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Las elecciones de Madrid entran en su semana clave sin debates y con la izquierda en bloque plantada ante Vox

A ocho días de las elecciones, la izquierda trata de escribir un nuevo guion de la campaña. PSOE, Unidas Podemos y Más Madrid han replanteado a toda prisa, empujados por la versión más xenófoba y desacomplejada de Vox -desesperado por diferenciarse del PP- una nueva premisa para movilizar masivamente a sus votantes. Tras varias semanas sin conseguir remontar y con la desesperanza ganando terreno en el ánimo de los partidos, que se han quedado ya en dos ocasiones a un escaño de arrebatar el poder al PP en casi tres décadas, las dudas sembradas sobre las amenazas recibidas por Pablo Iglesias, Fernando Grande-Marlaska y María Gámez han abierto un nuevo escenario. PSOE, Unidas Podemos y Más Madrid están convencidos de que el “punto de inflexión” que marcó el debate de la cadena Ser ha permitido ver con nitidez cómo es la extrema derecha que ya ha entrado en el Gobierno de Murcia y que amenaza con hacerlo en la Comunidad de Madrid si Vox suma con Isabel Díaz Ayuso.

Y así llegan los partidos a la semana clave de la campaña: con la candidata del PP tratando de contemporizar para que la situación no se descontrole en su contra por las complicidades con una extrema derecha con la que compite y que ha demostrado no tener freno.

Una semana sin mítines a la vista y con un marco nuevo. Lo que los populares plantearon como un plebiscito entre la gestión de Isabel Díaz Ayuso y la de Pedro Sánchez durante la pandemia se ha convertido en una lucha de la izquierda frente al “riesgo” de que la extrema derecha empiece a gestionar dinero público y carteras sensibles en la Comunidad de Madrid.

Los socios de la coalición claman desde el viernes contra la ultraderecha y plantean los comicios como una disyuntiva: fascismo o democracia. También Más Madrid se centra en el combate al discurso del odio “en las urnas”. 

Sánchez: “Vox es una amenaza para la democracia”

“La democracia española tiene un problema”, proclamó Pedro Sánchez este domingo en un acto en Getafe en el que reflexionó sobre el peligro que ha supuesto la normalización de la extrema derecha en la política, pero también en los medios de comunicación. “No es una anécdota, no es un caso aislado. Es algo que tenemos que parar de inmediato. No se trata de Madrid, se trata de nuestra democracia”, advirtió el líder socialista, que no dudó en culpar de los ataques recibidos por Iglesias, Marlaska y Gámez al “discurso de odio” que ha sembrado Vox. El PSOE ha incorporado al ministro del Interior y a la directora de la Guardia que recibieron los sobres con las balas junto a Pablo Iglesias a la campaña. “No daremos un paso atrás”, avisó Marlaska. 

“Vox representa una amenaza para la democracia, para la convivencia entre españoles”, agregó Sánchez. El PSOE acusa, además, al PP de haber dado alas a la extrema derecha y de situarse ahora en la “equidistancia”.

Incluso alguien tan templado como Ángel Gabilondo ha cambiado su actitud y su lenguaje. “El fascismo necesita cómplices”, aseguró el candidato socialista, que se refirió a la sonada frase de Ayuso cuando dijo que si la llaman fascista es que está “en el lado bueno de la historia”. Los socialistas, que veían hasta ahora un efecto arrollador de la presidenta madrileña difícil de combatir por los términos en que planteaba la contienda en un momento de fatiga pandémica, creen ahora que Vox ha descontrolado la campaña del PP. 

Iglesias: “Frente al fascismo, democracia”

También Iglesias advirtió de que es la democracia lo que está en juego en España. “Odian la democracia”, expresó este domingo en Villalba refiriéndose a PP y a Vox: “Frente al fascismo, democracia, democracia, democracia. Contra el fascismo y su violencia, ahora y siempre resistencia”. “No saben lo que es estudiar, lo que es trabajar para pagar una hipoteca. Son apellidos compuestos, corrupción, mentiras, privilegios. Eso es lo que representan y eso va contra la democracia”, remarcó el exvicepresidente del Gobierno 24 horas después de referirse al “trumpismo de Ayuso y Vox”

“El día 4 hay una mayoría social que no quiere que los fascistas gobiernen con el PP. Si la gente sale a votar les vamos a ganar”, expresó el candidato de Unidas Podemos, que busca sacar de la abstención al electorado de izquierdas. “No basta con ganarles las elecciones, sino hay que hacer políticas de izquierdas”, dijo a modo de advertencia a los socialistas. 

