Cuando Manuela Carmena tomó posesión del bastón de mando del Ayuntamiento de Madrid, en junio de 2015, heredaba una administración en números rojos: la deuda de la capital ascendía a los 5.637 millones de euros, un endeudamiento superior al presupuesto anual de la corporación local. Cuatro años después, la deuda del Consistorio de la capital se ha reducido más de la mitad, un 54%, hasta los 2.700 millones de euros.
Fueron los gobiernos del Partido Popular, en concreto los de Alberto Ruiz–Gallardón, los que dispararon la deuda de la ciudad. El que hasta entonces había sido presidente de la Comunidad de Madrid se proclamó alcalde de la capital en 2003. En ese momento, la deuda ascendía a 1.137 millones de euros. Gallardón abandonaba la Alcaldía de Madrid en noviembre de 2011, apenas unos meses después de lograr la segunda mayoría absoluta, para ocupar la cartera de Justicia en el Consejo de Ministros. Dejaba las cuentas con 6.348 millones de deuda: un crecimiento de más de cinco mil millones de euros en solo ocho años: Madrid se convertía en la capital más endeudada de Europa.
Gallardón disparó la deuda de Madrid por obras millonarias como la M-30, el actual edificio del Ayuntamiento en Cibeles o las costosas infraestructuras olímpicas –hoy en su mayoría abandonadas– para las candidaturas de los Juegos de 2012 y 2016. Su sucesora en el cargo, a quién dejó designada el propio Gallardón para irse al Gobierno de Rajoy, Ana Botella, incrementó en un año esa deuda en otros más de 1.100 millones de euros: ascendió hasta los 7.430 millones. De nuevo, para destinarlo a otra candidatura olímpica, la de 2020, que terminó con un tercer fracaso y el famoso discurso del “relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor” de Botella.
Tras ese fiasco olímpico, en los últimos dos años del mandato de Ana Botella al frente del Consistorio la deuda se redujo en unos 1.500 millones de euros. Con la aprobación de la ley de estabilidad en 2012, los hombres de negro del Ministerio de Hacienda llamaron a la puerta del despilfarrador Ayuntamiento de la capital. Botella basó entonces su gestión en disminuir la estratosférica deuda municipal y no fue gratis: frenó la inversión, vendió vivienda social a fondos buitre por debajo del precio de mercado o firmó contratos blindados de limpieza que empeorarían la suciedad en la capital y llevarían a Madrid a la mayor huelga de empleados de la limpieza, entre otras decisiones.
El PP, con Esperanza Aguirre como candidata, ganó las elecciones en junio de 2015, pero perdió la mayoría absoluta y no pudo aunar apoyos para gobernar. La llegada de Ahora Madrid al Ayuntamiento de la capital cambió la dinámica en cuanto a inversión: aumentó el gasto social en un 54% respecto a los ejercicios anteriores a la vez que aceleró aún más la devolución anticipada de deuda: a los dos años se había devuelto la misma cantidad que Botella había programado para cuatro.
El Gobierno de Manuela Carmena también cerró el año 2018 con más de 1.000 millones de euros de superávit y 1.200 millones de remanente de tesorería, una cifra que se repitió también en todos los ejercicios, de 2015 a 2017.
Parte de este remanente se está destinando a infraestructuras, las conocidas como Inversiones Financieramente Sostenibles (IFS), que el Ayuntamiento ha empleado para arreglar calles y colegios, construir escuelas infantiles, polideportivos o centros de mayores y también para renovar la flota de autobuses de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Lo que no se pueda gastar de estos más de mil millones se destinarán de nuevo a reducir la deuda municipal como establece la Ley de Estabilidad Presupuestaria.
Pero la gestión económica del Consistorio también ha cambiado significativamente en el pago a proveedores y esto, junto a la deuda y el superávit, es lo que hacen de Madrid una ciudad saneada económicamente, según defienden sus últimos gestores. El periodo medio de pago a proveedores del Ayuntamiento de Madrid actualmente es de 30 días, añaden. Es decir, paga las facturas a terceros en un periodo medio de un mes. Durante el gobierno de Botella, el periodo medio de pago a proveedores llegó a los 180 días.
El Ayuntamiento de Madrid también ha saneado sus empresas municipales. Las que son 100% públicas –Empresa Municipal de Vivienda y Suelo (EMVS), Empresa Municipal de Servicios Funerarios y Cementerios, Empresa Municipal de Transportes y Madrid Destino, Cultura, Turismo y Negocio- tuvieron en 2018 unos resultados positivos de 42 millones de euros, frente a los 33,6 millones de 2017. Las empresas mixtas (Mercamadrid, Madrid Calle 30 y Club de Campo) incrementaron sus beneficios en más del 8%, con unos resultados positivos de 70,8 millones frente a los 65,3 millones del año 2017.
