Los bulevares de Madrid, que en otro tiempo albergaron paseos y arbolado en el eje formado por las calles Alberto Aguilera, Sagasta o Génova, perdieron la razón de su nombre en 1972, cuando un plan municipal echó abajo todos sus espacios peatonales para concedérselos al coche. Pero los problemas de circulación y -sobre todo- de contaminación que sufre la capital han hecho replantearse a políticos y ciudadanos este reparto.
El Ayuntamiento de Madrid guarda en un cajón un plan que dejó el exalcalde Alberto Ruiz Gallardón para recuperar los bulevares históricos de la capital y extender la distribución a otras 23 calles y avenidas con al menos 25 metros de anchura. La idea que planteó el grupo de urbanistas responsable era crear una Red de Nuevos Bulevares (RNB) que formara más de 200 kilómetros de zonas verdes e itinerarios peatonales: el objetivo era que el 66% de la superficie del interior de la M-30 fuera peatonal, algo que -admitían entonces- supondría “una alteración rotunda del tráfico”.
Estos nuevos bulevares, construidos a imagen y semejanza de los antiguos pero renovando y distribuyendo sus espacios para incluir, por ejemplo, carriles bici, iban a aumentar “el espacio destinado al tránsito y la estancia peatonal, mejorando su calidad paisajística y la de su entorno, con ampliación de la superficie verde y arbolado”, rezaba el proyecto. Todo ello para que coexistieran “de manera equilibrada” una “amplia plataforma peatonal, central o lateral, muy accesible y continua; una importante superficie vegetal y/o masa arbórea; así como bandas para bicicletas, transporte público y automóviles”. La idea incluía actuaciones en rotondas tan espectaculares como la de la imagen siguiente:
El plan, que se puede consultar completo y con gráficos en este enlace, formó parte de un grupo de propuestas para la reforma del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (aquí, en PDF), una especie de legado que Gallardón dejó a la ciudad antes de marcharse para ejercer como ministro de Justicia y que se presentó a mediados de 2012, cuando Ana Botella era ya alcaldesa. La crisis económica y la falta de recursos para ejecutar obra pública por parte del Ayuntamiento, sumido en una gran deuda, sirvieron para que este proyecto quedara en el olvido.
Un proyecto a votación para renovar los bulevares
Pero la idea de recuperar los bulevares no fue olvidada por la ciudadanía. La propuesta que lanzaron los urbanistas municipales hace siete años ha sido retomada por un vecino de la zona Centro, que apuesta por recuperarlos a través de un proyecto presentado a los Presupuestos Participativos, que ya cuenta con cientos de apoyos.
El proyecto de gasto propone crear un bulevar desde Marqués de Urquijo a Colón, eliminando dos carriles centrales para la creación de “una gran acera para uso y disfrute del peatón”, manteniendo el arbolado central y añadiendo nueva vegetación “donde sea posible”, además de fuentes ornamentales, para beber, bancos y parques infantiles y de ejercicio para adultos. También propone la colocación de terrazas como las que actualmente existen en la zona del Paseo de Recoletos.
Según su impulsor, el proyecto serviría para disminuir la contaminación de la zona por la nueva distribución del espacio, que mantendría el carril bus y el espacio para bicicletas existente y dejaría solo un carril de ida y vuelta para el resto de vehículos. Todo ello para -reza el texto de la propuesta- “mejorar la imagen de la calle, con un nuevo aspecto más moderno, eficiente y adaptado al siglo XXI”.