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La Justicia tumba la estrategia de las monjas de La Moraleja para vender su iglesia sin condiciones

Alberto Pozas

16 de marzo de 2023 23:13 h

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A finales de la década de los años cuarenta el Conde de los Gaitanes, José Luis Ussía y Cubas, donaba unos terrenos al norte de Madrid para que la Congregación de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús pudieran instalarse después de la Guerra Civil. Un proyecto de reconstrucción que siete décadas después está en manos de los tribunales porque las monjas buscan la manera de vender sus terrenos y de hacerlo por el mejor precio posible. Por el momento, según ha sabido elDiario.es, la congregación religiosa ha perdido la batalla legal frente al Ayuntamiento de Alcobendas y la Justicia ha confirmado la decisión de las autoridades de proteger los terrenos, lo que condiciona su venta a la conservación de parte del edificio.

La Iglesias de las Esclavas se encuentra en La Moraleja, una de las zonas más exclusivas de la Comunidad de Madrid y perteneciente al municipio de Alcobendas. La congregación, según la documentación del caso, lleva intentando vender los terrenos al menos desde 2019 y, para eso, se ha centrado en combatir legalmente su principal obstáculo: que el consistorio y el gobierno regional hayan protegido la iglesia. Construida a principios de la década de los 50, tiene una iglesia y dos crujías adosadas.

La lista de interesados en adquirir el terreno en los últimos años, según diversas publicaciones, ha sido variada: el BBVA, el empresario Trinitario Casanova o el exclusivo club Alma Sensai para el “enriquecimiento personal y profesional” de mujeres. El último nombre que se ha sumado a la lista de las negociaciones con la Congregación, según Expansión, ha sido Brewster Academy, empresa estadounidense del sector de la enseñanza universitaria. El precio convenido, según estas publicaciones, no ha bajado de los cinco millones de euros en algunas de las negociaciones.

Las religiosas de este exclusivo enclave del norte de Madrid se encontraron con un obstáculo legal grande para sus aspiraciones inmobiliarias cuando el consistorio de Alcobendas puso en marcha el proceso para declarar un bien protegido, al menos, los edificios del convento y la iglesia. Se hizo a través de una modificación del Plan General de Ordenación Urbana de la localidad que avalaron en 2021 la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid y el Consejo de Gobierno.

La diferencia es importante para las monjas y sus intenciones monetarias. Un terreno sin ningún tipo de protección puede venderse al precio que considere la Congregación propietaria. Un terreno con esta protección obliga al comprador a mantener intactas la iglesia y el convento y eso limita, por ejemplo, las posibilidades de convertirlo en una vivienda, en un templo moderno del mindfulness y el networking o una universidad privada. El comprador sabe que, haga lo que haga con esos 18.000 metros cuadrados, tiene que respetar parte de esos edificios y sus elementos y el posible precio se resiente.

Su propia iglesia “no presenta interés alguno”

La Congregación emprendió una batalla legal recurriendo estas decisiones para convencer a la Justicia de que su iglesia y su convento no eran para tanto y que no merecían esa protección que obstaculizaba su venta. Entre otras cosas, por ejemplo, la congregación religiosa ha alegado que la iglesia “no presenta interés alguno en lo que a valor histórico se refiere” y que es “uno más de tantos proyectos de reconstrucción tras la Guerra Civil, la mayoría de ellos realizados con escasos medios y diseños rutinarios”. Nada destacable, según las propias monjas.

Según ha sabido elDiario.es, el pasado mes de febrero fue el Tribunal Superior de Justicia de Madrid el que rechazó el recurso de la Congregación, aunque el caso todavía puede ser llevado ante la sala tercera del Tribunal Supremo. Los jueces explican que el Ayuntamiento de Alcobendas llevaba explorando la posibilidad de proteger esos edificios desde 2014 y, después de que no prosperase la posibilidad de declararlo Bien de Interés Cultural (BIC), se puso en marcha su protección como parte del catálogo municipal de bienes y espacios protegidos.

Los jueces explican en su sentencia que la relevancia es “un concepto jurídico indeterminado” y avala los razonamientos del Ayuntamiento y la Comunidad para otorgar esta protección municipal al templo. Es “una reinterpretación de elementos tomados del clasicismo de los siglos XVI y XVIII y de época bajomedieval, con cierto aire rural”, tiene “los atributos necesarios para expresar su función, uso, su forma y diseño, y es capaz de mostrar técnicas y tipos constructivos tradicionales mostrando sus valores dentro de un entorno contextualizado que permite advertir su significado cultural y comprender la historia de La Moraleja, la iglesia y un pequeño convento, junto a la ampliación realizada a partir de 1969 para convertirlo en una ”casa de espiritualidad“. Todo esto, dice el TSJM, avala la decisión de otorgarle protección.

Un informe pericial de parte presentado por la Congregación, incluso, apuntaba a que la iglesia no era “algo digno de protección” y que su único valor es “constituir un hito urbano” y que es muy poca cosa en comparación con la arquitectura religiosa de su tiempo: Nuestra Señora del Rosario (Madrid), Nuestra Señora de Aránzazu (Oñati) o Notre-Dame du Haut (Ronchamp, Francia). “Ni siquiera puede considerarse que el inmueble albergue valores relativos al movimiento de recuperación del clasicismo que se produce en el primer franquismo”, desprecia el informe encargado por la propia Congregación.

Los jueces no conceden a ese informe arquitectónico de parte, basado en “el interés particular” ya que compara esta iglesia con otras “ajenas al municipio” y “sin aportar un análisis exhaustivo”. Un informe, dice la sentencia, que “carece de relevancia”. Es un conjunto arquitectónico que, según los jueces, “podrá no tener interés para el perito pero sí para el municipio” de Alcobendas.