Desde noviembre del año 2021, una especie de búnker pintado de verde llama la atención de cualquiera que pase por Plaza de España. Las letras impresas sobre su fachada (futuro Café de Cervantes) revelan su destino, pero hasta ahora se desconocía cuándo podría llegar a abrirse. Si alguien está dispuesto a pagar su alto coste, que no asumirá el consistorio.
El Ayuntamiento de Madrid acaba de sacar a concurso la explotación de este enclave para la hostelería en medio de una de las plazas más transitadas de la capital. Es algo habitual que la ciudad ofrezca a las empresas quioscos de comida o bebida en sus parques, por la vía de la concesión (lo hizo hace poco en Retiro, por ejemplo). Pero el Café de Cervantes podría batir el récord de la cafetería pública más cara de la ciudad, según los detalles de la licitación a los que ha tenido acceso Somos Madrid.
Los costes para abrir al público el búnker superarán el millón de euros, calcula el Ayuntamiento de Madrid. En concreto, el Café de Cervantes necesitará de una inversión de 1.038.727,89 euros, la mayoría destinados a la obra necesaria para adecuar el edificio, pese a estar ya construido. Lo más caro será montar la cubierta vegetal prevista en el diseño de la plaza por el estudio Porras-Lacasta, que necesita de una estructura de rejilla cubriéndolo, con un precio estimado de 210.482,29 euros según la memoria económica del proyecto.
En total, la arquitectura y la obra civil se llevarán el 70% del coste para la inversión inicial de la empresa que opte por explotarlo, mientras se calcula que equipar la cocina y la barra ascenderá a 95.200 euros, a los que hay que sumar 116.000 euros más para decorar las estancias, además de comprar los platos y los cubiertos. Los precios totales están detallados en el siguiente gráfico.
A la inversión inicial se le suma el mantenimiento de las plantas que cubrirán la cafetería. Se deberán colocar hiedras, wisterias, trompetas trepadoras, madreselvas y jazmines estrellados a lo largo de 755 metros cuadrados de techo vegetal. Todas serán cuidadas por un equipo de jardineros que vigilarán semanalmente su estado, además de podar y reponer ejemplares dañados tres veces al año. La Junta de Moncloa-Aravaca, responsable de la licitación, calcula que conservar esta cubierta verde costará unos 11.400 euros anuales.
Dentro, la cafetería contará con baños, cocina, almacén y una sala no demasiado grande para atender a sus clientes, con unos 100 m2 de superficie, según los planos de la propuesta municipal, cuyos elementos pueden redistribuir las empresas interesadas en esta gestión. Aunque el grueso del negocio estará en las dos terrazas que se permitirán junto al quiosco, en un espacio que actualmente es diáfano y peatonal.
Dos terrazas que suman 200 metros cuadrados
El Ayuntamiento de Madrid propone ubicar las dos terrazas al norte de la cafetería, rodeando uno de los parterres y dejando 1,80 metros de espacio de paso. La más cercana a la zona central de la plaza será abierta y cubierta con parasoles. Contará con 100 metros cuadrados de superficie y no tendrá elementos constructivos.
La segunda terraza se podrá montar del mismo modo o la empresa concesionaria podrá elegir rodearla de una construcción ligera techada. Su tamaño será de 103 metros cuadrados y podrá contar con altavoces o televisiones en su interior.
Ambas terrazas multiplicarán por tres el espacio para el consumo con el que cuenta la cafetería en su interior y permitirán a la concesionaria incrementar el volumen de su negocio para sufragar el millón de euros que costará según los cálculos municipales iniciar la actividad en el Cervantes. A ellos tendrá que sumar los casi 300.000 euros en salarios cada año para las 17 personas contratadas que se proponen en la licitación. Según el modelo económico-financiero que maneja el Ayuntamiento, este espacio podrá facturar entre 1,2 y 1,3 millones de euros anuales.
Debido a la posición de los veladores, ambos serán compatibles con los eventos que acoge Plaza de España en su espacio central, un feriódromo con actividades durante más de la mitad de los días del año debido a distintas ferias adjudicadas por la Junta de Moncloa. Aunque el Ayuntamiento se guarda la potestad para levantar terrazas con autorización en la ciudad durante determinados eventos a lo largo del año.
Un precio “desproporcionado” para abrir una cafetería
¿Merece la pena abrir en Madrid una cafetería que cueste un millón de euros? Fuentes del sector explican que los cálculos municipales son “desproporcionados” y algunas partidas se encuentran muy por encima de los costes de mercado, por lo que la reforma debería costar mucho menos de lo presupuestado. Más allá de eso, creen que un coste tan elevado para abrir este establecimiento de hostelería puede estar justificando una concesión más larga de lo necesario.
Además de las obras, la Junta de Moncloa pide el pago de al menos 100.000 euros de canon por la explotación de estas instalaciones públicas. El adjudicatario, a cambio, no tendrá límite alguno en los precios que considere oportunos en este lugar, pese a estar desarrollando un servicio público por concesión y que esto sea lo habitual en este tipo de contratos. Tampoco estará obligado a ofrecer, por ejemplo, un menú del día a precio cerrado.
El Ayuntamiento de Madrid asegura que varios grupos de hostelería se han interesado por operar en el Café de Cervantes, debido a lo “singular” de este espacio, y justifica el elevado coste inicial por incluir instalaciones, mobiliario, decoración o menaje.
Cuando se conozca el resultado del concurso, todavía deberá pasar mucho tiempo para que el proyecto se haga realidad y en ningún caso el Café de Cervantes podrá abrir antes del año 2024. La compañía ganadora tendrá dos meses para presentar un proyecto de ejecución, a lo que sumará un mes de trámites burocráticos antes de empezar las obras, que tendrán una duración aproximada de seis meses. A estos se añadirá uno más si incluyen la construcción de una terraza ligera. Todos los plazos están incluidos en la memoria de la licitación, a la que ha tenido acceso Somos Madrid. En ella se incluyen posibles prórrogas a los diez meses inicialmente previstos, si quedan “aprobadas por el Ayuntamiento”.