¿Hasta dónde se puede dar la batalla por el techo de gasto? ¿Hasta qué punto un ayuntamiento como el de Madrid puede asumir un recorte de inversiones en unos presupuestos expansivos? ¿Hasta dónde se puede ser transgresor? ¿La batalla contra las políticas económicas del Gobierno personificadas en Cristóbal Montoro podía ganarse?
La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, ha decidido que ya. Que la batalla había que pararla. Que había que firmar una tregua, “un desbloqueo para gestionar”, que el choque contra Moncloa y Montoro debía acabar; que la intervención de las cuentas debía concluir y que, para ello, Madrid debía asumir los criterios del Gobierno central y reducir las inversiones para 2018.
Esa decisión de Carmena, que sitúa lo posible dentro del marco económico del Gobierno del PP, no ha sido asumida por uno de los actores participantes de Ahora Madrid: Izquierda Unida. La organización de Alberto Garzón cuenta con tres representantes en la candidatura ciudadana, Yolanda Rodríguez, Mauricio Valiente y Carlos Sánchez Mato. Este último, el concejal de Economía y Hacienda ha personificado esa bandera de los ayuntamientos del cambio de rebeldía ante las restricciones a la hora de hacer inversiones que impone el Gobierno central a municipios que, como el de Madrid, genera beneficios año a año y reduce deuda año a año.
Sánchez Mato representa a esa IU de Madrid que se deshizo de la IUCM salpicada por escándalos como el de las tarjetas black de Bankia y por la connivencia con el PP a la hora de repartirse prebendas institucionales. Una IU de Madrid que, por tanto, se volcó en Ganemos Madrid en 2015, plataforma en la que muchos de sus militantes participan, y en la que se encuentran con sectores movimentistas, autónomos y anticapitalistas, como los ediles Rommy Arce, Pablo Carmona y Montse Galcerán. Estos tres ediles, como los tres de IU, se ausentaron este lunes de la votación del Plan Económico y Fiscal que ha aprobado Carmena gracias al PP y con los votos en contra de PSOE y Ciudadanos.
Almas de Ahora Madrid
El desencuentro de Carmena con Sánchez Mato por la respuesta a Montoro y al marco económico del Gobierno del PP ha vuelto a reflejar las tres grandes almas de Ahora Madrid. Mientras seis ediles se han ausentado de la votación; otros tres, los de M129, provenientes del entorno del Patio Maravillas –Celia Mayer, Javier Barbero y Guillermo Zapata–, votaban a favor pero emitían un comunicado en el que se planteaban la continuidad en el Gobierno tras el “grave error” de la destitución de Sánchez Mato. Muchos de los miembros de M129 fueron participantes e impulsores de Ganemos, espacio del que se apartaron hace un año para crear la nueva iniciativa.
Mayer es concejal de Igualdad, a donde llegó tras asumir Carmena la concejalía de Cultura después de cuestionar a su concejala. ¿Por qué? Porque, en el fondo, Carmena habla un idioma distinto a sus concejales, tiene un criterio diferente sobre “lo culturalmente respetable” en una candidatura enraizada en el activismo, para dar un volantazo sobre qué cultura ha de proyectar el Ayuntamiento, qué manifestaciones culturales merecen apoyo o no.
Carmena dejó caer a Guillermo Zapata por dos tuits, relevó a Celia Mayer por discrepancias en torno a los titiriteros, la cabalgata de Reyes, la memoria histórica y los nuevos planes de Cultura, estuvo a punto de ceder a las presiones de PP y PSOE para que quitara a Mauricio Valiente las competencias sobre Derechos Humanos por su posición con respecto a Venezuela, y ahora vuelve ponerse del lado de Montoro frente a Sánchez Mato.
Esa forma diferente de Carmena de entender la política –que tiene mucho que ver con el conflicto entre reforma y ruptura, impugnación o no del régimen del 78–, hace que se produzcan conflictos difícil de resolver. Todos con un denominador común: la tensión entre aquellos que dan prioridad a la “responsabilidad institucional”, “lo posible” y “el pacto”, y aquellos que reivindican una política alternativa y otro modelo de sociedad.
