La lista electoral liderada por Manuela Carmena que nació fruto de una traumática ruptura con Podemos bajo las siglas de Más Madrid ha terminado en otro divorcio. La separación se ha consumado esta semana, cuando la parte minoritaria –formada por cuatro ediles y defensora de un proyecto solo municipalista y solo para la capital– se desgajaba de los otros 15 concejales del grupo municipal más numeroso del Ayuntamiento de Madrid, que están mayoritariamente de acuerdo con la idea de Más Madrid de convertirse en partido. El estallido llegó sin un mensaje o una llamada previa a la portavoz, Rita Maestre.
Tras el cisma, abierto por las discrepancias sobre cómo construir el espacio político, se plantean dos grandes interrogantes. Uno a corto plazo, relacionado con la convivencia de dos grupos de concejales en el consistorio de la capital. La petición de los cuatro ediles que han impulsado la separación –Marta Higueras, José Manuel Calvo, Luis Cueto y Felipe Llamas– de quedar al frente del grupo “original” para que el resto, la mayoría, sea desplazado al sillón de los no adscritos amenaza con agravar la guerra que desde hace meses se libra en las filas municipales. “Cuando alguien se coloca fuera, está fuera a todos los efectos”, aseveró el jueves la portavoz, Rita Maestre, aunque aún los ediles no se han dado oficialmente de baja. El sector crítico, sin embargo, se muestra dispuesto a dar la pelea y centra la mayor parte de las críticas en el liderazgo de Maestre. Los ediles tienen intención de quedarse en sus responsabilidades hasta que los servicios jurídicos del Ayuntamiento determinen cuál es su situación administrativa, según avanzó el concejal José Manuel Calvo en esta entrevista. Con la mirada más larga, la ruptura da un nuevo vuelco al tablero político de cara a las elecciones de 2023 y fragmenta un poco más la izquierda madrileña, tradicionalmente muy dividida. La exalcaldesa se mantiene, de momento, al margen.
El divorcio no ha cogido a nadie por sorpresa. Las tensiones llevaban meses acumulándose. En las últimas semanas se ha podido ver incluso a las dos facciones, con apoyos claramente asimétricos, acudiendo por separado a los mismos actos. El sector mayoritario vinculado a Maestre, única portavoz desde el verano tras un pacto para intentar suavizar las disputas internas y líder de la formación a nivel municipal, asumía la posibilidad de que los críticos hicieran saltar el grupo por los aires aunque siempre trataron de preservar la discreción respecto a los problemas internos al ser un sector tan minoritario. En Más Madrid, que cuenta con la ventaja de una estructura más sólida que cuatro ediles sueltos, consideran que su único objetivo es desgastar su proyecto y vinculan la ruptura con “intereses personales”. Los críticos, a los que el sector mayoritario considera “tránsfugas”, no solo se han ido mostrando sus discrepancias respecto a la forma del espacio político, sino que han criticado que la oposición de sus compañeros era blanda y permite a Almeida “pasearse”.
Las primeras evidencias de que en Más Madrid habitaban dos modelos difíciles de conciliar se dieron muy pronto. Cuando Manuela Carmena, exacaldesa y la pieza que aglutinaba, dejó su acta de concejala ante la imposibilidad de gobernar pese a haber ganado las elecciones no nombró una sucesora al frente del grupo, sino que repartió el poder entre dos. El vacío que dejaba su figura intentó suplirse con Marta Higueras, la que fue su teniente de alcalde, como portavoz “orgánica” del grupo –oficial a todos los efectos–, y con la exportavoz municipal Rita Maestre como cara visible de la formación ante los medios. “Quienes piensen que voy a renunciar a liderar el legado de Manuela Carmena es que no me conocen”, avanzó entonces Higueras lo que vendría después. El sector crítico siempre se ha reivindicado como heredero de la exalcaldesa en un marco autoconstituido con el que discrepan los afines a Maestre.
El pacto de las empanadillas
Pocos meses antes de las elecciones municipales y autonómicas de 2019, Carmena selló una alianza con Íñigo Errejón. Este acuerdo que se fraguó al margen de Podemos supuso la ruptura de Errejón con su partido, el que ayudó a fundar junto a Pablo Iglesias en 2014 y que le había elegido en primarias para competir por la presidencia de Madrid. Las relaciones de Errejón con Iglesias hacía tiempo que estaban deterioradas y el llamado “pacto de las empanadillas” supuso la salida de otro de los fundadores del partido. Por aquel entonces, Carmena negociaba con la formación de Iglesias la lista electoral y la exalcaldesa de Madrid se negaba a que el exjemad Julio Rodríguez fuera su número dos en la candidatura como pedía el líder de Podemos.
