Se han llamado “mentirosos”, se han acusado mutuamente de “engañar a los madrileños”, de “irresponsables” y de estar haciendo el juego a la oposición de izquierdas, todo por “réditos electorales”. La convivencia en Cibeles durante casi toda la legislatura entre el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, del PP, y el portavoz de Vox en el ayuntamiento, Javier Ortega Smith, no ha sido nada fácil. El dirigente de la extrema derecha –que comenzó siendo el “socio prioritario” del gobierno de coalición de PP y Ciudadanos–, y el regidor madrileño han terminado protagonizando en vísperas de las elecciones del 28 de mayo un sonoro divorcio en el que ambos han dejado claro que no se “fían” el uno del otro, pese a saber que lo más probable es que tengan que entenderse si los madrileños así lo dictaminan en las urnas.
Los dos últimos años han sido especialmente tensos, con un constante enfrentamiento entre los dos dirigentes municipales y un cruce de duros reproches que en ocasiones ha rayado casi lo personal. “No me fío de este equipo de gobierno, ha hecho una política rastrera”, no ha parado de decir Ortega Smith, mientras el alcalde, a su vez, le ha acusado de aliarse con la oposición e incluso de adoptar un discurso “podemita” y “digno de Ione Belarra” (ministra de Asuntos Sociales y Agenda 2030 y secretaria general de Podemos). “A usted le gusta votar con la izquierda para desgastar a este equipo de Gobierno”, le espetó Almeida en el primer pleno pleno de este año, celebrado a finales de enero.
Ahora, cuando el reloj de la cuenta atrás para el 28M ha comenzado a correr, Almeida y el portavoz de Vox no son capaces de limar asperezas y siguen marcando distancias el uno con el otro, conscientes de que los dos pelean en Madrid por el electorado más conservador. Pero la aspiración del alcalde esta vez es lograr “una amplia mayoría” que le permita gobernar en solitario y evitar un pacto con la ultraderecha. Y así lo ha ido dejando caer en todos sus actos. “No quiero gobernar con Ortega”, se sinceraba hace apenas un mes. Ortega Smith, en cambio, está convencido de que el candidato del PP le necesitará tras las elecciones municipales por lo que le sigue marcando cuáles serán sus “líneas rojas” para alcanzar cualquier acuerdo postelectoral. “Jamás firmaría un cheque en blanco con Almeida”, le advertía a su vez.
El último caballo de batalla ha surgido por la modificación de las Normas Urbanísticas del Plan General de Ordenación Urbana, que data de 1997. El portavoz de Vox se ha carteado estas últimas semanas con el alcalde para explicarle que los cambios que pretende hacer su gobierno “presentan defectos” que, de aplicarlos, se traducirían “en graves problemas y perjuicios importantes para los madrileños” por lo que “sería necesario introducir las modificaciones propuestas” por Vox si quiere el voto a favor de su grupo.
En su última misiva, Ortega Smith sigue insistiendo a Almeida de que van a tener que gobernar juntos: “En caso de que no prosperen [sus propuestas], te quiero reiterar mi sincera voluntad de iniciar a partir del próximo 1 de junio con la constitución de un nuevo Gobierno de Coalición en el Ayuntamiento de Madrid la revisión completa del Plan General de Ordenación Urbana de 1997 y de sus Normas Urbanísticas”.
La reforma de Madrid Central prendió la mecha
¿Qué ha pasado durante todo este tiempo para que los dos dirigentes que empezaron con tan buena sintonía hayan acabado así?. La tormenta perfecta se desató en septiembre de 2021 cuando el alcalde decidió impulsar una nueva Ordenanza de Movilidad Sostenible, Madrid 360, que reformaría el Madrid Central de Carmena pero sin derogarlo, como se había comprometido Almeida al inicio de la legislatura en 2019 con sus “socios prioritarios” a cambio de que facilitaran su investidura. El portavoz de Vox se negó en rotundo a apoyar a lo que consideraba “un engaño”. La medida salió adelante gracias a los votos favorables de los ediles díscolos de Más Madrid que habían conseguido formar el Grupo Mixto.
A partir de ese momento, Almeida pasó a ser para Ortega Smith Carmeida, un regidor “echado en los brazos de los soviets comunistas”, con los que también lamentó que pactara después la ordenanza de terrazas y los presupuestos para 2022. “Que le vaya bonito”, terminó deseándole con ironía Ortega Smith al alcalde.
Poco después, volvía a negarse a negociar las cuentas para Madrid de 2023, motivo por el cual el Gobierno municipal se ha visto en la obligación de prorrogar los actuales. El alcalde, a su vez, no se ha quedado corto y le ha acusado de “matonismo político”, de “bloquear las mejoras para los madrileños” y de practicar una “política de tierra quemada” solo con el fin de buscar “réditos electorales”. Este mismo viernes Almeida volvía a la carga al reiterar que “los madrileños tienen que saber que no pagan el IBI al tipo mínimo legal y que no se han ahorrado 130 millones de euros en impuestos gracias a Javier Ortega Smith, que se negó a sentarse a negociar los presupuestos. Ortega Smith ha decidido ser el mejor aliado de Pedro Sánchez contra la ciudad de Madrid, que se ha mostrado beligerante contra nuestra ciudad”, atizó.
Su compañera y tándem electoral, Isabel Díaz Ayuso, se ha encontrado con la misma cerrazón de Vox en la Comunidad de Madrid, pese a que sus relaciones con Rocío Monasterio no han sido nunca tan tensas. Pero la decisión de no pactar con ninguno de los dos llegó de la cúpula de Vox, del mismísimo Abascal, que esta vez ha advertido que tras el 28M van a exigir entrar en todos los gobiernos del PP que dependan de su partido.
