“La política tiende a la testosterona”, asegura la candidata de Más Madrid, que pretende presentarse a las elecciones del 4 de mayo con una filosofía distinta. “Tiene que ver con las relaciones de poder, con la sensación de que las mujeres siempre somos intrusas”. El pasado martes, un día después del sorpresivo anuncio de Pablo Iglesias, Mónica García (Madrid, 1974) difundía un vídeo en el que anunciaba su paso al frente, decía 'no' a una lista conjunta con Pablo Iglesias y recordaba que lleva dos años haciendo frente a Isabel Díaz Ayuso desde su escaño en la Asamblea de Madrid y muchos más defendiendo la sanidad pública desde la calle con la Marea Blanca. El vídeo de presentación dejaba algún recado a Pablo Iglesias, con el que dice tener una buena relación: “La política en Madrid no es una serie de Netflix que haya empezado con el adelanto electoral”.
No obstante, la candidata de Más Madrid saluda la existencia de tres listas de la izquierda, da por hecho que todas pasarán del 5% y tendrán representación en la Asamblea y por eso evitará confrontar con Unidas Podemos. Su pugna es con la candidata del PP y con Vox. “Es la oportunidad para que la irresponsabilidad de Ayuso le salga mal”, asegura. Y si eso implica aceptar los votos de Ciudadanos e incluso un Gobierno con miembros del partido de Inés Arrimadas, pues habrá que explorarlo porque para ella lo fundamental es acabar con 25 años de PP en Madrid. “Con Ciudadanos nos pasa lo que le pasaba a Manuela Carmena con Esperanza Aguirre, que creemos en la reinserción”, bromea.
Ha sido la cara de la oposición a Isabel Díaz Ayuso durante la crisis de la COVID-19, denunciando la gestión política y sanitaria de la pandemia, pero la dirigente del PP es la favorita en todas las encuestas. ¿Qué ha hecho Ayuso para tener ese respaldo?
Isabel Díaz Ayuso ha seguido el perfecto manual trumpista, el perfecto manual populista y el perfecto manual de quien utilizan las instituciones para hacer campaña propia. No lo ha dejado de hacer en ningún momento y es seguramente la política con más propaganda y menos política de hechos reales. Sabemos que eso funciona, tenemos el ejemplo de Trump: esa política de la confrontación, de polarización, del bulo, de la mentira y del sálvese quien pueda, tiene sus receptores. Ella lo tenía claro desde el primer momento de la pandemia y basó absolutamente toda su estrategia en hacer ese tipo de política.
¿Hay algo de responsabilidad en la oposición? ¿Qué han hecho mal para que hoy exista ese riesgo de que el PP gobierne con la extrema derecha, como pronostican en todos los sondeos?
La política de confrontación, y lo hemos visto en muchísimos ejemplos, tiene sus réditos y es difícil hacerle oposición desde la realidad, desde el problema de las UCIs, desde el problema de los fallecidos, de las residencias.... Pero también creo que la pandemia a la población la ha dejado una situación de saber de lo que está harta, y es de los gritos, de las de las voces altas… Sabe lo que realmente nos estamos jugando.
¿Qué es lo más urgente que necesita Madrid?
Resolver la situación en la que estamos, que es la pandemia, porque no la tenemos resuelta ni la hemos tenido resuelta nunca. La siguiente urgencia es recomponer y reconstruir todo aquello que nos servía de colchón, que nos servía de red. Esa red la han adelgazado hasta el punto de que ante cualquier eventualidad podemos caernos todos. Hay que recomponer los servicios públicos y la manera de hacer política y de concebir lo que es un gobierno en una comunidad.
Ven esta competición como un partido de ida y vuelta, ya que en dos años los madrileños tendrán que volver a votar.
Esta repetición electoral es una oportunidad para que la irresponsabilidad de la señora Ayuso le salga mal y que sea la última que haga en la Comunidad de Madrid.
¿En dos años da tiempo a hacer todo lo que prometen?
Estos dos años nos tienen que servir para acabar de una vez por todas con esta red clientelar y esta manera de gobernar que ha llenado sumarios judiciales y que nos abochorna. Es una buena oportunidad para levantar alfombras, abrir cajones y poner por lo menos la Comunidad en el punto cero, de donde nunca debimos salir.
En estos dos años da tiempo para eso, pero obviamente la reconstrucción es a mucho más largo plazo, pero es fundamental romper la dinámica del Partido Popular en la Comunidad de Madrid. Está claro que revertir 25 años de PP no va a ser fácil, pero en algún momento tenemos que empezar a caminar.