Obras por inaugurar
Según se desprende de los presupuestos municipales del Ejecutivo, a los que se puede acceder a través del Portal de Transparencia del Consistorio, en estos momentos hay numerosas infraestructuras en construcción en la capital. Muchas llegan tarde, pese a ser promesas de la legislatura, se terminarán este año.
Una de ellas es la remodelación de la Plaza de España, para la que el Ayuntamiento ha destinado 62 millones de euros del presupuesto de 2019. Las obras se iniciaron una semana antes de que arrancase la campaña electoral y se alargarán durante año y medio, según las previsiones de la corporación local. Por tanto, a finales de 2020 el Gobierno que salga elegido podrá inaugurar la nueva cara de la Plaza España, un proyecto que escogieron miles de madrileños en la gran consulta ciudadana de febrero de 2017, pero que el PP ha criticado hasta el punto que prometió cancelarlo antes de que comenzasen las obras.
La Comunidad de Madrid, a través de la Dirección General de Patrimonio Cultural, ha paralizado este miércoles las obras iniciadas por el Ayuntamiento de Madrid en la Plaza de España “por carecer de control arqueológico”, según el Gobierno regional. Las obras se podrán reanudar cuando los técnicos de la Comunidad determinen que se garantiza la conservación del patrimonio existente.
Hay más infraestructuras programadas y que finalizarán este mismo año. Es el caso de siete escuelas infantiles, un centro de alzheimer o polideportivos. Según fuentes de la Concejalía de Economía y Hacienda, en estos momentos se encuentran en ejecución (la última fase de las obras) once escuelas infantiles en Moratalaz, Valdebebas, Sanchinarro, Butarque o Montecarmelo, entre otras, todas con inversiones de entre dos y tres millones de euros.
También se encuentra en ese proceso el estadio de Vallehermoso, en el distrito de Chamberí. Será reabierto en agosto, después de que lo cerrase en 2007 y derribase en 2008 Gallardón, para hacer un estadio mucho más grande de cara a unos Juegos Olímpicos con una inversión prevista de 110 millones. La llegada de la crisis lo dejó 11 años se quedó en un agujero y a Madrid sin un estadio de atletismo al aire libre. El Gobierno de Carmena rescató el proyecto con una inversión mucho menor: 14 millones.
En licitación, la fase en la que se adjudican las obras a las empresas, hay otras tantas infraestructuras en marcha. Es el caso de un centro de mayores en Blas Cabrera, por 3,5 millones o el centro de alzheimer en el Ensanche de Vallecas por 7,4 millones de euros.
Los vecinos del barrio de La Latina recuperarán su piscina una década después de que fuera derribada siguiendo los planes del entonces alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón: en julio estarán en marcha las obras del centro deportivo La Cebada, con piscina, cancha de baloncesto, rocódromo y un espacio de gestión vecinal, de la mano del proyecto adjudicado por Ahora Madrid con un presupuesto por 11 millones de euros.
Operación Chamartín
Previsiblemente, será el candidato del PP José Luis Martínez Almeida quien resulte elegido alcalde de la sesión de investidura el próximo 15 de junio. Aunque no ha ganado las elecciones y se deja por el camino seis concejales y 170.000 votos, suma mayoría absoluta con los otros dos partidos de derechas: Ciudadanos y Vox.
Almeida puede convertirse en el alcalde que acabe con el bloqueo de 25 años de la Operación Chamartín, aunque sea aprobando el proyecto de Ahora Madrid y la alcaldesa Manuela Carmena. La Comunidad de Madrid entregó el informe medioambiental al Gobierno municipal en plena campaña electoral dejando sin margen a Carmena para aprobar el desarrollo urbanístico en un Pleno extraordinario. No obstante, el propio presidente madrileño en funciones, Pedro Rollán, pidió que no se modificara nada del proyecto para que se aprobase tras las elecciones.
De ser investido, Almeida ya ha dicho que aprobará el desarrollo urbanístico de Carmena en el primer pleno municipal del nuevo mandato. Así lo ha defendido el propio candidato del PP, quien ha manifestado que “lo lógico” es que se dé el visto bueno en el Pleno municipal “cuanto antes”. Sería su primera medida como alcalde ya que realmente está todo listo para ello y cuenta con apoyos suficientes.