandos, unos por encontrar el hueco y otros por evitar ese tiro o al menos incomodarlo. La pelota le llegó a Bazán y Kappelin evitó el empate en la última bala de los navarros. La decepción local, por perder un partido que tenía ganado, era máxima. Todo lo contrario que el Naturhosue, que sale reforzado por lograr una remontada casi imposible.

FICHA TÉCNICA

Helvetia Anaitasuna: Sergey (p), Gastón, Garza, Bazán (2), Mota (5), Barricart y Oswaldo (6, 2p), siete inicial, Del Valle (1), Etxeberria (2), Nadoveza (3), Chocarro (3), Ugarte (3), Nordlander (p), Aguirrezabalaga (6), Balenziaga y Goñi,

Naturhouse La Rioja: Aginagalde (p), Rocas (5, 1p), Luisfe (4), Vigo (2), Garabaya (1), Molina, Langaro (2), Ángel Fernández (9), siete inicial, Cacheda (5), Garciandia (1), Peciña, Kappelin (p), Sanad (1) y Miguel Sánchez-Migallón (2)

Parciales: 4-3, 7-7, 8-7, 9-8, 12-10, 16-14 (descanso); 19-16, 21-19, 24-21, 28-22, 29-27 y 31-32 (final).

Árbitros: Carlos Javier Gude Prego y Juan José Gude Prego. Excluyeron con dos minutos a los locales Garza (min. 15), Del Valle (min. 24) y Bazán (min. 32) y a los visitantes Miguel Sánchez-Migallón (min. 37), Garciandia (min. 49) y Ángel Fernández (min. 54).