Vayamos a la noticia de la semana: su decisión de no concurrir en una lista unitaria con Unidas Podemos. ¿Hubo debate interno sobre la decisión de rechazar a esa candidatura unitaria?¿Quién toma la decisión?
Nosotros estábamos preocupados cuando pensábamos que Unidas Podemos no llegaba al 5%. De todas estas noches locas que hemos tenido, la que peor pasé casi fue la anterior al anuncio de Pablo Iglesias. Me parecía muy preocupante que nos viéramos en el mismo escenario que en 2015, cuando se perdió por un escaño. Una vez que esto está solventado, hubo unanimidad en que teníamos que ir por separado, que sumábamos más, que somos complementarios y que necesitábamos ahora mismo esa complementariedad para ir a por lo que tenemos que ir que es a por el gobierno de la Comunidad y que no estén ni Ayuso ni la señora Monasterio en él.
¿Se plantearon algún tipo de consulta a las bases sobre esta decisión?
Llevamos dos años trabajando mucho y creo que las bases se sintieron aliviadas al ver que se respetaba su trabajo, en el sentido de que somos una organización y tenemos derecho a presentarnos como el proyecto político que llevamos desarrollando desde hace dos años.
Pero, si Pablo Iglesias hubiera ofrecido directamente ser número dos y no la hubiese retado a unas primarias, teniendo en cuenta que Más Madrid tiene 20 diputados y Unidas Podemos siete, ¿habrían aceptado o por lo menos se hubieran sentado a negociar una candidatura conjunta?
Una vez disipado el problema del 5%, sumamos más yendo por separado. El votante de izquierdas es lo suficientemente exigente como para que tres alternativas abarquen mucho más el espectro y eviten que nadie se quede en casa. Tienen tres opciones y creo de verdad que es la decisión más sensata para la realidad de la Comunidad de Madrid.
Es cierto que tres listas tienen la capacidad de movilizar más que una sola. Pero también lo es que había un clamor por esa unidad de la izquierda. ¿Por qué no es posible?
Yo me atrevería a decir que estamos unidos. De alguna manera niego la mayor, y los que habéis estado siguiendo la Asamblea de Madrid habéis podido ver cómo hemos estado en estrategias conjuntas, cómo nos hemos puesto de acuerdo, cómo hemos sido capaces de encarnar una única voluntad sobre que el de Ayuso era un Gobierno peligroso y esperpéntico. Vamos a entendernos, porque nos estamos entendiendo. No hay ningún problema. Y después del 4 de mayo vamos a seguir entendiéndonos.
¿Cree realmente en ese reparto de papeles de los partidos de la izquierda que habla? ¿Es posible cuando se compite por los mismos votos?
Cada uno tenemos nuestro papel, nuestro rol. El votante de izquierdas o el votante progresista es muy exigente y con este planteamiento se cubren todas las necesidades para que nadie se quede en casa.
Me refiero más a si van a poder hacer una campaña limpia entre las formaciones de izquierdas sin que haya reproches entre una y otra formación cuando pelean por el mismo electorado.
Totalmente, no me cabe la menor duda, es que eso sí que sería imperdonable, que estuviéramos mirándonos el ombligo sin darnos cuenta de que lo que tenemos enfrente es que a lo mejor la Consejería de Educación pase a manos de VOX, que es lo que ha ocurrido en Murcia. Eso sí que sería imperdonable. Por mi parte, por nuestra parte, ya hemos dicho que por nosotros esa disputa no va a pasar porque estamos remando juntos y no vamos a entrar en ese juego.
¿Pablo Iglesias en esta campaña moviliza más a la izquierda o a la derecha?
Pablo Iglesias ha hecho una cosa fundamental y es garantizar que Unidas Podemos pase del 5% y a partir de ahí vamos a trabajar para que la derecha se arrepienta por lo menos de haber puesto otra vez a los madrileños y madrileñas a los pies de los caballos con este adelanto electoral.
¿Pero cree que puede movilizar también a la derecha?
La derecha ya está lo suficientemente movilizada. El problema en la Comunidad de Madrid nunca ha sido de movilización de la derecha. Y ahora hay una parte de los votos que se pueden considerar de la derecha o del centro derecha, que están huérfanos. Y yo espero que haya gente que piense que no podemos estar haciendo lo contrario a lo que está haciendo la mayoría de Europa, que sí da la espalda a la ultraderecha.
Pero todo apunta, por lo que estamos viendo, a que será una campaña muy polarizada que girará en torno a dos polos: Ayuso y Pablo Iglesias. ¿Qué puede hacer Más Madrid en un escenario así?
