La declaración de Patrimonio de la Humanidad sentencia el parking que Almeida iba a construir junto al Retiro

El aparcamiento subterráneo que el Ayuntamiento de Madrid pretendía construir junto al Retiro se ha venido definitivamente abajo. La declaración del Paseo del Prado y el parque histórico como Patrimonio Mundial de la Unesco sentencia los planes del área de Medio Ambiente y Movilidad (PP) –rechazados por los vecinos, los ecologistas y la mitad del Gobierno municipal– y somete a la lupa del organismo internacional todos los proyectos que el Ayuntamiento desarrolle a partir de ahora en el centro de Madrid.

Fuentes municipales evitan confirmar que el plan ya ha sido descartado, aunque el director de Patrimonio del Ayuntamiento de Madrid, Luis Lafuente, ya dio cuenta hace meses al Consejo Cívico y Social de la candidatura –formado por instituciones y asociaciones de la sociedad civil– de que la idea se abortaba, según ha podido saber elDiario.es. Entonces, 'Paisaje de la luz' era solo un aspirante. Ahora, que es el primer paisaje cultural urbano inscrito de Europa, todas las obras que se realicen en el entorno protegido o sus inmediaciones deben contar con el visto bueno de Cultura y Patrimonio.

El alcalde de la capital hablaba del proyecto en pasado en la primera visita oficial al Retiro tras la buena noticia. “Creemos que un proyecto que supone ampliar las aceras, generar más espacio peatonal, carril bus de uso exclusivo y tener los coches en un parking en lugar de arriba era una buena solución de los residentes y compatible con el patrimonio. Pero en todo momento teníamos claro que cualquier proyecto tendría que ser previo acuerdo con ICOMOS y Unesco”, apuntaba. La corporación sí realizará, en principio, la remodelación prevista en superficie para aumentar las aceras de la avenida Menéndez Pelayo, colindante con el Retiro, y abrirá un centro de interpretación e información en el Palacio de Cibeles, en el espacio cultural Centro Centro, accesible a madrileños y turistas.

El trabajo más difícil comienza ahora. El Gobierno municipal prepara una instrucción que obligará a “todas las áreas de gobierno y distritos afectados por esta declaración (Retiro, Centro y Salamanca) a que no se ejecute absolutamente ninguna acción que no esté previamente consensuada con el área de Cultura y con la dirección general de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento”, según ha confirmado el primer edil. La obligación del Gobierno municipal, de este y de los que vengan en el futuro, es preservar la zona y poner en marcha políticas que favorezcan la sostenibilidad.

La declaración imprime una rendición de cuentas periódica con Centro de Patrimonio de la Unesco. El Gobierno de Almeida tendrá que informar en diciembre de 2022 de qué medidas ha adoptado para atajar la contaminación en la zona. Este hecho podría conducir al Ayuntamiento, cuya política de movilidad ha sido errática hasta ahora, a tomar decisiones más contundentes para reducir los vehículos en el centro. La polución era una de las reticencias que mostraba ICOMOS, el organismo que asesora a la organización internacional, en su informe sobre la candidatura de Madrid.

La estación de Escuelas Aguirre, muy cerca de El Retiro, es junto a Plaza Elíptica el punto de medición más problemático de la capital por sus altos valores. El año pasado no rebasó los límites, pero hay que tener en cuenta que fue un periodo excepcional marcado por un confinamiento que impedía la salida del domicilio. Las mediciones que ha considerado el organismo internacional para advertir del problema de la contaminación son de 2019.

El primer edil ha anticipado que actuará “preferentemente en la zona declarada Patrimonio Mundial” con su estrategia Madrid 360 contra la contaminación, pero el área de Medio Ambiente no concreta, a preguntas de elDiario.es, qué medidas va a poner en marcha la corporación en este enclave. Almeida ha dado a entender que su plan antipolución es suficiente –pese a que un estudio encargado a la Universidad Politécnica concluyó lo contrario– y ha puesto como ejemplo las dos líneas de autobús gratuitas y cero emisiones que “pasan por el Paseo del Prado”.

Un precio pequeño por renunciar

El parking de Retiro ha sido una piedra en el zapato desde que se anunció por sorpresa en enero de 2020. Tras una primera revuelta vecinal, el asunto dividió al Gobierno. Ciudadanos, que preside el distrito, no era partidario de construir la infraestructura porque los vecinos se le echarían encima. La polémica se quedó en stand by hasta que a finales del año pasado la vicealcaldesa descartó definitivamente la infraestructura en unas declaraciones públicas. Entonces el PP reabrió la pugna: la desmintió y aseguró que no se había tomado ninguna decisión. Aún hoy, el partido conservador mantiene que “no hay novedades” sobre el aparcamiento. Este giro pilló también por sorpresa a las personas que trabajaban en la candidatura del eje Prado-Recoletos, que daban la operación por descartada.

El primer edil había metido en el congelador la idea y, ante el rechazo generalizado, acordó someterla a debate en los Acuerdos de la Villa. Pero eso nunca ocurrió. En la lista de 352 medidas adoptadas por unanimidad de todos los grupos municipales no hay ninguna referencia al parking.

Las declaraciones públicas del equipo municipal evidenciaron durante meses lo poco definido que estaba el proyecto cuando el alcalde se lanzó a contarlo públicamente. No se había hecho estudio de demanda entonces ni se había medido el impacto que tendría sobre la contaminación. Hubo rectificaciones sobre el número de plazas y sobre quiénes podrían usarlas, y unos meses después el Gobierno regional, presidido por Isabel Díaz Ayuso, proyectó otro gran parking de 800 plazas en la misma avenida. Esta vez situado bajo el hospital Niño Jesús, serviría, según afirmó la vicealcaldesa, Begoña Villacís, para “abastecer las necesidades que pudiera haber”.

Año y medio después del primer anuncio, la inscripción del Paseo del Prado y del Retiro como Patrimonio Mundial de la Unesco acaba por la vía de los hechos con un plan que ya estaba, de facto, muerto por un precio muy pequeño. A cambio, al alcalde de Madrid le sonríe la suerte: la capital adquiere un título codiciado desde hace siete años para resituar a Madrid en el mundo tras la pandemia, pese a que fue la exregidora Ana Botella quien inició la andadura para presentar la candidatura y la corporación de Manuela Carmena la que desarrolló el grueso de ella.