El popular barco pirata de Madrid Río, cerca de sus toboganes, ha sido cercado esta semana por las vallas de obra para la ampliación de la línea 11 de Metro. La mayoría de los árboles que lo rodean, plantados durante la alcaldía de Gallardón, serán talados en breve. Como sucederá con cientos de pinos del parque de Comillas, en Carabanchel, donde también acaba de aparecer el vallado. A muchos vecinos de estos barrios les ha sorprendido, porque la intención de la Comunidad de Madrid cuando en 2019 anunció estas obras no era la de construir estaciones en medio de dos zonas verdes, sino hacerlo sobre las calzadas cercanas.
Las obras forman parte de la primera obra de calado en el Metro que ejecuta el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Una ampliación de la línea 11 desde Plaza Elíptica hasta Conde de Casal, que servirá para conectarla mejor al resto de la red, pasando por Palos de la Frontera y Atocha. Y que iba a añadir una estación nueva llamada Madrid Río bajo la calzada del paseo de Yeserías, junto al Puente de Praga. Al menos esas eran las intenciones cuando el proyecto salió a información pública en el año 2019.
Pero la Comunidad de Madrid decidió cambiar de planes después de este periodo de exposición, alumbrando desde la Consejería de Transportes otro proyecto distinto al anunciado para la licitación de la obra. Cuando se hizo público, hace menos de un año, los planos mostraban dos cambios muy relevantes con respecto a la idea inicial: la aparición de una nueva estación no prevista sobre el parque de Comillas y la citada reubicación encima del parque de Madrid Río. Un cambio que se llevará por delante 1.433 árboles en diferentes puntos del nuevo trazado.
Los vecinos de estos lugares se han dado cuenta de lo que va a pasar esta misma semana, cuando las vallas blancas y rojas han empezado a cercar las dos zonas verdes. De momento pueden pasear por sus parques, pero les quedan solo unos días, según comentan los obreros mientras retiran algunos bancos en el parque de Comillas. En las parcelas no urbanizadas de al lado, que dan a la calle Antonio Leyva, ya ha empezado el movimiento de tierras y han desaparecido unos cuantos árboles para dejar sitio a las casetas y los materiales de obra.
¿Por qué la Comunidad de Madrid decidió deforestar dos parques en lugar de construir las paradas sobre el asfalto? En la Consejería de Transportes no explican los motivos, aunque a preguntas de Somos Madrid puntualizan que han intentado “reducir al máximo la afección del arbolado” y señalan que “se preservarán 48 árboles, protegiéndolos mediante tablones de madera” y se trasplantarán 348. “Las nuevas estaciones ocupan una gran superficie por lo que es inevitable que, en una ciudad tan densa como la ciudad de Madrid, afecten a zonas verdes”, añaden.
En cuanto a los motivos para el cambio, revisando los detalles del proyecto se pueden encontrar algunas pistas: “Las Estaciones Comillas y Madrid Río, por ejecutarse en el interior de los parques, no requieren de reordenación del tráfico”, explica la memoria, que sí que prevé cortes a la circulación en Palos de la Frontera, Atocha Renfe y Conde de Casal.
“No creen que el arbolado tenga valor”
En Ecologistas en acción, la primera asociación que dio la voz de alarma sobre las talas, creen que hay más explicaciones: “Lo hacen para facilitar la ejecución y porque no creen que la infraestructura verde y el arbolado de nuestra ciudad tenga valor”, denuncian. “No se han molestado en buscar otras maneras de intervenir, aunque sea más complejo o caro”, explica a este periódico su portavoz, Jesús Martín.
El nuevo trazado en Madrid Río y la estación adicional de Comillas no pasaron por el periodo de información pública y se añadieron después de haber optado entre tres trayectos alternativos antes de redactar la licitación de obras. El Gobierno regional lo justificó “como parte del proceso de alegaciones al estudio informativo”, explica la memoria del proyecto definitivo consultada por este periódico. Añadir una parada más y cambiar el recorrido hubiera podido cambiar la decisión final de qué trazado era el más recomendable.