Esta campaña no va de subir los decibelios: eso no está en consonancia con los miedos que tienen ahora mismo los madrileños sobre su futuro, con la crisis que están pasando, con la incertidumbre, esa una sensación que es absolutamente aterradora. Si no hubiéramos pasado una pandemia, podríamos dedicarnos a hacer este tipo de política un poco histriónica, pero es que hemos tenido una pandemia y nos ha puesto encima de la mesa lo que es realmente importante y en lo que estamos fallando. La pandemia ha hecho un diagnóstico preciso de cuáles son las enfermedades que tiene la sociedad madrileña. Lo puedes chillar si quieres o lo puedes contar, y creo que estamos más para que nos cuenten las cosas, que para que nos las chillen.
¿Cómo es su relación con Pablo Iglesias? La relación entre él e Íñigo Errejón, que forma parte de su partido, no acabó demasiado bien.
Tengo una relación cordial con Pablo Iglesias, con Podemos y con Isabel Serra, y estoy convencida de que nos vamos a entender, no tengo ninguna duda. Entre otras cosas porque es nuestro papel ahora. Nadie nos ha pedido ahora mismo que nos pongamos aquí a hablar del pasado ni de nosotros. Lo que nos está pidiendo la gente es que seamos capaces de hablar a los de enfrente.
¿Será un fracaso si Más Madrid queda por detrás de Unidos Podemos, un partido al que casi triplican hoy en la Cámara madrileña?
Será un fracaso si Ayuso se sale con la suya, ese sería el fracaso y todo lo demás es secundario.
Ya se conocen los nombres de las personas que la van a acompañar en la candidatura. ¿Qué criterios han seguido para decidir las personas y la posición de cada uno en la lista?
Hemos considerado que esto era una situación excepcional, era una repetición de elecciones y el principal criterio es que los mismos que estábamos, el mismo equipo y la misma conformación debíamos seguir. Y también hemos considerado que hace nueve meses hemos tenido un proceso interno en el que se eligió una dirección y la lista al final ha salido de una mezcla de ambas cosas. Se ha incorporado a gente de la dirección, por ejemplo, a Manuela Borgerot, que es una experta en Memoria democrática y es un talento a explotar. Luego criterios personales, de gente que, como por ejemplo, Clara Ramas, no ha querido seguir.
Van a hacer un proceso de ratificación de la lista, ¿por qué no unas primarias?
Aquí ha habido una excepcionalidad por la impulsividad de la señora Ayuso. Nosotros seguimos en el mismo barco y queremos seguir la misma hoja de ruta que nos hemos marcado tanto al principio de la legislatura como en el proceso que hicimos hace nueve meses. No hemos querido cambiar nada porque pensamos que esta es la mejor manera de seguir haciendo el mismo trabajo que creo que estaba siendo excelente.
¿Qué pasa si tienen más votos en contra que a favor? ¿En la consulta se han planteado cuál sería el siguiente escenario?
Tendremos que valorar el siguiente escenario.
¿Qué papel va a jugar Íñigo Errejón en la campaña?
El que él quiera, pero que básicamente es un papel fundamental para nosotros. Para mí, Íñigo Errejón creo que es una de las personas más inteligentes que hay en política y nos ha apoyado en todo momento y está a disposición nuestra.
El vídeo con el que anunciaba que irían solos personalizaba en usted los logros de Más Madrid, ¿va a ser una campaña de candidata más que de partidos?
Es verdad que lo personalicé en mí, pero no soy solo yo. Si hay una cosa de la que estoy orgullosa es del equipo que tenemos, el buen ambiente de trabajo, la cordialidad, la solidaridad... Lo personalicé en mí en ese vídeo porque soy yo la que me presento y también quería dar la cara de alguna manera. Pero yo no soy nadie, solo un átomo dentro de una organización.
Si Ciudadanos consigue representación en la Asamblea de Madrid y tiene la llave de gobierno, ¿pactarían con ellos un Gobierno de coalición en el que hubiera miembros de Ciudadanos dentro?
Con Ciudadanos nos pasa lo que le pasaba a Carmena con Esperanza Aguirre, que creemos en la reinserción. Creemos realmente que Ciudadanos puede dejar de tener ese síndrome de Estocolmo que tiene. Tanto si es con Edmundo Bal como si hubiera sido el señor Ignacio Aguado, lo que nos tienen que dejar claro es si van a seguir errando en su misma estrategia, que es la de apoyar al partido más corrupto de la comunidad y dejándole una alfombra roja a Vox. Solo nos tienen que contestar a esa disyuntiva para saber qué es Ciudadanos. Yo no sé si ellos saben lo que son, o lo que quieren ser de mayores, pero nos tienen que contestar a esa disyuntiva.
