El ideólogo económico ultraliberal de Isabel Díaz Ayuso durante los últimos cuatro años, Javier Fernández-Lasquetty, no repetirá en el nuevo gobierno de mayoría absoluta. Una salida que desde el equipo de la presidenta autonómica atribuyen a una “decisión personal” y que Lasquetty ha enmarcado en el deseo de “abandonar la política”. En su regreso a la Puerta del Sol en agosto de 2019, donde llegó por primera vez de la mano de Esperanza Aguirre hace 16 años, tuvo mucho que ver con el exlíder del PP Pablo Casado, quien se lo trajo de Guatemala unos meses antes como jefe de gabinete. Lasquetty llegaba al Gobierno de Madrid como uno de los hombres de aquella cúpula Génova de la que poco queda ya. Pero en la posterior guerra entre Ayuso y Casado, el aún consejero se decantó por el bando de la presidenta.
A pesar de su llegada al gabinete regional como mano derecha de Casado, Lasquetty logró escalar posiciones en el seno del Ejecutivo regional hasta convertirse en una de las cabezas del proyecto de Ayuso. Si Miguel Ángel Rodríguez ponía la estrategia comunicativa, era Lasquetty junto con Enrique Ossorio –que también abandona el gobierno para ser presidente de la Asamblea de Madrid– quienes lideraban el proyecto ideológico de Ayuso, con la rebaja de impuestos como bandera principal del gobierno. Lasquetty es uno de los firmes defensores de la llamada teoría de la curva de Laffer, que ha hecho fortuna en el pensamiento neocon, que defiende que la rebaja de impuestos se traduce en aumento de recaudación. Lejos de cumplirse, la deuda del Gobierno regional no ha dejado de aumentar.
Aunque Lasquetty ha explicado este lunes su salida del Gobierno regional como un deseo de abandonar definitivamente la política, su despedida de la vida pública va a ser paulatina. El aún consejero tomará posesión este martes de su acta de diputado y no pone fecha aún a su salida definitiva, aunque ya ha avanzado que en sus planes no entra agotar la legislatura. Pero antes de abandonar del todo el Gobierno, Ayuso le ha preparado una salida con honores, ya que hasta el 26 de junio que se constituya el nuevo gabinete, asumirá las funciones de Ossorio como consejero de Educación y Universidades y las de Enrique López –que también se va del gobierno el 14– como titular de Presidencia. Lasquetty será por un breve periodo de tiempo, el consejero que asuma más poder en la historia de la Comunidad de Madrid.
Su legado en el Gobierno regional pasa por contribuir aún más a la rebaja generalizada del tramo autonómico del IRFP, que acaba beneficiando a los que más ganan. Las rebajas fiscales en la Comunidad de Madrid, especialmente a las grandes fortunas, comenzaron a implantarse con Esperanza Aguirre, en 2002, continuaron con Ignacio González y se intensificaron con Cristina Cifuentes, hasta que tuvo que abandonar el Gobierno por su máster falso en abril de 2018. Tras las elecciones del 4 de mayo de 2021, Lasquetty culminó una nueva rebaja de medio punto en el impuesto de las personas físicas que ha llevado a Madrid a ser la región con el tramo autonómico del IRPF más bajo de España (8,5%).
La salida de Lasquetty va a ser sin duda una buena noticia para los sanitarios en Madrid, que por segunda vez en la última década se han tropezado con sus deseos de recortar en el servicio madrileño de salud. El titular de Economía y Hacienda lo fue antes de Sanidad con Esperanza Aguirre e Ignacio González. Un puesto del que dimitió después de que la Justicia tumbase su plan de privatización. Su regreso al Gobierno regional ahora con Ayuso, ha supuesto estos cuatro años otro quebradero de cabeza para los sanitarios, que atribuyen a Lasquetty las decisiones de en la práctica congelar el presupuesto para Sanidad. En la huelga de médicos y pediatras de Atención Primaria, los facultativos llegaron a pedir que se sentase en las mesas de negociaciones, pero eso nunca se produjo.