El acuerdo supuso la división en dos de Podemos en la Asamblea de Madrid. Gran parte de los diputados de Podemos se fueron con Errejón pero eso no impidió que la formación de Iglesias presentara su propia lista. No así en el Ayuntamiento donde el líder de la formación morada renunció. “Carmena no es Íñigo”, dijo entonces Iglesias para justificar que su partido no compitiese en el ámbito municipal.
Algunos de los ediles más próximos a Carmena defienden que la confluencia con Errejón –cuya imagen más icónica es el famoso beso de ambos frente a Medias Puri, un local de ocio de Madrid– supuso “la tumba” de la exalcaldesa. A su juicio, el equipo de Errejón hizo una campaña que solo benefició al ahora diputado de Más País en su pugna por entrar en la Asamblea autonómica, mientras le restaba votos a la que fuera primera edil en la competición municipal. Dos años después, algunos concejales que se sumaron a esa candidatura procedentes de Podemos, como José Manuel Calvo, consideran que fue un “error” que les impidió revalidar la alcaldía mientras la mayoría sigue enfocada en construir la marca de Más Madrid como proyecto “verde, progresista y feminista”. “Estamos fuertes y estamos unidos”, defendía Maestre tras la ruptura.
Más Madrid ganó las elecciones pero no logró sumar con la izquierda y los primeros desencuentros empezaron a aflorar. El pacto de las tres derechas tardaba en consumarse y Carmena decidió mantenerse al frente del grupo municipal por si la falta de acuerdo entre PP, Ciudadanos y Vox la mantenía en el poder. En aquel momento, las palabras de Errejón en una entrevista en elDiario.es cayeron como una bomba en el entorno de la exalcaldesa. Errejón planteó la posibilidad de hacer alcaldesa a Begoña Villacís a cambio de que Ciudadanos facilitase un gobierno de PSOE y Más Madrid en la Comunidad, del que él formaría parte. Algunos ediles se revolvieron con esta propuesta que, aseguraron, no estaba consensuada con Carmena. “Errejón dio por amortizada a Manuela para lograr su propósito de entrar al Gobierno”, argumentan hoy esos ediles que no olvidan aquel movimiento.
Más País: el salto a la política nacional
Pese a estas grietas que ya empezaban a abrirse en el grupo municipal, tres meses después Errejón decidía dar el salto a la política nacional y eligió como número dos de la candidatura a Marta Higueras, ahora una de las ediles escindidas, para la repetición electoral. Era una forma de asegurarse el apoyo público de Carmena, que por aquel entonces se había retirado y prefería mantenerse al margen de la contienda política. Higueras se imponía en la lista a Inés Sabanés, edil de Medio Ambiente en Ahora Madrid, que provenía del acuerdo con Equo. Errejón apostaba por convertirse en el partido verde español al estilo de otros que lograban buenos resultados en Europa. Por aquel entonces –finales de septiembre de 2019– las encuestas auguraban un buen resultado: hasta 15 escaños llegaron a pronosticar. A medica que avanzaba la campaña, los sondeos fueron desinflándose.
El 10 de noviembre, en la repetición de las generales después de que PSOE y Unidas Podemos no fueran capaces de ponerse de acuerdo en julio, Más País solo logró dos escaños. El resultado además de estar lejos de lo esperado –ni reunieron grupo parlamentario ni tampoco pudieron ser decisivos en la formación de un gobierno de izquierdas– abrió un nuevo cisma en el partido con ecos en el grupo municipal. Tanto Higueras como Sabanés eran ediles del Ayuntamiento, pero Errejón se inclinaba por la entrada de la primera al Congreso por ser de Equo. Higueras terminó renunciando al escaño y eso propició la primera negociación interna entre los que ya empezaban a mostrarse críticos con la pérdida de la autonomía del grupo municipal en el Palacio de Cibeles frente a la dirección nacional.
Además, los malos resultados de las generales habían dejado unas deudas en Más País difíciles de afrontar. Higueras y los ediles que hoy rompen junto a ella su relación con Más Madrid negociaron entonces la renuncia al escaño y pagar una cuota más elevada para hacer frente a las deudas a cambio de más autonomía y transparencia, algo que, denuncian ahora, nunca se produjo.
Marta Higueras se desvincula del partido
La siguiente fractura llegó cuando Higueras, la portavoz oficial en el grupo municipal, anunció que no se incorporaría a la construcción orgánica de Más Madrid, que en las siguientes semanas celebraría un proceso constituyente, argumentando que la vocación de la candidatura más votada en las elecciones de 2019 no era ser un partido al uso. Pese a que su acción política sería independiente y que su posición era minoritaria en el grupo, Higueras no quería renunciar a la Portavocía.