¿Pero podría haber miembros de Ciudadanos en un Gobierno de cambio si consiguen entrar en la Asamblea y depende de ellos ese Gobierno?
Si va acompañado de un borrón y cuenta nueva, de toda su trayectoria anterior en la Comunidad de Madrid, en la que en ningún momento han dudado de apoyar todas las políticas de la señora Ayuso, condicionadas por la señora Monasterio, habrá que hablar con ellos. Desde un principio siempre hemos dicho que queríamos hablar con Ciudadanos, lo que pasa es que nunca sabemos con qué Ciudadanos hablamos. A mí me llamó la atención la alegría y la euforia con la que celebraron los resultados electorales sabiendo que iban de la mano de Vox. En esa euforia había también una declaración de intenciones. Cualquier otro partido liberal europeo no hubiera tenido esa euforia sabiendo que dependen de la ultraderecha. ¿Han cambiado de idea después de su batacazo o realmente siguen ahí?
En el mensaje que lanzó el pasado martes para anunciar que encabezaría una candidatura de Más Madrid en solitario, trasladó un mensaje feminista de que las mujeres no necesitamos que los hombres nos tutelen y habló de testosterona. ¿Cree que hay un problema de testosterona en la política española?
La política es tendente a ser testosterónica. Tiene que ver con las relaciones de poder, con la sensación de que las mujeres siempre somos intrusas, el síndrome del intruso que ocurre no solamente en la política. Dicho esto, creo que yo fui clara, honesta y no te puedes imaginar la cantidad de mujeres que se vieron reflejadas, de la política y fuera de ella, lo cual significa que obviamente socialmente seguimos teniendo esta losa en la que las mujeres tenemos de alguna manera que pedir permiso o pedir perdón por estar donde estamos.
Durante el tiempo que ha estado en política –llegó en 2015– ha podido compaginar su carrera de médico con la de diputada, pero ahora se pone al frente de una candidatura. ¿Dejará su trabajo como anestesista en el Doce de Octubre?
Obviamente, sí. Si tengo responsabilidad de gobierno, si presido, si tengo que dedicarme a esto al 100%, tendré que dejarlo con toda la pena de mi corazón. También sé que tengo una profesión a la que volver, que me encanta y compaginarlo me ha dado muchas herramientas para saber valorar la política en la medida en la que afecta realmente a la vida real. No me gustaría perder lo de pisar el suelo real de ninguna de las maneras, porque creo que es básicamente el fin de la lex artis política. De la medicina me llevo una manera de hacer las cosas. Hay un político y médico alemán, Rudolf Virchow, que decía que la medicina es una ciencia social y que la política no es otra cosa que medicina a gran escala. Esto lo tengo muy interiorizado, y si tuviera que dejar la medicina momentáneamente, me llevo todo el trabajo de mis compañeros y todo el talento que hay ahí, que para mi gusto es un talento que está absolutamente desperdiciado y maltratado.
Además de política y médica, es madre de tres hijos. ¿Ha podido conciliar estos últimos años haciendo las dos cosas?
Haciendo malabarismos, pero sí. Hay una cosa para mí sagrada, que son las tardes con mis hijos. Obviamente todas las tardes no me las puedo tomar, pero sí que parte de mi agenda tiene que ver con cerrar las tardes para estar con ellos en el parque. Considero que la política tiene largo recorrido, la profesión tiene largo recorrido, pero mis chavales van a crecer, crecen muy rápido y no me lo puedo perder.
Creo que se puede, es verdad que te elimina casi por completo el tiempo de ocio y el tiempo de otras actividades, pero se puede, y además pienso que tenemos que hacer alarde y empujar hacia ello porque no solamente es un derecho mío, es que es un derecho de mis hijos, a que estemos su padre y yo y a que les cuidemos y les acompañemos en este rato que es la infancia. El mundo tiene que dejar de girar en torno a una falsa productividad.
¿Qué cree que va a pasar el 4 de mayo?
No soy muy de hacer pronósticos, soy más de hacer prevenciones, porque los pronósticos no son muy científicos. No tengo ahora mismo datos, pero tengo ilusión. Y creo que nosotros vamos a sacar un buen resultado y vamos a revalidarnos. Ahora bien, la situación es muy volátil, pero soy una optimista irredenta y creo que le va a salir mal a Ayuso.