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Ayuso intenta echar un pulso a Ada Colau por el Mobile Congress y lo pierde

“Parece ser que el futuro ya lo tenemos decidido, ¿nos vamos a Madrid?”, comenzaba de forma irónica esta semana una de sus intervenciones el consejero delegado del Mobile World Congress (MWC), John Hoffman. Y zanjaba un segundo después: “No hay debate, no hay reuniones... no hay nada en ningún sitio del mundo, tampoco en Madrid. Estamos aquí, en Barcelona, hemos estado desde el 2006 y seguiremos aquí en el futuro”. La feria de tecnología móvil más importante del mundo, por tanto, se celebrará los próximos 24 y el 27 de febrero en la ciudad catalana, como viene sucediendo los últimos catorce años.

El debate (y la polémica) la desató la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, una semana antes durante un desayuno informativo, cuando afirmó que la capital estaba preparada “para acoger el Mobile”. “Iremos a por él”, sentenció ante las decenas de invitados de su gobierno y partido y ante la prensa. Ayuso abría así un enfrentamiento con la capital catalana, donde se celebra esta feria mundial de dispositivos conectados desde hace trece años. “Ya hemos ido hablando durante semanas atrás con organizadores”, aseguró y añadió que su Gobierno haría “todo lo que esté en nuestra mano para que venga a Madrid”.

Ayuso enseguida fue desmentida por la organización de la feria tecnológica, una de las más importantes a nivel internacional. “No ha habido ningún debate que incluyera a Madrid ni a cualquier otro lugar del mundo” como alternativa a Barcelona, afirmaba Hoffman durante la rueda de prensa de presentación de la próxima edición que tendrá lugar a finales de febrero.

El anuncio sorprendía a su propio Gobierno, con muchos de sus consejeros presentes en el desayuno que desconocían que la presidenta regional fuera a lanzar semejante órdago al Gobierno de Barcelona, que preside la alcaldesa Ada Colau (En Comú Podem) junto al PSOE. Tampoco lo sabían sus socios de Ciudadanos, pese a que el vicepresidente de este partido era el encargado de presentarla en ese acto.

La alcaldesa de Barcelona fue de las primeras en reaccionar. “Años de trabajo duro y colaboración entre administraciones. Esa es la clave detrás de eventos de éxito como el Mobile World Congress que la señora Ayuso parece desconocer. Tal vez por eso alimenta la confrontación y la polémica. No es el camino”, lamentaba la primera edil. Colau reclamó una disculpa: “La ignorancia es atrevida. Seguro que la señora Ayuso querrá disculparse con la misma celeridad con la que se expresó hace unos días”.

No fue la única. Solo un día después, Begoña Villacís, vicealcaldesa de Madrid (Ciudadanos) intentaba rebajar la tensión y desmentía que la capital estuviera pensando disputarle el evento a Barcelona. “Uno tiene que aparcar sus ideas cuando gobierna y favorecer a la ciudad, y Madrid no quiere competir con Barcelona; el Mobile está en Barcelona y así debe ser. El Ayuntamiento [de Ada Colau] debe mirar por mantenerlo”, afeaba Villacís a la presidenta madrileña con la que gobierna su partido en coalición. “Barcelona ha llevado el Mobile estupendamente hasta ahora”, añadía.

“Otra cosa es si el Mobile se fuese de Barcelona; entonces nosotros concurriríamos con otras ciudades”. “Madrid tiene muchos atributos para poder competir”, pero dejaba claro que la intención en ningún caso “es competir contra Barcelona”, recalcaba la vicealcaldesa madrileña a diferencia del discurso lanzado por Ayuso.

Solo en 2019, 109.000 personas acudieron al evento en la Fira de Barcelona. El Mobile World Congress (MWC) genera la cifra nada desdeñable de más de 400 millones de euros al año a la economía barcelonesa. El mayor evento tecnológico del mundo dispara la ocupación y los precios en los hoteles y, a la vez, congrega a una legión de 13.000 trabajadores temporales, entre empleos directos o indirectos. La batalla siempre han sido los empleos precarios que genera, entre ellos, se cuentan chóferes que hacen jornadas extenuantes y azafatas que pueden pasarse 12 horas sobre tacones de 5 cm.

Las polémica abierta por Ayuso en contra del Gobierno de Barcelona coincide con la línea ideológica dura que quiere marcar la presidenta madrileña, como una manera de reforzar su imagen a nivel estatal. Este martes, Ayuso fichaba a Miguel Ángel Rodríguez, secretario de Estado de Comunicación con José María Aznar, como su jefe de Gabinete pese a la oposición de su socio de Gobierno, Ciudadanos. Un nombramiento con el que pretende afianzar ese perfil: “Le he nombrado porque para mis mensajes, para mi agenda, para mi trabajo, creo que es el que va a hacer el mejor papel en estos momentos”. El blanco de sus ataques: el gobierno de coalición de PSOE y Unidas Podemos.