Los médicos de Atención Primaria han salido a la calle, se han concentrado en frente de los centros de salud todos los jueves. Han incluso empezado una huelga indefinida para intentar cambiar un modelo que aseguran es perjudicial tanto para los profesionales como para los pacientes. Llegados a cuatro semanas de paro, y sin avances en la negociación con el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso, han decidido encerrarse de noche. Lo ha hecho el comité de huelga en la sede de la Consejería de Sanidad, y los médicos de diferentes centros de salud de toda la Comunidad.
“La huelga empieza a ser muy dura psicológica y económicamente, pero es ahora o nunca. Si no ganamos esta vez, se acaba la Atención Primaria”, resalta Ángela Revilla. Tiene 29 años y se incorporó hace unos meses al centro de salud Puerta Bonita, en Carabanchel. Habla a través de la reja del centro de General Ricardo, donde los médicos del distrito se encerraron en la noche del jueves para protestar contra el “inmovilismo” en los negociados.
Revilla eligió la residencia de medicina de familia porque está convencida de que la Atención Primaria es el pilar de la sanidad pública, aunque reconoce que es una de las especialidades más desperdiciada y maltratada. “De 18 médicos que éramos durante mi residencia, solo seis llegaron hasta el final. Pero el 100% de ellos participa en la huelga, porque entendemos la importancia de esta lucha”.
A su lado, Asu Prieto (66 años) asegura participar en el encierro más en calidad de paciente que de médico. Veterana de la Atención Primaria, está a punto de jubilarse tras trabajar 35 años en el mismo centro de salud. Resume así su experiencia en la sanidad pública madrileña: “Primero mejoró, después se estancó. Ahora se está hundiendo”. “Es un trabajo muy duro”, añade. “El tiempo es un factor fundamental para ejercerlo y la carga de trabajo varía mucho dependiendo del centro y del barrio. En las zonas socialmente desfavorecidas la sobrecarga es insostenible, pero los vecinos nos apoyan mucho en esta lucha”.
Los encierros nocturnos en los centros de salud han culminado una jornada de tensiones que empezó con una reunión del comité de huelga con la Consejería de Sanidad, la primera después de muchos días de silencio. Una hora después del encuentro -donde finalmente no se alcanzó un acuerdo para terminar el paro- los miembros del comité anunciaron su intención de encerrarse en una sala de la Dirección General de Recursos Humanos hasta que algún miembro del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso estuviera dispuesto a “negociar de verdad”.
A las ocho de la tarde, nueve horas después del comienzo de la protesta, decenas de sanitarios y ciudadanos se habían concentrado en la calle para apoyar al comité de huelga. En la puerta han colgado una bata con en la que se lee 'No vamos a parar', mientras que al lado está la pancarta del sindicato Amyts que les acompaña en las manifestaciones de las últimas semanas.
Daniel Bernabeu, presidente del sindicato, anima a los encerrados y a los presentes con un megáfono. “Seguimos en huelga, no vamos a parar, hasta que Lasquetty se siente para hablar”, gritan al unísono los manifestantes. “Esto está en un punto muerto. Nos sentimos como los mineros de Thatcher, estamos sufriendo una guerra de desgaste”, comenta Bernabeu, tras reconocer que en este momento el mayor problema es la falta de confianza en la Consejería, que les dio de larga durante semanas. “Nos están insultando y desprestigiando ante la opinión pública, cuando lo único que pretendemos es negociar y llegar a un acuerdo”.
A su lado, Maricarmen asiente con la cabeza a cada palabra del presidente del sindicato. A pesar de no ser sanitaria, decidió unirse a la protesta en cuanto se enteró del encierro. “Soy una paciente más de la sanidad pública de Madrid. No me pierdo ni una sola de las concentraciones en su defensa. Nuestros médicos han estado siempre para nosotros, y ahora nos toca a nosotros apoyarles en su lucha”, explica esta vecina de Arganzuela.
Susan Rodríguez, médica del centro de salud La Cortes, lleva desde las 12.30 en la calle Sagasta. Llegó en cuanto se hizo público el encierro del comité de huelga. La acompaña una compañera de trabajo que es pediatra, y las dos están participando en el paro. Asegura que incluso después de cuatro semanas, los pacientes la siguen apoyando mucho, ya que reconocen la importancia de luchar para la Atención Primaria. “Yo creo de verdad que con esta protesta vamos a conseguir cambiar las cosas. Es raro que los médicos consigan unirse, y por tanto tiempo. Si ha pasado es porque lo que está en juego es demasiado importante como para renunciar”, indica.
Pasada la media noche, el sindicato ha difundido un video de los siete miembros del comité de huelga que seguían encerrados en la Consejería. La secretaria general, Ángela Hernández, ha denunciado que nadie apareció para dialogar con ellos: “Este es el trato que dispensa la Consejería de Sanidad al comité de huelga. Nosotros ahora trataremos de descansar lo mejor posible, hay en la sala unas sillas de ruedas con brazos. Es lo que hay. Es como trata la Comunidad de Madrid a sus médicos”.
Asamblea con los pacientes en la puerta del centro de salud
El encierro del centro de salud Rafael Alberti, en Vallecas, ha empezado con una asamblea en la calle con los pacientes, que acudieron numerosos para apoyar a sus médicos. Le trajeron incluso tortillas de patatas, galletas y café para aguantar toda la noche. Unos veinte facultativos -provenientes de cinco centros del distrito- pasan las horas reunidos en círculo discutiendo de la huelga, pero sobre todo comparten ideas sobre el futuro de la Atención Primaria.
“Yo creo que la pregunta no es cuánto vamos a aguantar”, afirma Nacho Revuelta, médico del Rafael Alberti. “Lo que es relevante recordar es que se están dejando si atender a miles de consultas. Que un paro del sector del transporte no dura más de cuatro días, mientras que se está permitiendo que una huelga sanitaria dure un mes. Están jugando con las vidas de los pacientes”.
Por esta razón, explican los facultativos, hay compañeros que han abandonado la huelga. “Nos duele no poder atender a nuestros pacientes, gente que conocemos de toda la vida y que confían en nosotros. Muchos médicos han llegado a sentirse culpables y a tener miedo de lo que pueda pasar, y han vuelto a trabajar”, reconoce Carmen Pardo, del centro de Numancia.
Todos hablan de agotamiento físico y emocional que arrestaran desde hace años y que la pandemia no ha hecho que empeorar. “Cuando lo peor se acabó, nos dimos cuenta de que no se trataba de una situación temporal. Ese era el futuro”, cuenta Iciar Fernández, que trabaja en Entrevías. “Muchos compañeros ya lo dejaron. Se han ido porque esta no es la Atención Primaria en la que quieren y se puede trabajar. Probablemente, si la huelga va mal, vamos a hacer lo mismo. Ya no tenemos nada que perder”, añade, mientras todos alrededor del círculo asienten con la cabeza.
Daniel García, del centro de salud Vicente Soldevilla, mantiene un poco de optimismo al respeto. “Yo no crea que esta huelga sea el fin de algo. A lo mejor es el comienzo. Un punto de partida hacia la reconstrucción de la Atención Primaria, que es prevención, trabajo en comunidad, construir una relación con los pacientes. Es el trato con los pacientes que nos recuerda porque estamos aquí. La huelga es por esto”.