Vox llama montaje a las amenazas a Iglesias y Marlaska: el último desafío de la extrema derecha en campaña

Laura Galaup

23 de abril de 2021 22:15 h

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Vox ha armado su campaña en torno a la provocación. Y en esta, donde las encuestas pintan mal, ha decidido subir los decibelios. El pistoletazo de salida se produjo en Vallecas. Hasta el acto de presentación de la candidatura de Rocío Monasterio la formación de extrema derecha estaba desaparecida, no se había hecho un hueco en la precampaña. Con la llegada de Santiago Abascal y el resto de compañeros de partido a la plaza de la Constitución vallecana consiguieron que la actualidad política volviese a girar a su alrededor. 

El acto en Vallecas se celebró en un ambiente de gran tensión. La extrema derecha había calificado los barrios obreros como “estercoleros multiculturales”. Decenas de manifestantes acudieron a protestar por la presencia de Vox e hicieron inaudibles las palabras de su líder Santiago Abascal. Cansado de hablar para que nadie pudiera escucharle, el diputado se acercó al cordón policial que separaba a los manifestantes de los cargos políticos y los antidisturbios empezaron a cargar. En ese momento se sucedieron lanzamientos de piedras y huevos contra los dirigentes de Vox. El partido contó que uno de sus diputados había sido atendido en el hospital por una pedrada en una mano. Hubo más de una docena de agentes heridos. A partir de entonces, lo sucedido en el mitin vallecano ha estado presente en la mayor parte de actos públicos organizados por la formación de extrema derecha. Sus candidatos no han parado de recordar esos hechos en entrevistas y mítines políticos.

Vox se presenta desde entonces como víctima de una campaña de violencia alentada por Unidas Podemos y la izquierda en general. Ese era el contexto hasta que este jueves se conoció que Pablo Iglesias, igual que el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, y la directora de la Guardia Civil, María Gámez, habían recibido sobres con varias balas de cetme en su interior. La primera reacción de la candidata de la extrema derecha se produjo en una entrevista en Radio Nacional. Rocío Monasterio cuestionó que la amenaza fuese cierta: “Del Gobierno ya no nos creemos nada los españoles, nos han engañado desde el principio de la pandemia una y otra vez, engaño tras engaño, estamos cansados de que nos engañen sistemáticamente”, ha apuntado. “De Pablo Iglesias me creo poco, cada vez que vemos algo que dice Pablo Iglesias lo ponemos en duda, nos ha engañado”, ha destacado.

Esas afirmaciones fueron el aperitivo del debate a cinco organizado por la cadena Ser, en el que la candidata autonómica de Vox, Rocío Monasterio, se ha negado a condenar y a reconocer la veracidad de las amenazas de muerte vertidas contra los tres cargos públicos.

Monasterio a Iglesias: “Lárguese”

Monasterio ha continuado con una actitud desafiante al llegar a los estudios de la emisora de radio. La diputada en Madrid ha mantenido su negativa a rectificar las declaraciones realizadas en la emisora pública. Una actitud que ha provocado que Iglesias abandonara en directo el debate de la SER nada más iniciarse. “Si usted es tan valiente, levántese y lárguese. Lárguese, es lo que queremos muchos españoles. ¡Que se levante y se vaya de aquí!”, increpaba Monasterio a Iglesias.

La candidata de Vox continuó su actitud desafiante, después de que el líder de Unidas Podemos expusiera que “permitir que [Monasterio] siga en el debate es blanquear a la ultraderecha” y ratificara su marcha del acto organizado por la Cadena Ser. “Me alegro, fuera del plató y fuera de la política”, ha espetado Monasterio, que ha llegado a cargar contra la moderadora del encuentro, Àngels Barceló, por tratar de disuadir a Iglesias: “Cogiéndole de la manita la activista política”. 

Una hora después, los candidatos de PSOE y Más Madrid, Ángel Gabilondo y Mónica García, seguían el mismo camino que Iglesias. “No podemos seguir manteniendo este discurso del odio”, alertaba el político socialista sobre la actitud de Monasterio en la campaña y así se ha zanjado el debate.

La extrema derecha celebró el episodio como un triunfo, tanto en las redes sociales como en las declaraciones de sus principales dirigentes. No es una novedad. A lo largo de la precampaña y la campaña, los miembros de Vox se han encontrado cómodos en la provocación y en la confrontación contra el resto de candidatos, especialmente contra todos los que no pertenecen al Partido Popular. 

