El Ayuntamiento de Madrid tiene un nuevo 'okupa' en uno de sus solares: la compañía eléctrica Iberdrola. La multinacional sigue en una parcela municipal de 6.500 metros cuadrados catalogada para uso deportivo con un parking de 264 plazas para empleados. El terreno está pegado a un colegio público cuyas familias llevan meses peleándose contra un gigante para que el aparcamiento que llena de contaminación los patios donde juegan sus hijos se desplace a otro lugar. Ha sido la “puntilla”, dice el AMPA del CEIP Juan Zaragüeta, para un centro encajonado entre la M-40, un complejo de oficinas y una cementera.
El aparcamiento se puso en marcha con la autorización del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida firmada hace justo un año. El trato era ceder la parcela, reclamada por las familias del colegio durante años para uso del centro y de los vecinos del distrito, a cambio de un canon de 120.384 euros anuales. La pandemia acababa de estallar en Madrid. Desde entonces casi todo ha cambiado pero el parking permanece pese a que la compañía ya no tiene permiso municipal para continuar usando esta parcela del barrio de Hortaleza.
El contrato de cesión, rubricado con el área de Desarrollo Urbano (Ciudadanos) el 11 de marzo de 2020, podía prorrogarse año a año durante cinco. Hace una semana cumplió el primer aniversario. Pasó lo que se esperaba: el Ayuntamiento no renovó la licencia. El área de Urbanismo, gestionada por Ciudadanos, no tuvo más remedio que echar el freno. No solo por la movilización de las familias del colegio. El Pleno de Cibeles aprobó en noviembre por mayoría la reversión del contrato, a propuesta del PSOE y con la abstención del PP. Su socio de Gobierno por primera vez dejó a los de Begoña Villacís solos ante la polémica.
Pero la compañía se resiste a marcharse. El Ayuntamiento ya dictó en diciembre que la autorización quedaba revocada. Iberdrola entonces respondió con un primer recurso ante la justicia al que ahora se suma uno nuevo al no renovarse la prórroga. La multinacional ha pedido medidas cautelares y se escuda en que el Gobierno municipal no puede hacer nada hasta que no se resuelvan, asegura una portavoz de la empresa. En los meses que llevan con el parking abierto no han cumplido con la obligación que les impuso el Consistorio una vez estalló la polémica: poner árboles en la franja de terreno colindante con el colegio. La indicación quedó reflejada en una misiva, a la que ha tenido acceso este medio, enviada por la Dirección General de Gestión Urbanística a Iberdrola el día que se estrenó el parking. Era 21 de septiembre.
El área de Desarrollo Urbano asegura que está “agilizando todo” para que la parcela se quede vacía “cuanto antes”. Los técnicos comprobaron el pasado día 11, cuando acababa el plazo de cesión, que el terreno “seguía ocupado”. “Se va a empezar el procedimiento de desalojo y recuperación de oficio”, apuntan desde el área, que no se atreve a dar una fecha con la batalla judicial que, ya ha demostrado, está dispuesta a dar Iberdrola. “Hubo conversaciones para negociar, pero ellos han preferido ir por la vía judicial”.
“Es curioso cómo Almeida tiene prisa en desalojar los espacios vecinales pero no ha dicho nada sobre esta parcela ocupada”, se queja el concejal de Más Madrid, Miguel Montejo, tras visitar el entorno del colegio Juan Zaragüeta junto a la portavoz municipal, Rita Maestre, y la candidata de la formación a las elecciones del 4 de mayo, Mónica García. El partido ha hecho de este problema un asunto de campaña con la presencia de García. “La política útil es ir colegio a colegio, centro de salud a centro de salud”, aseguraba a las puertas del centro educativo. El PSOE, que llevó al Pleno la revocación de la autorización, pide al Ayuntamiento que sea “igual de rápido que fue para concederla”. “Se podría llegar a un acuerdo extrajudicial para ser más rápidos, pero tiene que ser una prioridad y no lo es”, apunta la edil Mercedes González.
“Esto es, ni más ni menos, la salud de nuestros hijos”
Las madres y los padres supieron de los planes del parking cuando, de casualidad en pleno mes de agosto, vieron entrar unos tractores a un terreno agreste donde los vecinos solían pasear a sus perros. Llevaban años reclamando una zona verde para los vecinos y el centro, pero siempre hubo inconvenientes para que se hiciera realidad. Ahora es una zona vallada, de uso privativo y custodiada por una barrera de metal que solo permite la entrada a los empleados de Iberdrola, cuya sede está próxima. “Lo del parking fue la puntilla al entorno de este cole. Estamos en la vía de servicio de la M-40, con una cementera al lado y, ahora, un aparcamiento”, cuenta Luz, una de las vocales del AMPA del centro. La movilización se organizó rápido. “Esto es, ni más ni menos, la salud de nuestros hijos. No fue difícil ponernos de acuerdo”, recuerda.
Las familias han probado de todo: llenaron la valla que separa el parking del colegio de lazos verdes cuando comenzó el curso en septiembre y hasta Greenpeace se coló en el parking para denunciar a lo grande la cesión del terreno público a la multinacional. Sobre el terreno los activistas pintaron enormes árboles con una pancarta: “Reinventa tu ciudad”. “Estamos cansadas porque son más fuertes que nosotras. Somos un AMPA, un grupo de padres y madres; ellos una multinacional con muchos abogados en nómina dispuestos a todo”, resume Luz.