El edificio del Medialab Prado seguirá cerrado al menos hasta final de año

Peio H. Riaño

21 de febrero de 2022 22:50 h

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El antiguo edificio del que fue desalojado Medialab Prado, ahora hace un año, se llamará “Espacio Cultural Serrería Belga”. Ese será su nuevo título, tal y como ha podido saber elDiario.es, cuando se inaugure. Y esto no ocurrirá, al menos, hasta el final de este año. Aunque desde el Área de Cultura prefieren no aclarar a este periódico la fecha de inauguración del centro cerrado ahora hace un año.

Los presupuestos diseñados por Hacienda para el centro contemplan una subvención de 323.000 euros para mantener el espacio en 2022 dado el “déficit de actividad” este año. No prevén actividad, al menos, hasta 2023. De hecho, en un informe de la Dirección General de Presupuestos y Subdirección General de Sector Público se especifica que “será necesaria la aportación de una subvención de capital de 1.996.000,00 para hacer frente a las inversiones previstas, en los ejercicios correspondientes, estando previstas a partir de 2023”.

En el informe el Área de Cultura para ocupar el singular edificio industrial se aclara que la puesta en marcha será “paulatina”. Y en la memoria económica a la que ha tenido acceso elDiario.es se indica que la reapertura estará sujeta a la finalización de las obras de adecuación y mejora de las instalaciones: climatización, mejoras en eficiencia energética y adecuación de espacios expositivos. Estas sumarán una inversión total cercana a los dos millones de euros.

En ningún caso se compromete a una fecha en la que la Serrería vuelva a ser un centro cultural para el barrio de Las Letras. De hecho, Hacienda tenía previsto el pasado noviembre que la actividad del espacio estuviera en marcha a finales de 2021, algo que no ha sucedido. 

La sombra de la gestión 

Este martes el Pleno del Ayuntamiento de Madrid incluye un punto sobre la Serrería Belga, a propuesta del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte, cuya responsable es Andrea Levy. La intención es aprobar la forma de gestión directa a través de Madrid Destino. En los dos informes consultados se describe este “nuevo” espacio como “multiplicador y posibilitador”. Desaparecen las residencias de artistas y aparece una cafetería. Tampoco hay en el plan el detalle de cómo será el organigrama ni si existirá un responsable de la institución. 

Habrá salas “multiusos y versátiles” para exposiciones con fondos propios del Ayuntamiento y de terceros sobre “cómo Madrid ha sido, es y será escenario de todas las vanguardias”. Asegura el informe que servirá para poner en valor los fondos del Museo de Arte Contemporáneo Municipal, pero también de otras instituciones. No será, como se indicó desde Cultura en el momento del desmantelamiento de Medialab, una nueva sede del museo situado en el Centro Cultural Conde Duque. 

Las nuevas intenciones declaradas desde el departamento de Levy son que ahí “se ahonde en los valores, posibilidades y oportunidades como espacio para la reflexión, la divulgación, la experimentación y la producción de contenidos culturales”. Son unas intenciones muy parecidas a las que mantenía en activo Medialab Prado desde 2007 hasta su desalojo. De hecho, en la veintena de páginas firmadas por el Área de Cultura no hay un proyecto definido, sino una expresión que se reitera sin aclarar qué ocurrirá en la Serrería: “Será de uso expositivo, demostrativo, formativo o de experimentación cultural”. Desde la oposición piensan que estas memorias de octubre de 2021 demuestran que en el momento del desalojo de Medialab, Cultura carecía de un modelo alternativo al existente. 

Revanchismo político

Pilar Perea, concejala de Más Madrid en el Ayuntamiento y portavoz de Cultura, lamenta tener “otro edificio vacío donde antes había un proyecto cultural innovador, dinámico y abierto a la participación de creadores y vecinos”. Cree que Medialab es el “paradigma” del Gobierno de Martínez-Almeida: “Lo cerraron por revanchismo político y son incapaces de abrirlo porque carecen de proyecto alternativo. Otra muestra más de lo que ha supuesto su Gobierno en materia de cultura: nada”. 

Por su parte Mar Espinar, portavoz del PSOE en el consistorio, indica que “ha pasado un año desde la primera noticia del desalojo de un espacio referente en nuestra ciudad para mantenerlo cerrado”. “Lo que iba a ser una sala de exposiciones con fondos propios pasa a ser de fondos propios y privados. La parte expositiva pasa a ser interactiva y aparece la posibilidad de convertir Medialab en un centro de interpretación cultural”, resume Espinar sobre este año sin noticias de la Serrería. “Lo que plantean no parece mejorar nada lo que había. Lo único que queda claro es que no habían diseñado su futuro y que su decisión ha sido una cacicada más. Hay informes que se han obviado a intervención. Levy, con su política cultural, lo único que está consiguiendo es rebajar el potencial de esta ciudad”, sostiene Espinar. 

Bombeo cultural

El uso cultural seguirá siendo en dos naves, la Nave Alameda y la Nave Cenicero, en las que se pretende “visualizar el liderazgo municipal comprometido con hacer una ciudad inclusiva, sostenible y de oportunidades a través de la cultura”. Además de difundir el “liderazgo” del consistorio en materia cultural se pretende “promover la ampliación de audiencias y públicos culturales”, “apoyar a las industrias culturales en su proyección internacional” o “divulgar tecnologías y conocimiento disruptivo para la cultura”. 

El departamento de Andrea Levy describe su propuesta, un año después de mantener el espacio cerrado, como “un innovador concepto de espacio cultural abierto al ciudadano” que se plantea, por un lado, como escaparate del valioso patrimonio artístico-cultural municipal y, por otro, como un centro de operaciones (“hub”) para experiencias creativas. Y avisan de que el lugar estará abierto a los actores públicos y privados, y aunque la entrada será gratuita “habrá precios especiales para exposiciones”.

Esta ensalada de promesas queda resumida en los informes del Área de Cultura, en una expresión muy elocuente e inquietante: “Bombear cultura”. El edificio industrial servirá como centro de encuentro para los profesionales de la cultura, las entidades sin ánimo de lucro y empresas “para bombear cultura”.