La nueva parada de Comillas fue anunciada a finales de 2019 por el entonces consejero de Transportes, Ángel Garrido. Destacó que daría servicio a 4.000 viajeros más al día pero no detalló que para hacerlo sería necesario arrasar el parque, en el que destacan numerosos pinos de gran porte. “Es desastroso, según el informe de arbolado se van a perder muchos ejemplares en buen estado de salud”, denuncian desde Ecologistas, que sí que ven con buenos ojos que se construya la estación, pero creen que se deberían haber intentado otros emplazamientos. “Da la sensación de que han buscado dejar un solar enorme para hacer lo que les diera la gana en lugar de intentar concentrar los daños en el espacio mínimo posible”.
El proyecto final de Transportes incluye otra decisión clave: utilizar el parque de Comillas como pozo de montaje y punto de entrada de la tuneladora en lugar de por Conde de Casal, donde estaba previsto en un principio. Esto se traducirá en la deforestación del parque pero también en un aumento considerable de las obras en la zona para el montaje de los mecanismos con los que se excavarán los túneles, que ocupan ya tres parcelas junto a la zona verde.
Más de un millar de árboles talados
El número de árboles que serán talados ha ido variando en los últimos meses. Aunque en el proyecto de obras se valoraban en 915, la cifra final será de 1.027. Como ha apuntado el Gobierno regional, otros 348 serán trasplantados y solo 58 se mantendrán en el lugar que ahora ocupan. Sobre todo se retirarán arces, pinos, acacias de Japón y plátanos de sombra, aunque en total habrá más de una treintena especies afectadas. Solo se trasladarán los árboles en buen estado que tengan un tronco inferior a 40 centímetros.
La mayoría de los apeos previstos se localizan en el parque de Comillas, que quedará casi completamente arrasado por las obras. En Madrid Río, segundo lugar más afectado, desaparecerán casi 200 árboles por las talas. También se cortarán en la plaza Luca de Tena, avenida de Barcelona o en el paseo de Yeserías, según los documentos a los que ha tenido acceso Somos Madrid.
El proyecto de obra incluye plantar nuevos árboles en las zonas verdes afectadas, además de reponer los columpios retirados y las zonas deportivas que desaparecerán. “Renovación y reforestación integral del parque”, reza el cartel que la Comunidad de Madrid ha colocado en mitad de Comillas, con una recreación de la futura estación. Lo hará con especies autóctonas “propias del área mediterránea continental”, que tengan “resistencia a la contaminación del aire”, explica la memoria del proyecto.
Entre los partidos de la oposición, la primera en reaccionar ante esta pérdida de masa forestal ha sido Rita Maestre, candidata de Más Madrid a la alcaldía: “Por capricho, han decidido que la salida de Madrid Río esté en mitad del parque, donde ya han empezado las obras. Ignoran el uso y servicio real a los barrios de Acacias y Chopera”, denunciaba este miércoles en un hilo de Twitter. “El PP ha tenido 17 años para pensar el proyecto y acaba improvisando. Lamentable”, decía.
La ley exige que la Comunidad de Madrid compense con un ejemplar adulto de la misma especie por cada año de edad del árbol eliminado, por lo que el Gobierno de Ayuso deberá entregar al de Almeida 19.513 ejemplares en total, ya que la edad media calculada de los talados es de 19 años. El Ayuntamiento de Madrid minimizaba el coste vegetal de los trabajos hace unas semanas: “Serán las mínimas talas posibles, que serán compensadas”, explicaba el delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, durante una comisión de su área.
Las obras de la 11 iniciadas ahora costarán unos 500 millones de euros y forman parte de un plan de la Comunidad de Madrid para convertir esta línea de Metro en una diagonal que sirva para enlazar el resto de la red, de 33,5 kilómetros de extensión que conecten el extremo suroeste de la ciudad con Valdebebas. El diseño de dos nuevos tramos, que irá desde Conde de Casal hasta el norte y desde La Fortuna hasta la línea 10 por el sur, acaban de salir a concurso. Y los vecinos de Moratalaz y Ciudad lineal empiezan a temer que el trazado también arrase con zonas verdes de sus distritos. De momento, los que viven cerca del Parque Darwin ya se están preparando porque, a la vista del trazado, sus árboles pueden ser los siguientes en caer.