Lo avisaron los vecinos y lo corroboraron los expertos: el plan de movilidad inicial para llegar y salir del Mad Cool iba a provocar un efecto llamada para el transporte privado y, aunque el Ayuntamiento de Madrid y la promotora lo cambiaron, las condiciones de acceso al transporte colectivo (a 20 minutos andando de la entrada) hicieron que mucha gente apostara este jueves por llegar en coche al nuevo recinto de conciertos de Villaverde.
El resultado fue una jornada de atascos en los accesos, en parte por el enorme volumen de tráfico que generó el festival y también por los cortes planificados por el Ayuntamiento de Madrid. Pero también de colapso en el transporte público disponible, con trenes hasta los topes para la vuelta. Los que optaron por subirse a un VTC no lo tuvieron mucho mejor.
Carreteras colapsadas y accesos cortados
Atascos monumentales, retrasos de más de media hora para trayectos de apenas 10 minutos y crispación entre los conductores de vehículos particulares fue el relato de lo que se vio desde la carretera durante la primera jornada del Mad Cool. El recinto del festival abrió sus puertas a las 17.00 horas y a las 18.00 ya era imposible avanzar por carretera, según pudo comprobar in situ este periódico. La cola de asistentes a la cita musical daba la vuelta a la Colonia Marconi, mientras que los vecinos tenían muchas dificultades en acceder a sus casas porque el barrio se encontraba cerrado al tráfico.
Los accesos estaban cortados, ni siquiera los taxis y VTC que tenían permiso para circular por el recinto podían entrar. “Cuando venían desde Villaverde, en una primera rotonda que había antes de entrar al recinto del Mad Cool, no les dejaban entrar. Tampoco les dejaban parar ahí para que saliera la gente, entonces provocaban que los taxis dejaran a la gente en el arcén de la entrada a la autovía”, cuenta uno de los asistentes al festival.
El colapso fue en aumento conforme avanzaba la tarde. Entre las 19.00 y las 20.00, trabajadores del polígono Marconi y vecinos que volvían a sus casas coincidieron en la entrada a Villaverde Alto desde Leganés provocando nuevos atascos de varios kilómetros en los que también había taxis y VTC que no conseguían avanzar hasta el recinto. La señalización desde la M-45 era mínima. Algunos conductores de Uber y Cabify no se ubicaban y desde la carretera pedían ayuda a los agentes de la Guardia Civil que controlaban el tráfico para que les indicaran cómo llegar.
El caos no quedó ahí. Algunos de los vehículos que se desviaban para llegar a sus casas fueron multados por intentar cruzar los accesos que estaban bloqueados. La policía municipal y la Guardia Civil modificaban las calles cortadas en base a las necesidades de circulación que surgían, por lo que algunos residentes tuvieron la suerte de llegar a sus casas sin problemas, a diferencia de la mayoría de vecinos que se vieron obligados a buscar rutas alternativas para acceder al barrio.
El plan inicial de movilidad propuesto por el evento daba prioridad al transporte en coche y preveía la asistencia de casi 40.000 personas en vehículos particulares, taxis o VTC. En aquel momento, expertos en movilidad ya avisaron de un posible colapso en los accesos si esto sucedía. También advertía de las consecuencias que tendría celebrar un evento de esta envergadura al lado de una zona residencial y de un polígono la plataforma Stop Mad Cool Villaverde.
El área de Movilidad del Ayuntamiento obligó a los promotores a ampliar el número de lanzaderas de bus previstas, a la vez que se confirmaba la ampliación del horario de Metro hasta las 4.00 de la madrugada. Lo que finalmente no evitó el colapso de coches este jueves.
Una parte importante de los asistentes utilizaron el transporte público para llegar al festival. Los usuarios de Metro, Cercanías y autobuses no tuvieron dificultades para la ida, más allá de la caminata de más de un kilómetro desde la parada hasta las puertas del Mad Cool. Aunque todo iba muy lleno: “Como sardinas en lata es poco, hacía mucho calor y solo podía mover el abanico en un ángulo de 5º, no me daba para más el codo”, relata una de las asistentes que usó el Metro para llegar al evento musical. Con máximas de 34ºC y sin un ápice de sombra, cientos de personas decidieron caminar hasta el festival. A la llegada les esperaban colas de más de 40 minutos para entrar.
Una vuelta mal planteada: precios desorbitados y coches insuficientes
Después de darlo todo en el festival, la mayoría de los asistentes buscaban la forma más rápida y cómoda de llegar a casa. Algunos fueron previsores y abandonaron el recinto antes de que terminasen las últimas actuaciones. “Me dejé los conciertos de Lil Nas X y Franz Ferdinand a medias para que no pillara un mogollón terrible en el metro, me preocupaba la aglomeración”, explica una de las personas que acudieron a la primera jornada del Mad Cool.
“Cuando salías por la entrada principal no estaba claro dónde se cogían los taxis y el metro, todos íbamos con Google Maps. Hacía falta señalización para saber a dónde ir una vez salías”, cuenta otra de las asistentes. Conforme se acercaba el final de los conciertos, la demanda de coches iba en aumento, hasta el punto de que a las 2.00 las colas eran inmensas y el transporte público estaba colapsado a pesar del plan de movilidad ideado para la vuelta a casa.
La afluencia de usuarios de taxi y VTC disparó los precios. Algunos asistentes llegaron a pagar 40 euros más a la vuelta que a la ida por el mismo trayecto de menos de 20 kilómetros. El encarecimiento del servicio de coches obligó a que muchos optasen por ir en Metro o autobús hasta una zona más céntrica en la que coger un taxi hasta su casa. La situación no mejoraba en las estaciones entre Villaverde Alto y Sol, donde apenas hubo taxis y VTC disponibles para transportar a buena parte de las 70.000 personas que acudieron el jueves al festival.