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Un mal de juventud

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La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa son los dos trastornos que más suelen asociarse a la inflamación intestinal crónica, cuyos síntomas más definitorios son la diarrea y el dolor abdominal recurrente. “Ambas patologías afectan especialmente a la gente joven, pudiendo limitar su calidad de vida de manera importante”, ha apuntado el doctor Joaquín Hinojosa, de la Sección de Aparato Digestivo del Hospital de Sagunto (Valencia), en la reunión de consenso Utilización de los corticoides en la enfermedad inflamatoria intestinal, celebrada recientemente en Valencia. Aunque no hay estudios que certifiquen la incidencia de estas dos enfermedades a nivel nacional, sí que se han realizado una serie de investigaciones locales, como la de la región de Sagunto, donde la incidencia de colitis ulcerosa se sitúa en 7,5 casos por cada 100.000 habitantes al año, y la de enfermedad de Crohn, en 5. “En los últimos años, estamos observando una tendencia a la estabilización en la prevalencia de la primera, mientras que la segunda patología parece ir en aumento”, señala Hinojosa.

En este contexto, también se ha observado que la enfermedad inflamatoria intestinal está aumentando su incidencia especialmente entre la población infantil de 0 a 15 años. Asimismo, se ha comprobado un aumento relativo de la primera y la presencia frecuente de antecedentes familiares.

El uso de corticoides de liberación local (aquellos que actúan únicamente sobre la mucosa intestinal inflamada) constituye el tratamiento de elección para estos trastornos, puesto que los efectos secundarios son menores que los asociados a la utilización corticoides sistémicos (su acción va más allá de las células de la zona afectada). A este respecto, “Entocord (budesonida) es el fármaco de elección para el tratamiento del brote leve o moderado bajo de la enfermedad de Crohn ileal, careciendo de efecto en otras localizaciones”, concluye el especialista.