Un año del 4-M de Ayuso: control de Telemadrid y bloqueo a la oposición para tapar las sombras de la comisión de su hermano

“Madrid ha mejorado enormemente conmigo este año gracias a que los ciudadanos hace hoy doce meses eligieron entre comunismo o libertad”. Las palabras son de Isabel Díaz Ayuso este jueves en el Pleno de la Asamblea de Madrid. Se cumple un año desde las elecciones en las que la presidenta de la Comunidad de Madrid logró su mejor resultado en las urnas tras haber cosechado dos años antes el peor resultado de la historia del PP en la región. Y esta semana no iba a desaprovechar la oportunidad de celebrarlo por todo lo alto. Una fecha que Ayuso ha convertido en un hito alrededor de su figura.

Por eso tampoco es casualidad que los actos de la campaña para presidir el PP de Madrid en un congreso regional al que se presenta en solitario hayan coincidido con el aniversario de su holgada victoria el 4 de mayo, cuando logró deshacerse de su hasta entonces socio de coalición, Ciudadanos, y sumar más diputados que las tres formaciones de izquierdas. Según Ayuso, “uno de los los resultados más importantes de la historia del PP”. Nada menos, para un partido que ha sumado mayorías absolutas en Madrid en las últimas dos décadas. 

La épica nunca ha faltado en el discurso de la dirigente madrileña desde que gobierna. Si el hospital improvisado de Ifema “asombró al mundo” en la región con más exceso de mortalidad de toda Europa, el hospital Enfermera Isabel Zendal se ha convertido en el “mejor hospital de pandemias construido al lado de un aeropuerto”, a pesar de que costó el triple de lo presupuestado –pasó de 51 millones a más de 170–, no tiene quirófanos y a día de hoy cuenta con cero pacientes Covid en su interior. Los que se siguen atendiendo se hacen desde el resto de hospitales públicos de la red madrileña. Todo, mientras Ayuso despedía a 6.000 sanitarios con contratos COVID el pasado marzo y se enfrenta la próxima semana a una huelga indefinida de médicos especialistas que arrastran durante años contratos temporales y que suponen más de la mitad de la plantilla del Servicio Madrileño de Salud.

Si el Zendal fue el balance de gestión con el que Ayuso decidió a adelantar las elecciones, sumado a una política basada en mantener los bares abiertos para “salvar la economía” durante la pandemia, superado lo peor de la crisis sanitaria el marcador de este año tras los comicios del 4 de mayo se traduce en una gestión basada en el control de Telemadrid, la rebaja de impuestos que promete seguir profundizando, y un control de la Asamblea de Madrid que merma la labor de la oposición.

La gran mayoría de las leyes que el Gobierno de la Comunidad de Madrid ha tramitado, se han presentado por la vía de urgencia, impidiendo que las formaciones de izquierdas presenten enmiendas y se debatan en comisión. Tampoco en los presupuestos, los primeros que Ayuso lograba aprobar en tres años, el Gobierno aceptó ninguna propuesta de las formaciones progresistas después de que en el acuerdo alcanzado con Vox se incluyera una cláusula para tumbar cualquier iniciativa de Más Madrid, PSOE y Unidas Podemos.

La comisión a Tomás Díaz Ayuso

Pero si algo ha marcado el año de esta efeméride, ha sido el escándalo por el contrato de mascarillas, adelantado por elDiario.es, que su Gobierno adjudicó a dedo durante la pandemia a una empresa propiedad de un amigo de su familia y por la que su hermano, Tomás Díaz Ayuso, cobró una comisión de al menos, 55.850 euros, más IVA. La noticia desató una crisis interna sin precedentes en el PP que concluyó con la salida de la presidencia del partido de Pablo Casado y el aterrizaje del líder gallego Alberto Núñez Feijóo. Ayuso ganaba un pulso que se había desatado meses antes en el seno del partido por sus intenciones de presidir el PP de Madrid. Pero su figura ha quedado tocada y este tema, que ahora investiga la Fiscalía Anticorrupción española y la europea, sigue siendo un quebradero de cabeza para la presidenta madrileña.