García, a Ayuso: “¿Que le llamen fascista es estar en el lado bueno?”

Más Madrid no ha hecho referencias explícitas contra el “fascismo” -como Unidas Podemos y ahora también el PSOE- pero llama a derrotar “el odio en las urnas”. “Quien vota al PP es votar al odio al humilde, a los que quieren retroceder años, a los que niegan la violencia machista y a los que quieren acabar con los servicios públicos”, aseguraba el líder de Más País, Iñigo Errejón, en un acto con la candidata, Mónica García el sábado en Leganés. 

La formación, además de condenar el discurso sin tapujos de Vox, clama contra la “equidistancia” del PP y se pregunta si Ayuso sigue dispuesta a incorporar a sus filas del Gobierno, si gana las elecciones, a consejeros de la extrema derecha. “Me gustaría preguntarle si sigue pensando que que le llamen fascista es estar en el lado bueno de la historia”, afirmaba García haciendo, como Gabilondo, alusión a las propias palabras de la presidenta. 

El desplante conjunto de la izquierda a Vox solo encuentra como precedente la moción de censura de Santiago Abascal contra Pedro Sánchez. Lo más sonado de entonces fue que el Partido Popular se puso por primera vez enfrente de la ultraderecha, que se quedó sola en su iniciativa para sacar del Gobierno a PSOE y Unidas Podemos

Esta vez, sin embargo, mientras Casado ha condenado la amenaza sin ambages, su candidata en Madrid opta por dejar pasar el temporal con la esperanza de que amaine pronto y no cambie las expectativas de victoria ante el desmarque de Vox, que considera que los populares le estaban comiendo demasiado el terreno. 

Ayuso tira de chavismo y Abascal llama “sinvergüenza” a Sánchez

Ayuso, que planteó inicialmente los comicios como una elección entre “socialismo o libertad” -hasta que irrumpió Iglesias como candidato-, aseguró este domingo que “el 'sanchismo' y el comunismo han abandonado también al socialismo”. En un discurso en el que volvió a colocar al Gobierno central en el centro de sus ataques, la candidata del PP a la reelección recuperó el viejo fantasma del chavismo al plantear el dilema los comicios como un dilema entre “la Caracas chavista o Madrid, o Venezuela o España, o comunismo o libertad”.

Tras incendiar la campaña -primero con los carteles xenófobos señalando a los menores extranjeros no acompañados, después con la provocación de Rocío Monasterio en el debate de la Cadena Ser y posteriormente poniendo en duda las amenazas-, el líder de la extrema derecha atacó a Sánchez a través de Twitter en respuesta a la advertencia que había hecho el socialista sobre el peligro que, según dijo, supone Vox para la democracia. “¿Cómo puedes hablar de convivencia y democracia, sinvergüenza? Si has llevado a la dirección del Estado a la ETA, a los golpistas separatistas, y mantienes a ministros comunistas que incitan a la violencia contra el tercer partido de España, violencia que jamás has condenado”, expresó Santiago Abascal. 

El candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, criticó, por su parte, los eslóganes “binaristas”, pero focalizó sus críticas en Iglesias: “El líder de Podemos se cree que él es la democracia y debe de ser que los demás somos todos los fascistas”, señaló tras criticara que abandonara el debate de la Cadena Ser “retirándole la palabra a los madrileños”. 

El gran temor en las fuerzas de izquierdas es la gran movilización de la derecha que pronostican los sondeos frente a una mayor abstención del bloque progresista. PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos tienen por delante el reto de mantener la tensión, a golpe de mitin, durante otros nueve días sin debates televisados -aunque los dos que se han cancelado ya no contaban con Ayuso, que era la principal rival a batir-. La salida masiva a votar de los barrios más humildes con la que sueña la izquierda es su principal esperanza para dar la vuelta a los sondeos.