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El PCE homenajea a las 13 rosas en el 80 aniversario de su fusilamiento: “La represión no es exclusiva del pasado”

Claveles secos, rojos y blancos, cuelgan de una pared de ladrillo en una esquina del cementerio de La Almudena. La antigua tapia se conserva en recuerdo a los 3.000 fusilados que fueron ejecutados por la represión franquista en Madrid entre los años 1939 y 1944. Varias personas han acudido este lunes a colocar flores frescas en homenaje a las conocidas como las 13 rosas, mujeres de entre 18 y 29 años que fueron condenadas por rebelión y asesinadas hace 80 años por la dictadura. “Eran mujeres comprometidas y luchadoras”, ha reivindicado Ana María de Arenaza, secretaria del comité regional del Partido Comunista de España (PCE), que ha advertido: “La represión no es una cosa exclusiva del pasado”.

Las personas que llegan tocan el paredón con las manos, dejan flores y se hacen fotos. Algunos hablan entre ellos antes de que empiece el acto. Ana Camargo, de 74 años, bandera republicana atada al cuello, se sostiene con un bastón. “Las detuvieron por enseñar al pueblo y por ayudar a la gente”, defiende, y añade que “las trajeron en un camión de madrugada y las fusilaron”. El 5 de agosto de 1939, 13 mujeres y 43 hombres –conocidos como los 43 claveles– fueron ejecutados tras ser juzgados en un consejo de guerra y condenados por rebelión.

“Fueron asesinadas por la única culpa de luchar por sus ideales de justicia y libertad. Estamos aquí para que su nombre no caiga en el olvido”, ha indicado de Arenaza. “Carmen Barrero, Martina Barroso, Blanca Brisac, Pilar Bueno, Julia Conesa, Adelina García, Elena Gil, Virtudes González, Ana López, Joaquina López, Dionisia Manzanero, Victoria Muñoz, Luisa Rodríguez de la Fuente”, ha pronunciado uno a uno los nombres de las fusiladas.

“Eran jóvenes, eran mujeres, eran socialistas”, ha señalado Julia Santos, militante de la Juventud Comunista de Madrid, y ha continuado: “13 historias de trabajo cotidiano, de compromiso, de toma de partido que les llevaron a ser fusiladas y a dar la vida”. El micrófono falla y desde el público un hombre alienta: “Tú grita, grita de rabia y de alegría de que estemos aquí”.

“No solo debemos tener la imagen del revolucionario heroico que tomó el fusil y fue a la guerra. Hablamos también de la lucha de estas mujeres, pero también nuestras madres y abuelas”, ha dicho Santos. La militante comunista ha lamentado que España haya “incumplido con el deber democrático de reparación a las víctimas”.

Junto al muro, cerca de donde habla Santos, una malla verde delimita la zona donde estaba previsto un memorial en homenaje a los fusilados en Madrid impulsado por el anterior equipo de gobierno. El nuevo Ayuntamiento, liderado por el alcalde, José Luis Martínez-Almeida (PP), y la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Ciudadanos), ha paralizado recientemente el expediente del proyecto para “dar cumplimiento a las recomendaciones del Comisionado [de Memoria Histórica]”, según recoge la agencia Europa Press, para que el memorial sea “un acto de encuentro” y no “sectario y de revancha”.

Entre las cerca de 200 personas que este lunes por la mañana se han acercado al cementerio madrileño con banderas republicanas y claveles, está Irene Fernández, de 54 años, que escucha los discursos desde la última fila y es el primer año que va al homenaje. Su abuelo fue fusilado en La Rioja por el Estado franquista y apenas consigue hablar cuando lo menciona. “Vine en homenaje a mi madre, que tenía nueve años cuando mataron a su padre”, dice. “Hay que recordar y conocer para que esto no vuelva ocurrir. Vamos camino a volver atrás 80 años”, se lamenta.

“La censura y el acoso a la cultura son un lacre que está de nuevo en nuestra vida social y política”, apunta de Arenaza. “Se prohíben conciertos, como estamos viendo ahora en Madrid”, señala en referencia a la cancelación del espectáculo que los músicos Luis y Pedro Pastor tenían previsto celebrar en las fiestas de Aravaca el próximo 8 de septiembre. “Se criminaliza a raperos, a tuiteros, a sindicalistas, a titiriteros, a personas solidarias que recogen a inmigrantes caídos en el Mediterráneo por buscar una vida mejor”, continúa. “Esta democracia imperfecta se hace aún más imperfecta”, concluye.

Suenan la Joven Guardia, el himno de las juventudes comunistas de España, y la Internacional, y los asistentes, entre los que había militantes y dirigentes comunistas, se acercan a un espacio cercano entre tumbas donde varias placas recuerdan el “sacrificio” de las 13 mujeres. “Hoy la lucha de las 13 rosas está más presente que nunca”, afirma Santos. “Madrid no se rindió entonces”, enfatiza, “y tampoco lo hará ahora”.