Le siguieron José Manuel Calvo y Luis Cueto, último gerente del Ayuntamiento de Madrid nombrado por Carmena. Felipe Llamas, jefe de gabinete de la exalcaldesa, se adhirió posteriormente al tomar posesión del cargo como concejal tras la dimisión de Estrella Sánchez en octubre. En esa época el enfrentamiento seguía en escalada y el grupo municipal, ya muy dividido, tuvo que afrontar dos renuncias: la de Marta Gómez, quien siempre ha desvinculado públicamente su salida del complicado clima interno; y la de Sánchez, que sí relacionó su dimisión con las “heridas” abiertas en Más Madrid.
Unas heridas que el acuerdo de convivencia firmado en agosto, cuya consecuencia más visible fue el relevo de Higueras en la Portavocía en favor de Maestre, no terminó de cicatrizar. Los más afines a Carmena aceptaron el cambio para acabar con la bicefalia y una secretaría adjunta de nueva creación quedó en manos de una concejala, Maysoun Douas, no vinculada al recién creado partido político. El pacto de “respeto mutuo” incluía también una “asignación suficiente” de recursos al sector minoritario. “Con este acuerdo se marca finalmente un camino de trabajo coordinado entre las diferentes sensibilidades del grupo municipal que afrontará el curso político con energías renovadas”, decía el comunicado emitido por Más Madrid que admitía implícitamente las diferencias internas.
El objetivo entonces era evitar un enfrentamiento público que pudiera erosionar la labor de oposición al Gobierno de José Luis Martínez-Almeida. Puertas hacia afuera, el grupo pasaba por su mejor momento tras tener un cierto protagonismo durante la primera etapa de la pandemia al ejercer una oposición alejada de la crispación que se estaba viviendo en el Congreso o en la Asamblea de Madrid. Resultado de la voluntad de entendimiento surgieron los Acuerdos de la Villa, firmados por los cinco grupos municipales.
Lo que intentó arreglarse en verano con el sector minoritario se ha roto definitivamente seis meses después. Con la marcha de los cuatro ediles, Más Madrid deja de ser el grupo mayoritario en el Ayuntamiento de Madrid: empata en concejales con el PP con 15 cada uno.
La izquierda madrileña, aún más dividida
Los ediles que ahora han decidido desgajarse, proclives a una candidatura en 2023 con Unidas Podemos y PSOE, esgrimen como uno de los motivos de ruptura que los términos de aquel acuerdo interno que permitieron que el nombramiento de Maestre saliera adelante no se han cumplido. Dicen que han sido “ninguneados”. Las reuniones de todos los concejales, pese a las fricciones, se han seguido manteniendo para acordar qué temas entran o no en las comisiones y en los plenos mensuales. Hasta este jueves, cuando la disputa ha estallado definitivamente a poco más de dos años de la próxima cita electoral en la ciudad de Madrid. La ruptura vuelve a remover las piezas del tablero de la izquierda madrileña con las heridas del último revolcón aún abiertas.
El acercamiento de los concejales críticos de Más Madrid con los socialistas ya se está produciendo, aunque sin que de momento haya nada cerrado, según los ediles que se han desvinculado de Maestre y los suyos. Hay gestos, milimétricamente calculados, que evidencian una mejor sintonía con el partido que lidera José Manuel Franco en Madrid, frente a las deterioradas relaciones en el seno del grupo municipal. Hace una semana el que fuera edil de Urbanismo con Ahora Madrid, José Manuel Calvo, publicaba una tribuna de opinión en elDiario.es junto a la edil socialista Mercedes González. Ambos concejales, duramente enfrentados durante la pasada legislatura, firman un artículo en contra de las políticas de vivienda de Almeida.
Ese mismo día, los concejales que ahora rompen con Más Madrid hacían un acto conjunto junto a Franco y Manuela Carmena para denunciar la ruptura de la placa de Largo Caballero por parte del Gobierno de PP y Ciudadanos. Pero no solo se habla de un acercamiento con el PSOE, Juan Carlos Monedero insinuaba recientemente en una entrevista en Efe que Podemos debe tejer alianzas con estos concejales aunque la dirección de Podemos Madrid ha desmentido esta semana que se hayan producido contactos “ni formales ni informales” con los ediles. Porque lo que sí asumen los ediles ahora escindidos es que no puede haber una cuarta lista electoral al consistorio en la ya muy dividida izquierda madrileña.