Sobre el ayuntamiento de la capital la mayoría de las encuestas coinciden en que la lista más votada será la de Almeida pero queda por saber si los resultados le permitirán gobernar, como ambiciona, en solitario, o tendrá que hacer alguna concesión a Vox si no lo logra. En la actualidad la extrema derecha tiene cuatro concejales en Madrid y el PP 15. La mayoría absoluta está en 29 ediles.
En el PP dan por segura una victoria holgada en el Ayuntamiento. De hecho, una encuesta encargada por el propio Grupo Popular vaticina que la lista del alcalde conseguiría 28 concejales, quedándose a uno de esa mayoría absoluta. Más Madrid bajaría de 19 a 11 y el PSOE subiría de los ocho que tiene ahora a entre 10 y 11. Vox mantendría cuatro, y Podemos-IU entraría con entre tres y cuatro, mientras Ciudadanos y Recupera Madrid se quedarían fuera del pleno de Cibeles. La oposición no da credibilidad a esta muestra al estar hecha por la parte interesada. De hecho, apunta a que otros sondeos pronostican unos resultados muy ajustados entre la derecha y la izquierda, sobre todo si Podemos-IU logra entrar en Cibeles y Ciudadanos desaparece.
La clave, por tanto, va a estar en saber a dónde van ir a parar los más de 300.000 votos que sacó Begoña Villacís en los anteriores comicios, que se tradujeron entonces en once concejales. El panorama para la vicealcaldesa no puede ser más adverso tras la descomposición que sufre su grupo municipal y la crisis que atraviesa la formación que se define como “liberal”. Y en el caso de sobrevivir, las posibilidades de que vuelvan a reeditar el acuerdo con el PP no están ya tan claras después de la opa hostil que Almeida le ha lanzado para atraer a su lista a varios concejales de su grupo municipal.
Vox: “No vamos a ser menos que Ciudadanos”
Si la lista más votada fuera la del PP pero el gobierno dependiera de Vox, Almeida no tendría más remedio que sentarse a negociar un pacto con la extrema derecha. Así se lo ha hecho saber al alcalde el propio Ortega Smith: “Alcalde, vamos a tener que entendernos porque en las próximas elecciones ni tú ni yo, por más que nos encantaría a cada uno, vamos a tener mayoría absoluta”. Además, el candidato de Vox, en esta ocasión ha adelantado que va a exigirle entrar en el Gobierno en la misma proporción y el peso que les den las urnas. “No vamos a ser menos que Ciudadanos”, le ha dicho.
En todos estos meses Ortega Smith se ve 'escarmentado' y no ha parado de acusar a Almeida de haber “engañado a los madrileños” y de “traicionar” el acuerdo que cerró con él en junio de 2019 para lograr el apoyo a su investidura, un pacto de 81 puntos entre los que figuraban acabar “con la política de prohibiciones y restricciones de los últimos cuatro años de Madrid Central, recuperando la libre circulación en las vías estructurantes”, y estudiar también “la viabilidad técnica y económica del soterramiento de la Gran Vía, como vía de circulación alternativa y aparcamiento subterráneo”. Aunque en un principio amagó con no firmar nada si no ocupaban alguna concejalía, al final el portavoz de la extrema derecha se resignó ante la negativa de Villacís a que entraran en el reparto.
Estas aspiraciones del candidato de Vox no han sido bien acogidas por el regidor madrileño ni por el propio PP, en donde ven con preocupación las dificultades por las que atraviesan en Castilla y León los dirigentes del partido que tienen que lidiar casi a diario con las exigencias que les impone la extrema derecha para no hacer saltar por los aires el acuerdo que cerraron allí después de conseguir acabar con Ciudadanos, que solo consiguió un procurador.
El tiempo ahora apremia en Madrid. De cara al siguiente mandato, el concejal y candidato de Vox dejaba claras cuáles serán sus líneas rojas a la hora de conformar un hipotético gobierno. La primera, revertir definitivamente la zona de bajas emisiones (ZBE) Distrito Centro –es decir, el antiguo Madrid Central–, cambiándola por un modelo de ZBE a la carta que se activarían puntualmente en las áreas que registren picos de contaminación. Y, la segunda, bajar al máximo los impuestos municipales, convirtiendo la capital en “un auténtico paraíso fiscal, en el mejor sentido de la palabra”.
El exsecretario general de Vox está convencido de que su partido va a crecer y va a poder evitar que “la izquierda sectaria, rancia y totalitaria” que para él representaba la alcaldesa Manuela Carmena, vuelva a gobernar. Aunque tiene sus dudas de que el alcalde no le haga guiños a Reyes Maroto –la candidata del PSOE– con tal de librarse de él. “Veremos, porque escucho a la portavoz del PP [en el Congreso], Cuca Gamarra, decir que ella se encuentra más cerca del PSOE que de Vox. Y me quedé helado”, confesó hace poco.
Almeida, por su parte, no para de reprocharle que si tras las elecciones municipales del próximo 28 de mayo hay en la capital un gobierno de izquierdas, “será culpa de Vox y de su candidato, Javier Ortega Smith”. Y por si hay dudas no deja de repetir: “No quiero gobernar con quien ha bloqueado la ciudad de Madrid a lo largo de los últimos cuatro años y con quien, con apenas el 7% de los votos y cuatro concejales, se ha arrogado el poder de bloquear la ciudad desde el punto de vista presupuestario y de las normas urbanísticas”. Pero una cosa son sus deseos y otra bien distinta lo que los resultados del día 28 de mayo le permitan hacer. Almeida lo sabe y Ortega Smith, también.