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Cifuentes, contra las cuerdas: la fiscalía investiga su máster después de que una profesora tumbase su coartada

Cristina Cifuentes en la toma de posesión del nuevo rector, Javier Ramos, en la URJC, donde ha obtenido su máster

Sofía Pérez Mendoza / José Precedo

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, está acorralada. Su única coartada, el acta de defensa que presentó como prueba de haber hecho el trabajo fin de máster, se desmoronó este jueves después de que la Universidad Rey Juan Carlos enviase su investigación interna a la Fiscalía. Lo hizo tras recabar un solo testimonio. La profesora que aparecía en el documento como presidenta del tribunal que evaluó el supuesto trabajo, Alicia López de los Mozos, ha declarado ante la inspección que dicho tribunal no se celebró y que su firma fue falsificada. La dirección de la Universidad no esperó a escuchar a nadie más para hallar “indicios de delito” y judicializar el caso.

El supuesto director del máster, Enrique Álvarez Conde, cuya declaración estaba prevista para este viernes, ya no hablará ante la universidad puesto que la investigación se ha suspendido a la espera de lo que suceda en los juzgados. Las otras dos profesoras -Clara Souto y Cecilia Rosado- firmantes del acta falsificada y exhibida por Cifuentes como prueba en un vídeo que emitió en Periscope para defenderse el pasado 21 de marzo, ni siquiera se han presentado ante la inspección aludiendo una baja “por depresión”.

La declaración de la profesora López de los Mozos y el silencio de las demás quiebra la única línea de defensa de la presidenta de la Comunidad de Madrid, que todavía este jueves aseguró que su defensa del trabajo se celebró el 2 de julio de 2012 en el campus de Vicálvaro y “duró poco”. Aunque en esa rueda de prensa, la primera en catorce días desde que estalló la crisis, ya no enseñó el acta que según desveló elconfidencial.com fue fabricada ad hoc tras destapar eldiario.es las irregularidades de su máster.

Pese a que las evidencias asfixian a Cifuentes y los argumentos que ha ido esgrimiendo en las últimas semanas se han ido desbaratando, la presidenta ha decidido aferrarse a su sillón. Tras conocer el traslado a la Fiscalía, se apresuró a calificar como “buena noticia” que se investigue“ e incluso presumió de ser ”la primera“ que puso el asunto ”en manos de los tribunales“. Se refiere a las dos querellas que ha presentado contra los periodistas de eldiario.es por las informaciones publicadas. Tras esgrimir hace dos semanas como prueba irrefutable el acta falsificada y acusar a este diario de poner en duda la credibilidad de los profesores, ahora afirma que ”no corresponde a ningún alumno determinar qué personas componen los tribunales“.

Es el último argumento que ha sumado a su defensa. Los anteriores son conocidos: que no pisó las clases porque obtuvo una dispensa de los profesores por estar trabajando, que tampoco se examinó junto a ellos, que el trabajo de fin de máster no aparece porque tiene cajas de mudanza en casa, que si una funcionaria amiga cambió las notas de no presentado a notable fue por un error de transcripción... Que pese a todo lo anterior, ella recibió el tratamiento de una alumna más en la universidad.

Semejante relato debió chocar con lo que contó la primera profesora que compareció en la investigación interna. Tanto, que quien indagará a partir de ahora será la Fiscalía de Móstoles que suma el expediente de la universidad a otra denuncia presentada por una asociación de alumnos por falsedad documental, un delito que el Código Penal castiga con entre tres y seis años de cárcel.

Cifuentes trató de hacer ver ayer que seguirá adelante por mucho que el asunto de su máster sea ahora objeto de unas diligencias penales. En su partido no las tienen todas consigo. Fuentes del PP aseguran que la crisis “no está superada”. “Queda la investigación de la universidad”, decían antes de conocerse que el asunto llegaba a la Fiscalía.

La investigación abierta por el Ministerio Público se abrió justo el día en que Cifuentes y su núcleo de confianza trataban de pasar página, tras el trago del miércoles primero en la Asamblea y luego en rueda de prensa. Antes de conocer el testimonio de la profesora la presidenta y su equipo intentaban aparentar normalidad, mandar señales de que la tormenta había pasado.

Fuentes del grupo advertían que Cifuentes se “liberó ayer”, que “estuvo sólida” en el parlamento regional. El jueves había llegado a la Asamblea con la sonrisa puesta. Hasta se paró a atender a los periodistas en una ocasión que aprovechó para asegurar que está “tranquilísima” y dar todo por aclarado. La imagen contrastaba con las carreras al despacho vividas en el mismo espacio en las semanas previas.

La estrategia de Cifuentes en los últimos días pasaba por trasladar cualquier responsabilidad hacia fuera porque, según declaraba, son “cuestiones que tienen que ver con el funcionamiento de la universidad”. Pero la universidad se ha sacudido el problema y ha puesto el asunto en manos de la Justicia. La operación de sálvese quien pueda está en marcha: Cifuentes se juega la carrera política, pero los funcionarios de la universidad y las profesoras se arriesgan a ser condenadas por un delito penado con hasta seis años de cárcel e inhabilitación de 24 a 72 meses.

Si, ante tales circunstancias adversas, Cifuentes aún puede refugiarse en el despacho de la Puerta del Sol es, además de por la dificultad del recambio en un páramo como es el PP de Madrid, por la postura de Ciudadanos, que se resiste a derrocarla y gana tiempo para desgastarla en plazos hasta el combate final: las elecciones de 2019.

El partido de Albert Rivera que ha hecho un diagnóstico muy duro del comportamiento de la presidenta madrileña se ha limitado a anunciar una comisión de investigación “rápida” que tiene serias dificultades para echar andar siquiera antes de verano, en este periodo de sesiones, por la acumulación de iniciativas presentadas en la Asamblea.

De Ciudadanos dependerá el éxito o el fracaso de la moción de censura presentada por el PSOE y apoyada por Podemos, que llegará mucho antes que la hipotética investigación parlamentaria. Los socialistas creen que Ciudadanos quiere hacer “caja de votos” manteniendo a Cifuentes y por eso algunos contemplan la moción como el modo de forzarles a retratarse.

El portavoz del grupo, Ángel Gabilondo, ya anticipaba este miércoles que con la comparecencia no se ponía “un punto y final” al caso.

Sin apoyos fuera de su partido, a Cifuentes se le está agotando también el crédito en el PP. Nadie salió este jueves a defenderla públicamente y puertas adentro, en Génova 13 cunde la sensación de que lo tendrá difícil para salir de esta.

La dirigente madrileña vive horas imposibles y de momento ha optado por resistir pero la imagen de quien se presentó como la regeneración del partido, tras años de corruptelas en su partido, parece agotada. De Ciudadanos y de la presión que ejerza su propio partido depende su supervivencia.

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