La izquierda madrileña asume que no hay más salida que la moción de censura a Ayuso y traslada la presión a Ciudadanos

Fátima Caballero

15 de septiembre de 2020 23:13 h

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Ángel Gabilondo rompía este martes con su perfil más institucional y su política de mano tendida al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso que le ha caracterizado durante los últimos meses sumándose a las voces que reclaman una moción de censura en Madrid que desaloje a la presidenta madrileña de la Puerta del Sol. No fue el único que desde la oposición apostó durante el Debate del Estado de la región por una moción contra Ayuso. Más Madrid urgió a impulsarla escandalizado por la gestión de la presidenta madrileña durante la pandemia y ante sus planes para sacar a la región de la situación crítica en la que está sumida con los contagios disparados y las hospitalizaciones al alza. Ambas formaciones, no obstante, trasladan ahora toda la presión sobre Ciudadanos, la otra pata del Gobierno regional, que discrepa de muchas de las decisiones de la presidenta madrileña y cuyo apoyo a la moción es necesario para que tenga éxito.

La presidenta madrileña había basado todo su discurso del día anterior en proclamar viejos anuncios con los que reivindicó las banderas de siempre del PP –rebaja de impuestos y más privatización–, además de un plan para la Atención Primaria con 80 millones de euros en tres años que todos los sectores sanitarios ya han calificado de “insuficiente”. Unas políticas por las que mayoría de la izquierda madrileña asume que no hay más salida que la moción de censura en una situación de emergencia como la actual.

El cambio de registro de Gabilondo le sirve para sacudirse las críticas internas que le afeaban su moderación ante la gestión de Ayuso en la pandemia que situó a la Comunidad al frente de los contagios en primavera pero también en esta segunda ola de la epidemia. Desde Ferraz, calificaban de tibia la respuesta del portavoz socialista a los ataques constantes de la presidenta madrileña contra el Gobierno central. Otros dirigentes como el delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, o la portavoz parlamentaria en el Congreso, Adriana Lastra, tuvieron que encargarse del contraataque a la dirigente del PP.

El portavoz del PSOE aprovechó este martes el debate más importante del año en la Cámara regional para ensalzar su papel de líder de la oposición –fue el más votado en las elecciones de hace un año–, ahora que varios dirigentes socialistas asumen que no terminará la legislatura y que, más tarde o más temprano, dejará la Asamblea de Madrid. Después también de que en el Partido Socialista hayan buscado otro portavoz complementario, el diputado José Cepeda, para confrontar más con la presidenta regional. Su nombre hace tiempo que suena como posible Defensor del Pueblo, un puesto que agrada a Gabilondo pero que requiere consenso entre los dos principales partidos y que, por ahora –al igual que otros órganos constitucionales, como el Consejo General del Poder Judicial– está bloqueado por el PP.

Gabilondo proclamaba este martes un “cambio” de gobierno en Madrid pero avisaba: los socialistas solo impulsarán una moción de censura si es para ganarla, para lo que el líder de la oposición invitó a sumarse al partido de Inés Arrimadas. “Son quienes conforman el propio Gobierno, o lo apoyan, quienes han de considerar si esta situación es sostenible”, dijo el portavoz regional de los socialistas desde la tribuna de oradores. El balón quedaba de nuevo en el tejado de Ciudadanos, el otro socio del Ejecutivo madrileño, después de que el secretario general del PSOE de Madrid y a la vez delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco, deslizase hace una semana la posibilidad de entregar el Gobierno a Ciudadanos para echar al PP de unos despachos que ocupa desde 1995. 

Al otro lado de la oposición progresista en la Cámara madrileña, Más Madrid coincide en el diagnóstico pero difiere en los tiempos y en que haya que esperar a tener una mayoría suficiente para impulsar la moción. La portavoz adjunta de la formación en la Cámara regional, Mónica García, convocó a las formaciones de izquierdas a unirse en una mesa que llamó “de emergencia” a la que también invitó a sumarse a Ciudadanos. Mientras eso sucedía, a unos kilómetros de Vallecas, el líder del partido Íñigo Errejón se encargaba de meter de nuevo presión a Gabilondo anunciando una moción con García como candidata si el PSOE no toma la iniciativa pronto.

El Estatuto de Autonomía –artículo 20– y el reglamento de la Cámara madrileña no impiden que pueda haber varias mociones de censura durante un mismo periodo de sesiones mientras los diputados firmantes –al menos el 15% de los parlamentarios– sean diferentes. No obstante, los socialistas tachan de error el empeño de Más Madrid por impulsar una moción para perderla porque consideran que eso solo “fortalecería” al Gobierno de Ayuso. “La normativa permite que haya mociones infinitas, ese no es el problema, pero no es decoroso dedicarse a presentar mociones si no la vas a ganar”, decía este martes un importante diputado del PSOE en los pasillos de la Asamblea tras el anuncio de Errejón. 

La mala situación epidémica en la región tras una polémica gestión del Gobierno regional durante el verano ha llevado a la oposición en Madrid a asumir que la moción de censura es la única salida. La Comunidad de Madrid lidera desde hace más de veinte días los casos por coronavirus en el país –con 3.595 nuevos este martes– y acumula ya una incidencia de 651 contagios por cada 100.000 habitantes en los últimas dos semanas frente a los 253 de la media nacional.

La llave en cualquier caso la sigue teniendo Ciudadanos al que Ayuso agradeció este martes no haber caído en las pretensiones de la izquierda. Sin sus votos, cualquier cambio de Gobierno es imposible en Madrid. Y ante esos ojos puestos sobre la formación de Arrimadas, el vicepresidente regional, Ignacio Aguado, respondía a estos llamamientos a la ruptura con su socio de Gobierno asegurando que “no es momento de juegos de sillas”, una respuesta con la que Aguado no cierra esta posibilidad en un futuro y que pone nerviosa a la presidenta madrileña, que ante una respuesta similar la semana pasada de su vicepresidente barajó un adelanto electoral.