La oposición en la Asamblea de Madrid, representada por PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos, se ha encontrado sin embargo con un bloqueo constante para poder investigar todo lo relacionado con el contrato a dedo de 1,5 millones de euros en mascarillas. Todas las iniciativas que han presentado las formaciones de izquierdas en la Cámara de Vallecas se han tumbado desde la Mesa en la que el PP tiene la mayoría con capacidad de bloqueo al ostentar cuatro puestos de siete. Esta posición también ha contado con la connivencia de Vox, que ha decidido apoyar a Ayuso en esta cuestión.

“Esta legislatura puede resumirse en la palabra comisionista”, dice la la portavoz de Más Madrid, Mónica García, en conversación con esta redacción. “Es la legislatura del tiempo perdido, sobre todo en un gobierno que esté pendiente de los madrileños y de la proyección de futuro, no hay encima de la mesa que haya un solo proyecto que mire al futuro de la Comunidad de Madrid”, defiende la líder de la oposición en Madrid, para la que el resultado del 4 de mayo supuso lograr el sorpaso al PSOE. “No hay nada en el proyecto de Ayuso que no sea bajar impuestos y recortar los servicios públicos que se traduce en la espera en el Metro, en la espera en Atención primaria o la espera para el especialista”, insiste García. Un diagnóstico que comparte la la portavoz de Unidas Podemos, Carolina Alonso, para la que el aniversario del 4M “suma más recortes en los servicios públicos” mientras Madrid “se ha vuelto a situar en el epicentro de la corrupción en España”.

Más listas de espera y menos trenes de Metro

Ayuso presumía el jueves de haber “mejorado” la Comunidad de Madrid, pero a día de hoy la realidad es que las listas de espera para el médico de cabecera, la primera visita del especialista o para una operación no han dejado de aumentar. El Gobierno regional también reconocía hace una semana el recorte del 10% de los trenes de Metro de Madrid en plena crisis por el precio de los carburantes y lo achacaba a la subida de la luz. Ayuso reclama ahora al Gobierno 1.000 millones de euros para pagar esta factura así como la de la llegada de los refugiados ucranianos a los que se les ofrece transporte gratuito, así como acceso a la sanidad y la educación, todos estos servicios gestionados por las comunidades autónomas.

La presidenta de la Comunidad de Madrid hacía esta petición este miércoles en un acto para celebrar su victoria de hace un año mientras volvía a anunciar una nueva rebaja de impuestos que solo beneficiará al 0,16% de la población, según los propios cálculos del Gobierno regional. Se trata la de bonificar aún más el impuesto de donaciones y sucesiones entre hermanos y entre tíos y sobrinos lo que supondrá que la administración autonómica deje de recaudar 30 millones de euros, de nuevo, según sus propios cálculos.

Esta nueva rebaja impositiva que Ayuso quiere aprobar antes de que termine el ejercicio para que sea efectiva durante el próximo año electoral, se suma a otra rebaja de impuestos en el tramo del IRPF aprobada el pasado mes de diciembre y que beneficia a las rentas más altas. Por esta una bajada en los tributos, la Comunidad de Madrid dejará de recaudar anualmente 334 millones que se suman a los que ya había eliminado de su cuenta de resultados por las rebajas anteriores. Solo en el impuesto de Patrimonio del que se libran las 18.000 personas más ricas de Madrid, Madrid deja de recaudar alrededor 1.000 millones de euros al año.

Para cuadrar las cuentas, el Ejecutivo de Díaz Ayuso ha aprobado un presupuesto que recoge un merma de 178 millones de euros para Sanidad respecto a lo ejecutado en 2019, un año previo a la pandemia. Madrid superó en noviembre el millón de pacientes en lista de espera para una primera consulta con el especialista. 90.586 personas esperan una cirugía. La demora para ser operado se ha disparado en Madrid, pasando de las 230 personas que esperaban 180 días –seis meses– para una operación en febrero de 2020 a las más de 17.432 en febrero de 2022, el último mes del que hay registros. Las personas que esperan más de un año para ser operadas también se han multiplicado por diez en poco más de un año. El resumen es que las listas de espera se han disparado un 3.500% desde que comenzó la pandemia. Pero no solo en las cirugías: 553.601 esperan una primera consulta con el especialista. 265.629 esperan más de 90 días.