Su plan privatizador de la Sanidad
Licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense, trabajó con Aznar en su gabinete en la Moncloa. Cuando este salió del Gobierno, Lasquetty fue secretario general de la FAES de Aznar, el think tank desde el que se cocinaban los planteamientos ideológicos más neoliberales del PP. Tras ejercer durante tres años –entre 2004 y 2007– como diputado del PP en el Congreso, Aguirre le fichó para su Gobierno de la Comunidad de Madrid primero como consejero de Inmigración donde mantuvo un perfil bajo y, después, en la cartera de Sanidad, donde ensayó la puesta en marcha de su ideario más reaccionario.
Suyo fue el Plan de Medidas de Garantía de la Sostenibilidad del Sistema Sanitario Público de la Comunidad de Madrid de 2012 que, en la práctica, implicó la privatización de seis hospitales, decenas de centros de salud y cualquier actividad que no fuera estrictamente sanitaria en el sistema de salud madrileño. “Cuantos más licitantes haya, mejor, porque más ahorraremos”, señalaba Lasquetty cuando presentó su proyecto estrella.
Bajo su mandato, los quirófanos dejaron de funcionar por las tardes y se superó el límite legal de espera quirúrgica de 30 días. Para justificarse le echó la culpa a una huelga que había calificado de escasa en seguimiento. Defendió un plan que trasvasaba cada vez más fondos públicos a las arcas de unas cuantas firmas en aras de la eficiencia, mientras dentro de los hospitales, y sobre todo en la calle, crecía una oposición cada vez más generalizada. Finalmente, dimitió cuando Ignacio González decidió frenar sus planes privatizadores.
Su labor ultraliberal en el Ejecutivo autonómico impulsó el movimiento de respuesta contra la privatización de la sanidad madrileña en el que se convirtió la Marea Blanca, que promulgó decenas de manifestaciones multitudinarias en Madrid en favor del sistema público. Los recursos judiciales presentados por este movimiento impidieron a Lasquetty llevar su plan privatizador a su último término. En enero de 2014, el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) suspendió cautelarmente el proceso de privatización y, en consecuencia, Lasquetty acabó dimitiendo de su cargo en un momento en el que al frente del Gobierno madrileño estaba ya el sucesor de Aguirre, Ignacio González, imputado como principal acusado en el caso Lezo.
Tras defender desde la Consejería de Sanidad de forma vehemente que la privatización suponía un ahorro para las arcas públicas, años después el informe de fiscalización del gasto sanitario y farmacéutico en la Comunidad de Madrid realizado por la Cámara de Cuentas –revelado por eldiario.es– demostró que no existían pruebas de ese ahorro. “Se desconoce en base a qué criterios tomaron estas decisiones, ni el supuesto ahorro o mejora en la prestación de la asistencia sanitaria que se habría podido obtener”, apuntó el texto.
Meses después de dimitir, en 2015 Lasquetty anunció que dejaba la política para ser vicerrector en la universidad Francisco Marroquín, en Guatemala, donde el libre mercado es un dogma. Estando allí, el Tribunal Constitucional avaló la legalidad de su plan privatizador en Madrid.
En 2018 regresó a Madrid para unirse al equipo de Casado, y de ahí saltó de nuevo al gabinete de la Comunidad de Madrid con Ayuso, una imposición del expresidente del PP. Cuando Lasquetty llegó a la Puerta del Sol no tenía en gran consideración a la presidenta regional que peores resultados había cosechado para el PP de Madrid en 2019. Pero eso cambió poco después, cuando el perfil populista de la lideresa del PP de Madrid comenzó a impresionarle. “La aplauden más que a Esperanza Aguirre”, decía. Eso no ha impedido que vaya a poner punto y final a ese tandem ahora que Ayuso va a comenzar una nueva etapa con mayoría absoluta, pendiente de lo que pase en las generales del 23 de julio.
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