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Global Mobility Call, transporte para el futuro y pedagogía: “Recibir pedidos en el día no es sostenible”

Víctor Honorato

14 de junio de 2022 22:37 h

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La Fundación del Español Urgente recomienda usar 'ecoimpostura' o 'ecopostureo' en lugar de greenwashing, un término inglés que alude a la propaganda empresarial que utiliza una supuesta ecología como pretexto. En castellano o no, el concepto viene a censurar que las compañías e instituciones se vistan de ecologistas con actuaciones publicitarias o de escaso calado para cuidar su imagen, más que por preocupación genuina por el medio ambiente. En uno de los foros al hilo de la feria Gobal Mobility Call, que empezó el martes en Ifema, centrada en el futuro del transporte en un contexto en el que reducir las emisiones de gases de efecto invernadero para limitar el calentamiento global se anuncia como prioritario, el moderador, Jesús Mardomingo, socio del despacho de abogados Dentons, alertaba sobre estos lavados de imagen insinceros: “Hay que evitarlo”.

El contexto de la frase era financiero, en una charla sobre cómo apoyar las inversiones en movilidad sostenible de forma socialmente responsable. Los participantes dudaban: Pedro Cadarso, asesor de la Asociación Española de la Banca, decía que no estaba muy de acuerdo con que se solicitasen a los bancos garantías adicionales de capital si no se demostraba que las inversiones suponían un riesgo demostrable. La directora jurídica del Banco de España, Lucía Arranz, acababa de decir que en un contexto de cambio climático quizás era conveniente medir la exposición bancaria a sectores en los que los incendios o las inundaciones, cada vez más frecuentes, pudiesen afectar a su actividad principal. Todo es incipiente, en todo caso, pues todavía falta información. “La calidad de los datos tiene que mejorar muchísimo”, advertía la directiva del banco central. Cadarso comparó después los límites de la contabilidad de oficina con la perspectiva de que el mundo se acabe: “Los eventos de cambio climático se esperan a 30-50 años y los planes de empresa son de tres a cinco”.

Por muy embrionario que sea el desarrollo normativo de la banca verde, España cuenta ya con 16.000 millones de euros de los fondos europeos 'Next Generation', como recordó la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, en el acto de inauguración de la feria. El Gobierno ha apostado fuerte por este evento, en el que estaba previsto que participase el miércoles la ministra de Industria, Reyes Maroto. El jueves, turno para la responsable de Transición Ecológica, Teresa Ribera, antes de la clausura a cargo del presidente, Pedro Sánchez. Todas las intervenciones, excepto la inaugural, se reservaban a los visitantes que pagasen los 150 euros de la entrada diaria (con descuento para el lote de los tres días).

“Enormes oportunidades de negocio”

En la inauguración, la ministra Raquel Sánchez recordó que el Gobierno prepara una ley de movilidad sostenible, llamó a las empresas a fomentar el teletrabajo y apostó por elevar del 4% al 10% la cuota de transporte de mercancías en ferrocarril. Para eso, se podía contar con la constelación de empresas estatales “asociadas al Ministerio” -estaban representadas en la feria Renfe, Adif e Ineco, entre otras-, sin dejar de tener en cuenta las “enormes oportunidades de negocio” que esta transición debiera de suponer.

Pese al fuerte apoyo institucional y a los fondos que manan de Bruselas, la feria no tiene aún la pujanza de otros clásicos de Ifema. Si en Fitur son varios los pabellones empleados, en esta Mobility Call solo se ocupó uno. Pero allí estaban algunas de las grandes empresas del país. Iberdrola y Repsol, con expositores enfrentados y sendos coches eléctricos de exposición con sus respectivas estaciones de recarga. “Por ti. Por el planeta”, emplazaba la eléctrica en su vídeo promocional. La petrolera destacaba inversiones en nuevos combustibles, como el que emplea el coche de un participante del rally París-Dakar.

Cundía en el foro la idea de que cambiando de tecnología se puede seguir tirando hacia adelante con el sistema de producción capitalista, al margen de nociones alternativas como el decrecimiento. Algunos eran conscientes, no obstante, de la posible contradicción aparente entre el modelo de negocio y el objetivo. Por ejemplo, en Iberia. “Las aerolíneas solo son responsables del 2% de las emisiones, y de esas, el 80% son de recorridos que no tienen otra alternativa”, se defendía Marina García Aedo, mánager de sostenibilidad de la aerolínea, presente en el expositor corporativo. Apostar por la generación de hidrógeno como combustible alternativo y, hasta que este (u otro) sea viable, reducir las emisiones con aeronaves más eficientes. Siempre puntualizando que las tecnologías están en fase de estudio y solo cabe aplicarlas si son rentables aplicadas en un modelo de economía de escala. Se trata de hacer “llamadas al mercado” para que apueste por las tecnologías del futuro, indicaba. El objetivo genérico es rebajar a cero las emisiones de gases de efecto invernadero para 2050, pero hasta entonces hay mucho por hacer y la incertidumbre es manifiesta.

El doble juego de las instituciones

La Comunidad de Madrid montó uno de los grandes expositores de la feria, presumiendo de la precisión del Centro de operaciones de Mantenenimiento y Monitorización de Instalaciones y Telecomunicaciones de la red de metro, que registra todas las averías, justo coincidiendo con unas semanas en las que el servicio de trenes se ha reducido notablemente por culpa de los precios de la luz, según la presidenta de la comunidad, Isabel Díaz Ayuso. También estaba presente la Empresa Municipal de Transportes, esta municipal, que llevó a exposición las bicicletas del servicio público biciMAD, que sigue sin recuperar abonados tras los problemas que arrastró durante todo 2021 por falta de mantenimiento o por vandalismo, según dicen, respectivamente, trabajadores y jefes. En la Mobility Call estuvo, precisamente, el concejal del ramo, Borja Carabante, que en una charla sobre la “integración de datos de movilidad como palanca para el desarrollo sostenible de las ciudades” apuntó como gran reto de futuro la necesidad de mejorar la distribución urbana de mercancías, porque supone el 10% de la flota, el 20% de la congestión y el 30% de la congestión del tráfico. En la conversación estaba también el director general de Transporte Terrestre del Ministerio, Jaime Moreno García-Cano, que se atrevió a sugerir que quizás es necesaria una labor de “pedagogía” y que lo de recibir paquetes “en el día” tal vez “no es sostenible”.

De Barcelona a París en 90 minutos, a lo mejor

Mapfre, que se prepara para el momento en que el seguro a terceros no lo tenga que suscribir el conductor porque el coche será autónomo; la consultora EY, siempre buscando nichos de negocio -en este caso la asesoría legal sobre adaptación a la normativa de movilidad-; y hasta la Diputación de Gipuzkoa, presumiendo de las infraestructuras para ciclistas, fueron otros de los participantes en el foro, junto a la empresa valencia Zeleros, ejemplo del estado preliminar de las soluciones tecnológicas radicales a los problemas de movilidad. Impulsora del sistema 'hyper-loop' o de tubos de vacío, que viene a ser, para profanos, como los sistemas de transporte neumático que aún se usan en los supermercados para trasladar el dinero de una estancia a otra, pero aplicados al transporte de mercancías y personas. Así se conseguiría llegar de Barcelona a París en hora y media, por ejemplo. “Estamos en la fase de validación de la tecnología”, explicaba una portavoz, que habló del interés por la tecnología en países del golfo pérsico e India. Si todo va bien, estos sistemas podrían estar operativos para mercancías a partir de 2030, apuntó. Para personas, “después”.