“Progresan a fase 1 todas las provincias de Castilla y León, también las zonas sanitarias de la ciudad de Barcelona y progresa a fase 1 toda la Comunidad Autónoma de Madrid”. Con estas palabras del ministro de Sanidad, Salvador Illa, se ha cerrado este viernes un drama en varios actos marcado por las sucesivas intentonas del Gobierno madrileño de Isabel Díaz Ayuso por quemar etapas de la desescalada y su agresiva respuesta ante el rechazo de Sanidad de acelerar la reapertura justo en el epicentro de la epidemia de COVID-19 en España.
La decisión ha calmado a la beligerante Díaz Ayuso que ha comparecido horas después de Illa junto al alcalde de la capital madrileña, José Luis Martínez-Almeida (aunque, en realidad, todos los municipios de la comunidad han alcanzado la fase 1). En este epílogo sobre la primera etapa de la desescalada, Isabel Díaz Ayuso no ha dejado de insistir en que el Gobierno central, “me entorpece en la toma de muchas decisiones. Iba solicitando material de protección que no me facilitaba y la mayoría de las veces se los hemos proporcionado solos”, ha deslizado al final de este periplo que arrancó hace más de 15 días.
Porque la Comunidad de Madrid ha conducido un proceso turbulento a la hora de organizar su desescalada, ilustrado por las contradicciones internas en el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, los dos intentos fallidos, por precipitados, de llegar a la fase 1 y que, además, se llevó de golpe a la máxima responsable de Salud Pública del Ejecutivo madrileño, Yolanda Fuentes, dimitida por discrepancias con los planes acelerados para avanzar de etapa.
Dudas, presiones y dimisión
La semana previa a la primera fecha para iniciar la fase 1, el 11 de mayo, el Gobierno de la Comunidad de Madrid se movió de manera errática. La presidenta Isabel Díaz Ayuso (PP) se mostró dubitativa ante el número de ingresados en las UCI. Su vicepresidente, Ignacio Aguado (Ciudadanos), no dudaba y pedía reactivar la economía.
El debate en el seno del Ejecutivo se dirimía en un Consejo de Gobierno el 6 de mayo, fecha límite para entregar la documentación en el Ministerio de Sanidad. Sin embargo, Díaz Ayuso dejó inconclusa la decisión para acudir a un acto público en el hospital universitario de Móstoles. Aguado salía en rueda de prensa telemática para repetir que, por él, Madrid pediría el pase de fase. Unas horas después, la Comunidad de Madrid anunciaba que, efectivamente, solicitaría avanzar en la desescalada.
Sin embargo, el tiempo pasaba y la documentación no llegaba a Sanidad. En ese momento, el 7 de mayo, la directora general de Salud Pública de Madrid, Yolanda Fuentes, dimitía por no estar de acuerdo con los planes de su Gobierno. En su criterio, no se daban las condiciones epidemiológicas ni la región estaba preparada para controlar la enfermedad.
Díaz Ayuso contestó que “hacía días” que no hablaba con Fuentes y que ella ya manejaba una reestructuración de la Consejería de Sanidad para promocionar al director el hospital eventual de Ifema, Antonio Zapatero, al que nombraba viceconsejero de Salud Pública a pesar de ser especialista en medicina interna y director médico hospitalario. También aseguró más tarde que había cambiado de opinión y solicitado la fase 1 tras reunirse con empresarios. A pesar de presentar a Zapatero como “uno de los mayores expertos” mundiales en COVID-19, Ayuso tuvo que nombrar una nueva directora de Salud Pública varios días después de su “hace tiempo”, según decía, meditada reorganización sanitaria.
No está preparada a la primera ni a la segunda
Con la documentación disponible, aunque sin firmar, el viernes 8 de mayo, el Ministerio de Sanidad consideró que la Comunidad de Madrid no estaba en disposición de acceder a la fase 1. La razón principal era la falta de solidez en el sistema de Atención Primaria para controlar la evolución de nuevos casos. De hecho, el protocolo para detectar y rastrear contagios de manera rápida no llegó a los centros de salud, encargados de realizarlo, hasta la noche del domingo 10 de mayo, más de 48 después de haber pedido esa fase 1. De los refuerzos en personal para llevar a cabo el control de la pandemia no se sabía nada y diez después seguían sin incorporarse los profesionales.
Con el 51% de la población española en fase 1, el Gobierno madrileño anunció casi de inmediato que repetiría su petición. El 13 de mayo, algunas horas pasado el plazo, Sanidad recibía el plan diseñado por el equipo de Isabel Díaz Ayuso. Justo ese día se nombra nueva directora de Salud Pública: Elena Andradas. Pero el sistema era todavía endeble por recién pensado. El jueves 14 de mayo, la propia presidenta Díaz Ayuso aireaba mediante un tuit que el Ministerio veía debilidades en la presentación madrileña aunque ella hablaba de falta de “razones técnicas”. La Comunidad circuló un documento que, aseguraban, sostenía su posición.
24 horas después se confirmaba que la Comunidad de Madrid tenía que afianzar una semana más su situación antes de pasar a la fase 1, aunque se flexibilizaban las restricciones y muchos comercios podían atender clientes sin que tuvieran que pedir cita previa.
“Queremos saber los criterios”
El Ejecutivo regional salió en tromba para acusar al Gobierno central de no aportar argumentos. “Castigo a los madrileños”, enarbolaban el vicepresidente regional Ignacio Aguado o su consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero. Díaz Ayuso se reservó el sábado 16 de mayo para comparecer en una rueda de prensa en la que acusaba al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de querer llevar Madrid “a la ruina”. El secretario general del PP, Teodoro García Egea, añadió más virulencia al hablar del “odio” del presidente hacia la Comunidad de Madrid.
“Queremos saber qué criterios técnicos”, exigía Ayuso. El Gobierno publicó el análisis en el que se había basado la decisión: faltaba comprobar que los refuerzos de personal en Atención Primaria eran efectivamente incorporados. Había que dar tiempo a la nueva dirección de Salud Pública para que se asentara y tomara control de la situación. La capacidad para hacer pruebas PCR estaba al límite. El responsable sanitario de Madrid, Ruiz Escudero, ya ha avisado de que “si ven la oportunidad” pedirán que la comunidad salte de fase 1 a fase 2 en una sola semana.