Ni en los Jardines de Concha Méndez, ni en el Parque Santander, ni en el de Enrique Herreros ni en ninguna parte de los 4,68 kilómetros cuadrados que abarca el distrito de Chamberí. El Ayuntamiento de Madrid no encuentra ningún lugar “idóneo” para dedicar un busto a la primera ministra en la historia de España, Federica Montseny, según un informe al que ha tenido acceso este periódico y que se debatirá este jueves en la Comisión de Calidad del Paisaje Urbano.
El homenaje en forma de estatua fue aprobado por el propio Ayuntamiento en 2021 a través de la edición de Presupuestos Participativos de ese año en el distrito de Chamberí, donde nació Montseny en 1905. La propuesta fue elegida al ser la quinta más votada por los ciudadanos de esta céntrica zona de Madrid y para su fabricación y colocación se presupuestó una partida de 18.000 euros.
Pero dos años después de conocer los resultados de esta votación popular, el equipo de Almeida se resiste a colocar el monumento, según los documentos a los que ha tenido acceso Somos Chamberí. En un informe previo a la Comisión de Calidad del Paisaje Urbano, el consistorio asegura que su colocación es “inviable” porque descarta las ubicaciones propuestas por el autor de la idea y la Junta de Chamberí manifiesta que “no ha sido posible la localización de ningún emplazamiento que se considere idóneo para su ubicación”.
En concreto, el Ayuntamiento asegura que el busto no puede ir al Jardín de Concha Méndez, en la calle Bretón de los Herreros “porque está dedicado a otra persona reconocida de la vida madrileña” y “no resulta apropiado”. Tampoco puede situarse en el Parque Enrique Herreros por idéntico motivo. Y en los parques Santander y del Canal se ha descartado por ser “propiedad de la Comunidad de Madrid”. Así que el grupo de trabajo de monumentos “considera inviable la solicitud”.
Nacida en la calle Cristóbal Bordiú, Federica Montseny (1905-1994) fue una importante escritora y política española, defensora del anarquismo. En 1936, durante el gobierno de Largo Caballero en la Segunda República, se convirtió en la primera ministra del país al asumir la cartera de Sanidad y Asistencia Social. En su breve mandato (hasta 1937) impulsó por vez primera la despenalización del aborto, cuyo proyecto de Ley no llegó a aprobarse aunque sí en Cataluña -a través de la Generalitat- hasta las doce primeras semanas de gestación.
Obligada al exilio después de la victoria franquista en la Guerra Civil y la posterior dictadura, Montseny fijó su residencia en Toulouse, donde siguió militando en la CNT, la organización en la que estaba afiliada. Regresó a España tras la muerte de Franco y continuó ofreciendo conferencias y mítines hasta 1985.
Sitio para las estatuas militares
Más Madrid lamenta que el Ayuntamiento no encuentre espacio para este monumento. “Es un veto a todo lo que Federica representa: las libertades, los derechos de las mujeres y la propia democracia”, denuncia su concejala Cuca Sánchez.
La edil acusa al PP de “sectarismo ideológico” y asegura que “ya ha alcanzado los niveles de sus socios de Vox”. Sánchez recuerda: “Tras demoler a martillazos la memoria de las víctimas de la represión de la dictadura y del que fue primer ministro Largo Caballero, tras levantar homenajes al colonialismo de la Legión, los tercios de Flandes o los últimos de Filipinas, ahora veta una propuesta ciudadana aprobada en los presupuestos participativos de 2021”.
Almeida llegó a la alcaldía en 2019 con la promesa de colocar una estatua en Chamberí dedicada a Los últimos de Filipinas. En este caso el Ayuntamiento encontró sitio rápidamente: junto a la calle Alberto Aguilera, en un extremo de la plaza del Conde de Valle de Suchil, otro espacio del distrito dedicado a la memoria de una persona que en este caso no fue un impedimento para recibir el nuevo pedestal.
Muy cerca de ese mismo lugar el alcalde permitió la colocación de otro homenaje en forma de escultura: una cabina roja en recuerdo a Antonio Mercero, a poca distancia del lugar de rodaje de su famosa película.
Más polémica resultó la inauguración del monumento a la Legión junto al Paseo de la Castellana, otra estatua militar a la que el Gobierno de Almeida buscó un emplazamiento en menos tiempo del que está empleando para el busto de la primera mujer española en dirigir un ministerio.