Vox: un socio “cómodo”

En la nueva legislatura que arrancaba tras los comicios del 4 de mayo, Vox se ha convertido en el socio preferente de Ayuso tras la desaparición de Ciudadanos de la Asamblea de Madrid. “Es un año en el que Ayuso celebra esa acumulación de poder con un partido como Vox mucho más cómodo para ella que Ciudadanos, pero en el que los madrileños no tienen nada que celebrar”. “Ayuso se ha dedicado a su titular del día a día pero nada a mejorar la vida de la gente a través de los servicios públicos”, asegura el portavoz del PSOE en la Asamblea regional y secretario general de los socialistas en Madrid, Juan Lobato, un liderazgo surgido precisamente del batacazo electoral que la formación progresista obtuvo en los comicios del 4M.

Las elecciones otorgaron un indiscutible buen resultado para Ayuso que, para sacar adelante cualquier iniciativa, solo necesita la abstención de la extrema derecha. La formación de Santiago Abascal se ha convertido en un socio fiable para Ayuso y hasta ahora ha apoyado todos sus proyectos con el argumento de que no van a votar nada con la izquierda, un cambio de posición respecto a la legislatura pasada. Por eso, Vox se ha alineado con el PP para impedir cualquier investigación sobre el hermano de la presidenta, ha apoyado las dos reformas legislativas para controlar Telemadrid y hasta retiró hace dos semanas una enmienda a la totalidad a una ley para “blindar la autonomía financiera de la región” que tachó de “inocua” y cortina de humo.

La buena disposición de Vox a todo proyecto del Gobierno regional no ha impedido que Ayuso haya querido tener sus gestos con la formación ultraconservadora de la que llegó a decir es su “socio de coalición”. La presidenta regional presume sin complejos de la relación con los de Abascal a diferencia del resto del partido que aunque sella gobiernos como el de Castilla y León –esta vez sí de coalición– lo hace con la nariz tapada. Ayuso acudió a la toma de posesión de su homólogo Alfonso Fernández-Mañueco, mientras Feijóo evitaba la foto del primer gobierno del PP con la extrema derecha. Esa misma semana, Ayuso trataba de marcar el camino de los pactos posibles al nuevo líder del PP asegurando que con el Gobierno, es decir con el PSOE, no había que pactar. “Si no somos una oposición real al desastre, nos iremos todos por el barranco. Y yo me niego”, insistió.

El control del PP de Madrid

Coincidiendo con el aniversario del 4M, en apenas dos semanas, Ayuso logrará hacerse con el control del PP de Madrid, una ambición que la enfrentó a Pablo Casado hasta ganarle el pulso a pesar de los intentos del entonces presidente del partido por que la presidenta de la Comunidad de Madrid asumiera responsabilidades por el contrato a dedo de su Gobierno en el que su hermano cobró una comisión cuando morían más de 800 personas diarias. De momento, su poder se centrará en el territorial, después de que Feijóo haya diluido su influencia en la nueva dirección del partido.

Pero si alguien creía que, con la caída de Casado y zanjada la polémica por el poder territorial en la Comunidad de Madrid, Ayuso iba a renunciar a seguir marcando la línea del PP y erigiéndose como la alternativa real a Pedro Sánchez, pronto se han despejado las dudas de que la intención de la presidenta madrileña sigue siendo señalar el camino del partido convirtiéndose si es necesario en un verso suelto dentro del partido. “Somos dos estilos diferentes pero complementarios”, aseguraba este miércoles sobre las diferencias de su figura y la de Feijóo.

La líder madrileña lanzaba esta semana otro mensaje interno a los suyos: no contará en el nuevo PP y tampoco en las listas de las elecciones del próximo año con los que “pusieron en duda la honorabilidad” de su Gobierno en la pugna con Casado. Ayuso prometía así que rodarían cabezas pero no daba nombres, aunque las quinielas sobre quiénes son esas personas ya son la comidilla entre los dirigentes del PP madrileño. Una de sus mayores contradicciones que ha repetido esta semana es que no quiere que haya “acumulación de poder”, por lo que no habrá consejeros en la nueva dirección del partido regional. Mientras, la mayor concentración de poder la representará ella misma presidiendo la comunidad y el partido a la vez.

Ayuso está dispuesta a mejorar los resultados del 4-M de cara a los próximos comicios y para ello ya ha avisado de que dará la batalla en el sur de Madrid. Por eso no ha sido casualidad que este miércoles, en el día del aniversario, su acto de campaña más importante, haya bajado hasta Fuenlabrada, feudo socialista. Vox está calando en una parte de ese electorado y ella va a la reconquista.