Cien años después de que la pelota dejara de golpear contra la piedra del Beti Jai, el único frontón que queda en el centro de Madrid ha vuelto a abrir al público. Lo hizo durante una mañana de puertas abiertas con cientos de asistentes en la que el Ayuntamiento saliente quería mostrar al público (solo durante este jueves por la mañana, el resto del tiempo permanecerá cerrado) el resultado de las obras de recuperación de este edificio que hace unos días cumplió 125 años desde su inauguración.
“Este es un frontón con suerte”, explicaba a los asistentes la responsable de las obras, que ha ejecutado la empresa Ferrovial. Lo hacía para destacar que han podido salvar la mayoría de los acabados y rejerías de su arquitectura, gracias a que estuvo techado durante muchos años, funcionando como comisaría, taller de reparación de coches o lugar para la realización de trabajos de escayola y cartón piedra.
El resultado para el que deambula por su antigua cancha es sobrecogedor. Impresiona el tamaño del espacio (una cancha de 67 metros de largo por 20 de ancho) y la belleza de las arquitecturas de hierro que sostienen los laterales, iluminadas de blanco.
“El mayor reto fue mantener la seguridad durante toda la reforma y que no se desplomara nada, cuando llegamos había vigas en muy mal estado”, explican desde Ferrovial, que no oculta su satisfacción por haber recuperado muchos de los elementos originales. “Solo hemos tenido que fabricar una barandilla, el resto tienen más de 100 años”, afirman con orgullo. Entre las mejoras que han añadido las obras se encuentra el establecimiento de un sistema de drenaje bajo el suelo de la cancha para contener las humedades y la acumulación de agua.
Los restos del antiguo tejado todavía se pueden contemplar en la silueta que ha dejado en el granito de la pared principal, que está vencida ligeramente hacia adentro por un defecto de construcción. Este defecto en la obra del arquitecto Joaquín Rucoba ya fue criticado en la prensa de la época e incluso impidió construir una planta más, como estaba planeado.
Declarado monumento nacional en 1991 y Bien de Interés Cultural en 2011, el Beti Jai es de propiedad municipal desde el año 2015. Ahora queda saber qué uso tendrá en el futuro y si podrá albergar, además de otras actividades, partidos de pelota. De momento y para los que lo rehabiliten, los responsables de las obras de consolidación han guardado un montón de elementos interiores (carpinterías, azulejos, rejerías) y han catalogado los restos de pintura para que el futuro proyecto de rehabilitación los pueda contemplar y añadir para recuperar la memoria de un espacio histórico ganado por la ciudad.