El Pleno del Congreso ha dado vía libre a la conocida como Ley de Memoria Histórica con la aprobación del dictamen surgido de la Comisión Constitucional. Un año después de iniciar su tramitación, el texto, será remitido ahora al Senado, donde si no sufre modificaciones quedará definitivamente aprobado. Si en la Cámara Alta se introduce alguna enmienda, la ley tendría que volver a pasar por el Congreso.
Tal y como sucedió con la votación en comisión, la norma salió adelante con el voto dividido de los grupos a lo largo de los distintos capítulos. El grueso recibió el apoyo de PSOE, IU-ICV, CiU, PNV, BNG, CC, CHA y Na Bai, aunque algunas minorías se descolgaron en artículos determinados, sobre todo en lo relativo al Archivo de Salamanca. En el otro lado, ERC plasmó su rechazo negándose a apoyar un solo artículo, mientras que el PP dio su visto bueno a los artículos relativos a aumentar indemnizaciones ya reconocidas.
Además, en la sesión, salió adelante una enmienda pactada entre PSOE, CiU, PNV y CC que abre la vía para que la retirada de símbolos franquistas y la posible anulación de subvenciones a quien no se preste a ello no se aplique a las iglesias. En concreto se introdujo una tercera excepción a la retirada de símbolos. Si antes se eximía de cumplimiento por motivos “artísticos” y “arquitectónicos”, ahora introducen también “razones artístico-religiosas”, lo que toca de lleno a las iglesias.
En las tribunas del hemiciclo y otras dependencias del Congreso siguieron el debate algunos de los protagonistas de lucha contra el franquismo -como Santiago Carrillo, el líder del PCE en la Transición-, un numeroso grupos de presos de la dictadura y representantes de los colectivos dedicados a la recuperación de la memoria.