Aprovechó en varias ocasiones durante la campaña electoral para alardear de que con su llegada al gobierno acabaría con una de las medidas estrellas del ejecutivo de Manuela Carmena: Madrid Central. Y, con pocos días en el cargo, José Luis Martínez-Almeida, el alcalde de Madrid, puede hacer realidad su amenaza. El pasado jueves se aprobó un retraso en las multas para aquellos que entren en el área actualmente restringida, que entrará en vigor este lunes y se podrá extender al menos hasta el 30 de septiembre. Vecinos de la zona, trabajadores y ciudadanos de otros barrios han clamado contra sus intenciones y han exigido que no se toque la iniciativa del equipo de gobierno de Manuela Carmena.
Para recordar que “su salud les importa” y que no van a permitir que se tire por tierra lo conseguido con Madrid Central, miles de madrileños han decidido desafiar la ola de calor para dejar un mensaje claro: “Madrid Central se queda”. Bajo ese lema han recorrido el centro de la capital desde la plaza de Callao hasta Cibeles en una marcha que ha estado apoyada por más de 70 organizaciones. Según los impulsores, han asistido 60.000 personas. Entre las proclamas podía leerse “La contaminación mata. Menos coches y más salud” o “Más nutrias y menos cenutrios”, en referencia al retorno de las nutrias al Manzanares.
Están “hasta los pulmones” de los políticos
“Es importante vivir en una ciudad sana y sin humos”. Juan porta una pancarta que reza: “Qué alcalde es este, que nos quiere enfermos”. Está convencido de que la decisión del equipo de gobierno de querer tumbar esta medida forma parte de un “pique político” y lamenta que no se esté mirando por la salud de los madrileños.
Al contrario de lo que piensa el alcalde, Juan cree que habría que ampliar Madrid Central porque “es tan importante que no deberíamos volver a atrás”. “Si otros países de Europa lo han conseguido, ¿por qué nosotros no?”, se pregunta mientras lamenta que España “siempre va a la cola”.
Entre los manifestantes había personas de todas las edades, portando sombreros y gorras y con botellas de agua y abanicos en sus manos. Los jóvenes, aunque estaban representados, eran minoría. Entre ellos estaba Patri, que junto a sus amigos gritaba que están “hasta los pulmones” de las decisiones de los políticos: “Venir con este calor demuestra realmente lo que estamos dispuestos a defender”.
La joven aprovecha para relacionar los casi 40 grados que marcaba el termómetro cerca de las 20.00 horas en Madrid, para hacer referencia a una de las principales consecuencias de la contaminación: el cambio climático: “Cada vez se está derritiendo más hielo en los polos. Si revertimos Madrid Central, esto solo puede ir a peor”, se teme. “Es una medida más que necesaria”.
“Es importante venir a esta marcha, porque si no van a tener la excusa de que los ciudadanos realmente no desean Madrid central”, opina Francesco. Sonriente, declara que espera que los políticos “recapaciten y tengan en consideración que la mayoría de los ciudadanos y las ciudadanas de Madrid estamos a favor de unas calles para las personas, no para los coches”.
A los asistentes les cuesta imaginarse una Gran Vía de nuevo llena de coches y con atascos: “No puedo pensarlo, pero probablemente a partir del lunes la vamos a tener. Por desgracia”, dice Juan, refiriéndose a la moratoria que entra en vigor el lunes, la cual el PSOE va a recurrir. “Por eso estamos aquí, con la que está cayendo, porque es algo que creemos que es justo. No porque lo haya hecho Manuela”, insiste.
Los gritos de “Yo si quiero Madrid Central” han ido llenando poco a poco la plaza de Cibeles, donde ha finalizado la manifestación. La cabeza de la marcha conquistaba la puerta del Ayuntamiento pasadas las 20.30 horas. Allí los presentes han recordado que “no se sienten representados” y que “Esto nos pasa por un gobierno facha”.
Desmantelar Madrid Central
Al actual gobierno de la capital no le convence el plan de Madrid Central, a pesar de que, según un informe de Ecologistas en Acción, se haya reducido la contaminación en el mes de abril hasta el nivel más bajo en dos décadas. Desde el consistorio aseguran que quieren sustituir el modelo actual por uno que permita compatibilizar “las necesidades de movilidad de los ciudadanos con la mejora de la calidad del aire”.
Si a pesar de las voces de los madrileños reclamando que se mantenga esta medida el equipo de gobierno decide tumbarla, el movimiento volverá a situar a España bajo la mirada de Europa en materia de contaminación. Algo que se evitó con su puesta en marcha. Un proyecto decisivo para que la Comisión Europea decidiera no remitir al Tribunal de Justicia de la UE el procedimiento de infracción contra España por superar los niveles de contaminación permitidos.