La tercera alma de Ahora Madrid la representan los ediles más disciplinados con Carmena: los de Podemos –Rita Maestre, José Manuel Calvo, Jorge García Castaño, Esther Gómez y Marta Gómez Lahoz–; Equo –Inés Sabanés– y algunos de los independientes –Marta Higueras; Nacho Murgui, Paco Pérez y Pablo Soto–. De este último núcleo, surge la mano derecha de la alcaldesa, Marta Higueras; y quien reemplaza a Sánchez Mato en Economía y Hacienda: Jorge García Castaño.
¿Y ahora?
Si Ahora Madrid nació en 2015 como fruto de la confluencia entre Ganemos –con miembros del Patio Maravillas, IU, Equo, activistas, movimentistas, autónomos– y generó un desborde inesperado con la candidatura encabezada por Carmena para la alcaldía, la situación en diciembre de 2017 es muy distinta.
Carmena aún no ha confirmado que repite, aunque todos lo dan por hecho; Podemos ya se ha convertido en partido y ha decidido que su hombre fuerte en Madrid sea el ex Jemad Julio Rodríguez; Ganemos se ha partido con M129; IU se ha refundado con Sánchez Mato y Mauricio Valiente como principales referentes en la capital... Pero Ahora Madrid se ha quedado en marca electoral, no se ha desarrollado como espacio de confluencia superador.
Este lunes Carmena criticaba que los partidos intervinieran en las posiciones políticas de sus concejales. Pero, ¿a quién rinden cuenta la alcaldesa y los concejales si Ahora Madrid no es un espacio estructurado? A las siglas, aquellos que provienen de alguna sigla. Pero, ¿y los que no, como Carmena, por ejemplo?
La lista de Ahora Madrid fue fruto de unas primarias abiertas, regidas con un sistema proporcional, en las que se mezclaron la lista encabezada por Carmena; con la de Mauricio Valiente y la de Pablo Carmona.
Pero, ¿qué pasará en 2019? Mientras la alcaldesa ha criticado a IU de Madrid que marcara el voto de los concejales de IU en Ahora Madrid, destacados miembros del equipo municipal –que nunca miraron bien la alianza con IU– han comenzado a criticar a IU como socio “poco fiable” en una confluencia. Y aquí se pueden juntar dos de las tres almas de Ahora Madrid, y precisamente para hacer estallar el espacio: por un lado, los que tachan de “poco fiable” a IU; por otro lado, los que creen que “con algunos aliados no se puede cambiar nada estructural”.
Si estos discursos se alimentan –y en uno y otro lado hay mucha gente alimentando las diferencias entre los hasta ahora aliados–, el Ahora Madrid de 2019, si se reedita, puede tener poco que ver con el de 2015.
Según dicen fuentes próximas a la alcaldesa, “todo el mundo sabe que si Manuela Carmena repite será en otras condiciones a las de 2015”. ¿Querrá Carmena blindar una lista de estrechos y leales colaboradores? ¿Habrá, entonces, primarias y programa participativo? ¿Repetirá IU? ¿Seguirá siendo un espacio abierto al protagonismo a espacios diversos y activistas?
La crisis actual, incluso, pone en riesgo la posibilidad de una candidatura de confluencia para las elecciones autonómicas. Es más, otras de las llamadas ciudades del cambio –desde Barcelona a Cádiz– han mostrado su preocupación por cómo puede afectarles el desencuentro de Madrid en cuanto a imagen hacia afuera y en cuanto a la agudización de las diferencias entre los diferentes componentes.
El cese de Sánchez Mato por parte de Carmena pone a prueba a Ahora Madrid y las confluencias. Pero queda un año y medio hasta las elecciones municipales y autonómicas de 2019; un tiempo para coser o para romper; para sanar o para agudizar las heridas; para buscar excusas para el encuentro o para el desencuentro; para acordar qué se puede hacer y qué no; qué se puede soñar, qué es o no realizable y hasta dónde se puede llegar.