El sindicato de Enfermería Satse alerta de que los centros sanitarios cerrarán este verano unas 11.000 camas, el 10 por ciento de todas las disponibles en los hospitales del Sistema Nacional de Salud (SNS), como consecuencia de los recortes “estivales”, que también supondrán menos servicios y profesionales para atender a los ciudadanos. En el caso de La Rioja, las plazas afectadas serían cerca de 50.
Este cierre conllevará un aumento de las listas de espera, tanto médicas como quirúrgicas, más altas de forma precipitada y el “amontonamiento” de pacientes en Urgencias, según ha estimado el sindicato.
Asimismo, también aumentará el índice de enfermos desplazados que no son atendidos en la unidad correspondiente a su patología, y que, por tanto, son vistos por profesionales no especializados, ha apuntado.
Por comunidades, Satse calcula que el mayor cierre se producirá en Andalucía, con unas 2.600 camas, seguida de Madrid (1.700), Galicia (1.200), Comunidad Valenciana y País Vasco (ambas unas 1.000), Castilla y León (casi 800), Cataluña (más de 600), Asturias, Castilla-La Mancha y Aragón (400), Canarias, Extremadura y Murcia (200), Navarra (más de 130), Baleares (más de 120), Cantabria (65) y La Rioja (cerca de 50).
Además del cierre de camas, los centros hospitalarios cuentan con un menor número de profesionales al no sustituirse convenientemente a las personas que se van de vacaciones, en opinión de Satse. La situación varía, según las comunidades autónomas, pero los porcentajes de contratación de suplencias en Enfermería van desde el 30 al 75 por ciento.
“Si las plantillas ya están bajo mínimos, la escasez de sustituciones durante el verano hace mucho más difícil la atención sanitaria a los ciudadanos, que si sale adelante es por el esfuerzo de los profesionales”, han apuntado desde Satse.
Aunque durante en el verano se reduce la actividad quirúrgica y la presión asistencial, esta disminución “no es ni mucho menos proporcional a la eliminación de los recursos y servicios que se establecen desde las administraciones”, según el sindicato, que lo atribuye “únicamente al deseo de los gestores de ahorrarse dinero sin preocuparse por la calidad asistencial”.