*Fotografía de portada: Sergio Espinosa. JPEG
Agua para hacer frente al calor y palabras de ánimo para lograr alcanzar el destino. A las 19:30 de la tarde de este sábado partieron, desde la plaza del Ayuntamiento de Logroño, 407 peregrinos y peregrinas hacia el Monasterio de Valvanera en una nueva edición de Valvanera Camina. Por delante, 63 kilómetros y un calor que vencer - en la salida se registraron cerca de 35 grados y fue menguando a partir de las 22:00, como ha descrito Mario San Juan, coordinador técnico.
“Se consumió mucha más agua que de costumbre, la primera parte de la noche fue tremenda en consumo de agua, luego ya se fue moderando”. Bebidas isotónicas, refrescos, hidratos a base de cereales o frutas fueron las armas de los puestos de avituallamiento de los diferentes pueblos para hacer frente el calor. Fundamental fue, eso sí, los gestos de apoyo y el empuje que se dan entre participantes. “Hubo una pareja que comenzó y acabó de la mano, es un detalle bonito”, ejemplifica San Juan. En el recuerdo de esta edición queda también, como describe, la imagen de un niño de 10 años animando, al grito de ¡Vamos, papá! en Anguiano, aunque su cara reflejaba, igualmente, cansancio. “Hay mucho compañerismo, mucho apoyo, entre la gente y por parte de los pueblos, eso es lo que te lleva”, asegura. “Es una suerte poderlo vivir”.
Las personas más rápidas en alcanzar el monasterio de la patrona lo han hecho cerca de las 4:00 de la madrugada. Mientras que el grueso de participantes ha llegado a la meta en torno a las 6 y 8 de la mañana. Como ha señalado el coordinador técnico, se decidió, para esta edición, adelantar la hora de comienzo, para poder disfrutar de más horas de luz. “De esta manera llegamos a Navarrete con el pueblo volcado, con fiesta, música en la calle, la gente aplaudiendo... era de día, pudimos hacer fotografías, es una fiesta más popular”, agradece. A falta de cotejar datos, los compañeros de la organización calculan que han llegado 288 a su destino.
De esta manera, Valvanera ha dado la bienvenida a sus peregrinos y peregrinas con una imponente estampa con un cielo amaneciendo. “Todos sus bosques al amanecer son impresionantes, ha sido una experiencia muy buena”. “Miras a los que vas andando y ves un esfuerzo tan grande...”, pone en valor. “Psicológico y físico, hasta gente que va muy preparada llega porque se ha propuesto llegar, es una mezcla de pundonor, de compromiso, de decir 'voy a llegar, lo voy a hacer'”. La etapa más dura, este coordinador la tiene clara: el final. “Esas subidas tremendas... cuando menos fuerzas llevas, es la sorpresa que se deja para el final”.
Durante la noche y madrugada las asistencias médicas se han centrado en la cura de ampollas y pies doloridos y un desvanecimiento, rapidamente atendido y que no pasó a mayores, de un hombre, de en torno a 73 años, en Tricio.
Entre los más jóvenes que han llegado al Monasterio de Valvanera, se encuentra un grupo scout que ronda los 14 y 15 años. “Los jóvenes lo cogen con ganas, es una aventura distinta”, cuenta sobre esta tradición que se mantiene muy viva. “Les ves tan contentos que se te queda marcado y recuerdas que lo has hecho alguna vez en tu vida”. De hecho, como asegura, mucha gente repite. “Engancha, cuando terminas dices que no lo vas a volver a hacer en tu vida, pero engancha”. Y es que, estos 63 kilómetros, la marcha popular nocturna más larga de España, esta fuertemente arraigados a las familias riojanas. “Es una cosa muy nuestra, muy de La Rioja, realmente es muy popular, está metida en todas las familias de alguna manera”. Los motivos que la siguen manteniendo en auge son variados: desde religiosos, hasta deportivos, pasando por culturales.