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Las derechas intensifican su pugna en Madrid a dos semanas de la primera votación para investir a Isabel Díaz Ayuso

PP, Ciudadanos y Vox apuran los plazos para llegar a un acuerdo en la Comunidad de Madrid. Y, a tenor de las declaraciones públicas, el paso de los días no allana el entendimiento. Los tres partidos tienen seis días para alcanzar un acuerdo que garantice la mayoría a Isabel Díaz Ayuso para poder ser propuesta como candidata a la investidura por el presidente de la Asamblea. Pero el decálogo de condiciones para negociar presentado por Vox, a base de medidas contra los derechos fundamentales de los migrantes y las personas LGTBI, amenaza con desmontar el tablero a dos semanas de la fecha clave. El pleno debe celebrarse, según el reglamento, antes del 11 de julio. En plena crisis interna por su deriva a la derecha, los de Rivera amagan con plegar velas y por primera vez este miércoles han abierto la mano un pacto “con aquellos partidos que quieran progresar”.

A estas alturas de la partida, y después de acuerdos secretos y rotos, las demás formaciones desconfían del órdago de Ciudadanos y atisban que la escenificación de esta ruptura, en medio de una grave crisis y de la imagen que el partido de Rivera está dando al exterior, pueda reconducirse en los próximos días. Más Madrid se ha apresurado a pedir a los de Rivera reconsiderar su política de pactos para “no cometer los errores que le han llevado a la crisis” y se reunirá con el PSOE para trazar una estrategia alternativa al gobierno de derechas.

“No habrá gobierno bajo estas condiciones”, dijo el líder autonómico, Ignacio Aguado. En la formación naranja es todo silencio desde entonces. La comparecencia de Aguado en la que no admitió preguntas dejó esa frase abierta y las fuentes oficiales evitan responder sobre si todavía hay una vía para un pacto con el PSOE. Los socialistas tampoco han reaccionado a los órdagos cruzados de este miércoles.

Ni al de Ciudadanos ni al de Vox, que trata de explorar su capacidad de presión con medidas de marcado carácter ideológico que dinamitan consensos sociales y políticos ya alcanzados en la región. El PP, a quien urge amarrar cuanto antes la presidencia, asegura que no teme un bandazo de última hora de Ciudadanos porque el Partido Popular es “progreso”.

Pase lo que pase, el presidente de la Asamblea, Juan Trinidad (Ciudadanos), debe tener un nombre encima de la mesa en seis días: el del candidato o candidata con más posibilidades de ser investido antes del 11 de julio. Será el primer intento para colocar a Isabel Díaz Ayuso en la Puerta del Sol y entre los partidos gana enteros el escenario de que la investidura sea fallida en la primera votación. Bien porque no reúne los apoyos o bien porque se produce sin candidato. El nuevo reglamento de la Asamblea de Madrid contempla esta última posibilidad.

En las jornadas que restan hasta entonces, Díaz Ayuso tratará de ser “la horquilla” entre los dos partidos. “Lo que sea regresar lo voy a sacar del debate”, asegura la candidata, que se ofrece a sentarse por Vox en nombre de Ciudadanos si la formación de Rivera persiste en evitar esa foto con un partido que lo sostiene en el gobierno de Andalucía y también en el Ayuntamiento de Madrid. Vox, en todo caso, no exige una mesa a tres. Solo reclama un mismo acuerdo que obligue a Ciudadanos a mojarse y a sellar con su firma un pacto a tres sin espacio para las excusas de que no han negociado con la extrema derecha.

Los de Rivera, ante las exigencias de la formación de Abascal, trasladan su propia presión al PP. “La pregunta es qué quiere hacer el Partido Popular, si quiere una Comunidad de Madrid en blanco y negro”. El documento de partida de Vox incluye medidas que Ciudadanos no está dispuesto a asumir. “No habrá un gobierno bajo esas condiciones”, resumió su posición Aguado.

Tras el fracaso de las negociaciones en el Ayuntamiento de Madrid, donde entregó el Gobierno al PP a cambio de nada, la estrategia de Vox ha cambiado: ya no exigen sillones y prueba de ello es que dan por anulado el principio de acuerdo con el PP que incluía la cesión de “entes”. Esta renuncia a priori podría eliminar el principal escollo para un acuerdo a tres. Ciudadanos en público ha repetido que en ningún caso estaba dispuesto a compartir gobierno con Vox. Pero el núcleo ideológico está ahí y la formación de Abascal está dispuesta a estirar esta baza todo lo que sea necesario. Incluso para provocar una investidura después de verano. Rocío Monasterio no descarta este escenario: “Tenemos todo el verano y el mes de agosto para seguir trabajando. Cobramos en agosto. Es una buena costumbre”. En Ciudadanos tampoco se atreven a descartar este escenario.

El PP teme esa prolongación porque eso da aire a sus socios para exigir más. E incluso podría suponer otro cambio en las reglas del juego de la negociación. El documento presentado este miércoles con Vox solo es válido para las conversaciones hasta el “2 de julio a las 2 de la tarde”. Díaz Ayuso pide premura: “ No hay por qué esperar al 2 de julio. Pedimos ya a los dos partidos, si nos vamos a entender, que pongamos ya la fecha”.

Para cerrar un pacto que le dé la presidencia de Madrid, una comunidad que gestiona 20.000 millones de euros de presupuesto anual, el PP está abierto a casi todo. Accedería a retocar varios artículos de las leyes de Identidad y Expresión de Género y contra la LGTBIfobia que reunieron el consenso de todos los partidos. Estas normas abrieron grietas en la interna del PP y hoy hay una parte de la candidatura de Díaz Ayuso que considera “excesivas” esas leyes porque fueron “modificadas en la tramitación parlamentaria por otros partidos”. Y también aceptarían revisar las subvenciones a determinadas organizaciones “de carácter ideológico” para evitar los “abusos y el adoctrinamiento” o a crear una Consejería de Familia y Natalidad, como la que reclama Vox.