Abascal ratificaba ese tono desafiante por la tarde en un mitin celebrado en Parla. “Rocío Monasterio ha cortado dos orejas y el moño”, dijo a su auditorio. Para el presidente de Vox la actuación de su candidata autonómica “ha logrado retratar” al resto de partidos políticos. También se ha posicionado sobre las amenazas denunciadas por Iglesias, Marlaska y Gámez. Se trata de unas denuncias que “apestan a montaje”, ha advertido el líder de la extrema derecha.

Un programa centrado en reducir diputados y consejerías

La estrategia de su campaña quedó patente en una entrevista concedida por Abascal a Federico Jiménez Losantos este jueves, en la que el presidente de la formación de extrema derecha fue incapaz de mencionar más de tres medidas concretas de su partido para estas elecciones. “Santiago, ¿no crees que podríais haber dado más nivel que basar la campaña en 220 MENA [menores extranjeros no acompañados] y eliminar cuatro consejerías?”, le recriminó un oyente. A lo que el presidente de Vox se limitó a contestar: “No es verdad que hayamos centrado nuestra campaña en los MENA y en reducir el Parlamento de Madrid. Estamos hablando de muchas cosas. Hemos anunciado muchas medidas”, pero solo pudo citar dos: “Reducir las consejerías, reducir el parlamento a la mitad”. Y pasó a la siguiente pregunta. 

En el debate electoral a seis organizado por Telemadrid, al que sí acudió Ayuso, Monasterio tardó 15 segundos en recurrir a los menores no acompañados, para vincularlos a todos con la delincuencia. A lo largo del debate la candidata de Vox repitió sus recetas: básicamente reducir el número de diputados autonómicos, disminuir el número de consejerías, bajar todos los impuestos, combatir la ocupación y dejar Madrid sin restricciones contra la pandemia.

A esta contienda política Vox también había llegado sembrando la provocación y la polémica. Un día antes de que se organizara el primer debate electoral, los de Abascal colocaron una campaña en la estación de transporte público de la Puerta del Sol cargando contra los menores migrantes con datos manipulados. “Un mena: 4.700 euros al mes. Tu abuela: 426 euros de pensión/mes”, fue el mensaje escogido por la candidatura de Monasterio para calentar las horas previas al acto albergado en las instalaciones de la televisión pública madrileña. Ningún menor migrante tutelado por la Comunidad de Madrid recibe una ayuda directa de 4.700 euros, como da a entender Vox.

Monasterio agitó la xenofobia en Telemadrid

La noche del debate, Monasterio centró gran parte de su discurso en ese mensaje. Sacó el tema en su primera intervención. Y volvió a mostrar la campaña xenófoba en prime time. El Ministerio Público ha abierto una investigación para determinar si ese mensaje constituye un delito de odio. Una decisión a la que se han aferrado los líderes de la formación de extrema derecha para mostrarse como víctimas. “No puede ser un delito de odio en España decir la verdad”, apuntaba Monasterio este jueves en una entrevista en Telemadrid. 

La xenofobia agitada por Vox también apareció cuando Unidas Podemos anunció que el portavoz del sindicato de manteros, Serigne Mbayé. El partido de extrema derecha amenazó con deportarle si llegan al poder, obviando con este comentario que Mbayé tiene nacionalidad española.

Vallecas marcó un punto de inflexión en la campaña de Vox. En la mayor parte de los barrios y municipios madrileños a los que se ha desplazado desde entonces la formación de Abascal se ha encontrado con organizaciones sociales y antifascistas que se manifiestan en contra de sus mensajes. Para evitar conflictos, un fuerte despliegue policial acompaña a los diputados de la extrema derecha en cada acto. Los eventos suelen estar perimetrados por un cordón de agentes que separan a seguidores de la formación de extrema derecha y a manifestantes.   

Vox está centrando su campaña en organizar actos en barrios y municipios obreros. “Las calles también son nuestras”, reivindican los representantes de la formación. Como el perfil político de Isabel Díaz Ayuso les está arrebatando a buena parte de su electorado, según las encuestas, los de Abascal buscan reclutar votantes entre un electorado de izquierdas descontento. En los actos de campaña no hay alusión a los “estercoleros multiculturales”, el concepto que sus diputados han utilizado para para referirse a las zonas humildes, en las que defienden que “la convivencia es una quimera y la seguridad es inexistente”.