Todo empezó con la compra en Internet de un coleccionista al que le interesaban fotos de la Guerra Civil en Albacete. Por unos 40 o 50 euros, “el precio normal en este tipo de pujas”, asegura Juan Carlos Almazán, un administrativo en paro que recibió la cartulina negra con nueve imágenes. Le llamaron la atención dos de las instantáneas que muestran una guerra entre barcos y pensó en el segundo álbum marítimo que intenta hacer.
El coleccionista bajó el paquete al bar para enseñárselas a un amigo, como había hecho en otras ocasiones. La intrahistoria de la cartulina apuntaba a que las imágenes habían salido de España al final de la guerra por un exiliado que se las entregó a un marinero inglés. Según figura escrito alguien las había datado en Barcelona, 1938.
La primera sorpresa llegó cuando su amigo le dijo que eso era Madrid y había una que era de Robert Capa. A partir de ahí, Almazán se documentó en Internet sobre la imagen del fotorreportero de Peironcely 10 y se dio cuenta de que tenía entre manos uno de esos retratos para la historia. A partir de ahí contactó con la Fundación Anastasio de Gracia que, a su vez, comunicó el hallazgo a la empresa de conservación y presevación fotográfica Sybaria con la que habitualmente colabora. “Nunca había trabajado con copias de Capa. Ha sido muy emocionante” reconoce Angélica Soleiman, conservadora.
Tras el análisis, los técnicos han verificado que se trata de la única copia de la época. Habría tenido más relevancia si fuese del negativo de cámara o copia en papel pero sigue siendo la única que se realizó a finales de los años 30 ya que “el proceso fotográfico de la copia es coherente con el que se hacía entonces” detalla Soleiman. “El ángulo, la hora de luz y los mismos personajes” son las otras pistas que lo confirman, según José María Uría, coordinador del Centro Documental de la Fundación Anastasio de Gracia.
Es la icónica imagen del edificio de la calle madrileña Peironcely 10. La fachada está agujereada por los bombardeos y hay tres niños sentados en la acera ajenos a la crudeza del conflicto. Pero hay otra copia en la misma cartulina, cuya autoría también es de Capa y fue publicada en un reportaje de la revista ‘Regards’ en 1936.
Que ambas sean tomas diferentes a las que ya se conocían y habían sido publicadas explica las rutinas del calificado como mejor fotógrafo de guerra del mundo. La Plataforma Salva Peironcely 10 expresa su deseo de que puedan conservarse en un futuro Centro de Interpretación de Robert Capa ubicado en el famoso edificio de Vallecas. “Deberían estar donde pertenecen, es muy importante para la ciudad de Madrid. Estoy dispuesto a hablar con el Ayuntamiento si les interesan” asegura Almazán.
Las otras seis fotografías de la cartulina son imágenes sin autoría. No se ha identificado al autor de esos disparos. Cuatro retratan otras huellas de la Guerra Civil en Madrid: un bombardeo en la Carrera de San Jerónimo, otra de Preciados, una más del interior de Peironcely 10 y otra que todavía no se ha podido localizar. “La temática común entre todas es la devastación de la guerra” opina Soleiman por teléfono, entusiasmada por el hallazgo.
“La parte más complicada del proceso ha sido la separación de las imágenes de la cartulina. Lo importante siempre es la obra aun a riesgo de que peligre la información que se pueda encontrar”, explica. Se pudo llevar a cabo en seco, mediante una cuchilla, al comprobar que había garantías para las copias, “solo hubo que aplicar humedad a una de ellas” explica Soleiman. Hubo cierta decepción cuando los técnicos comprobaron que no había ninguna anotación en la parte oculta que aportara más datos.
Pero las fotografías están en buen estado y ya se han acondicionado en un paspartú para su mejor preservación. Almazán custodiará su hallazgo hasta que las de Capa tengan un mejor lugar donde ser expuestas. Se busca escaparate para el mejor fotógrafo de guerra de la historia.