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Cuatro días para saturar un centro de salud en Madrid

La plantilla de médicos y enfermeros del centro de salud María Auxiliadora, en Tetuán, ha lanzado un grito desesperado a la Consejería de Sanidad. 150 personas han solicitado en solo cuatro días un cambio a este ambulatorio tras el cierre imprevisto de Villaamil, a 15 minutos caminando. Esto supone un aumento del 10% de su población fija, 1.300 personas. El centro no estaba preparado para tal avalancha y no tiene refuerzos.

Sanidad planificó enviar a los 24.000 pacientes de Villaamil a un ambulatorio en otro barrio, al doble de distancia. Pero los vecinos, una gran parte ancianos, están acudiendo a María Auxiliadora como única alternativa plausible ante la dificultad de desplazarse tan lejos. “Nos han dejado vendidas. No podemos asumir este aumento de población al ritmo que llevamos”, lamenta la directora de este centro, Lola Cárdenas, en conversación con elDiario.es.

El desborde se ha consumado en cuatro días. Los administrativos encargados del mostrador en este modesto ambulatorio han hecho tarjetas sanitarias a destajo para los nuevos pacientes. Ya van contabilizados 150, pero la cifra seguirá aumentando. Este centro de salud tiene asignada una población envejecida y conservaba una buena ratio de pacientes por sanitario. Hasta ahora. La directora teme que crezca sin control. Hasta este lunes no les había llegado a los pacientes la notificación oficial del traslado. “Y ahora vienen las vacaciones, somos ocho médicos y en julio y agosto, solo cuatro”, advierte. Además, el centro atiende a los 8.000 chavales de los colegios mayores de Ciudad Universitaria aunque en periodo estival marchan de vacaciones a sus tierras de origen.

En otros ambulatorios del barrio, como el Bustarviejo, asoma el mismo temor. Cristina es una de las pacientes de Vilaamil que ha decidido pedir el traslado a un centro alternativo más cercano. Su médica anda recomendando a la gente mayor que busque alternativas en ambulatorios de Tetuán. “Lo que pasa es que los centros de salud están con miedo de que les venga mucha gente de golpe. Eso me dijeron a mí en Bustarviejo”, explica esta mujer de 61 años en conversación con elDiario.es.

En el caso de María Auxiliadora, la dirección ha propuesto a la desesperada a Sanidad absorber a dos médicos de Villaamil, de manera que la plantilla responda a cómo se ha repartido la demanda. El equipo hizo un primer intento de obtener refuerzos sin resultado a través de una carta. El problema es que este centro es pequeño y necesita una obra para alojar dos consultas extra. La plantilla está dispuesta a asumirla si eso garantiza una atención en mínimas condiciones. La recepción de la Gerencia ha sido buena, según la directora. Mantenerse como están, dicen, es inviable.

Villamil cerró definitivamente el lunes. No forma parte de los 41 centros de salud que Sanidad prevé clausurar este verano por falta de sanitarios y que han provocado concentraciones de protesta en algunos barrios de Madrid. El local, en este caso, arrastraba un historial extenso de problemas en las infraestructuras. El último y más grave fueron las goteras, que hicieron venirse abajo uno de los techos la semana pasada, contó una enfermera a una de sus pacientes. Este incidente habría supuesto el cierre de definitivo. Los profesionales tuvieron que recoger sus cosas para mudarse en cuestión de dos días al ambulatorio Doctor Castroviejo, situado a 30 minutos y en otro barrio (El Pilar). La Consejería de Sanidad informó que el edificio (está en un bajo) no garantizaba las mínimas condiciones de “seguridad” y “salubridad” y relacionaba el problema con unos “okupas” del primer piso.

La población está descontenta por el traslado fuera de Tetuán y los vecinos se ponen en lo peor: que el cierre sea definitivo. Tienen miedo de quedarse sin centro de salud en el barrio. La ubicación actual, seguro, no volverá a usarse. La asociación de vecinos Cuatro Caminos-Tetuán ha convocado una manifestación que terminará en Villaamil el próximo 29 de junio para mostrar su rechazo a la gestión del cierre.

Sanidad asegura que se está buscando una localización “estable”. Dice que la situación es “temporal” aunque no ofrece horizonte temporal para solucionarlo. La comunicación interna augura incluso años. “Mi enfermera me dijo que contaban con quedarse en Doctor Castroviejo hasta que construyeran un centro nuevo”, dice María, paciente y afectada.

Con 31 años, está diagnosticada de diabetes y acude una vez cada tres semanas a por agujas y un sensor de glucosa que monitoriza sus niveles de azúcar en sangre. “Yo me había mantenido en este centro, pese a que me cambié de casa, porque aquí me dieron el diagnóstico, me gusta la médica y me hacen un buen seguimiento, pero el nuevo centro me queda muy lejos y por zona me corresponde María Auxiliadora”, cuenta en conversación con este medio.

Santiago Navas visita mensualmente el centro de salud para medir su nivel de coagulación de la sangre. Vive a dos calles del antiguo centro de salud. “Nos obligan a hacer un desplazamiento ilógico. Nadie termina de entender que haya sido tan de repente. Una vecina me dijo muy enfadada: he votado a Ayuso y ahora me arrepiento. Creo que la mayoría de vecinos pensamos que la gestión en este caso ha sido mala”, expresa este paciente de 58 años. El camino al nuevo centro de salud, Doctor Castroviejo, discurre por una calle empinada compleja de transitar para mayores y carritos de bebé.

Aunque el cambio trastoca a todos, el centro que dirige Lola Cárdenas está recibiendo sobre todo a personas mayores que no pueden desplazarse tan lejos por problemas de movilidad. Al otro lado del mostrador se presentan “muchos abuelillos” preocupados con el cierre abrupto de su centro de referencia. En el barrio de Berruguete, al que daba cobertura el centro de Villaamil, hay 4.172 personas de más de 65 años cuyas visitas al médico se verán especialmente dificultadas. El cambio de centro complica la atención a domicilio porque forman parte de una área sanitaria diferente y les corresponde también otro hospital.