Dicen algunos madrileños experimentados en asuntos de movilidad que cualquier acera sin bolardo es susceptible de ser ocupada por un coche. El caso de Calvo Asensio es un buen ejemplo para esta aseveración: una pequeña calle que sirve como aparcamiento de vehículos en línea cuyo tránsito peatonal está dificultado a diario por conductores que suben sus vehículos a las aceras. Y no tiene ni un solo bolardo.
La estrechez y bajos bordillos de esta vía de personaje ilustre -en ella nació Tierno Galván- facilita que los vehículos de grandes y pequeñas dimensiones se metan en la acera a la hora de estacionar. La costumbre está tan extendida que del cerca de las 50 plazas para estacionamiento de residentes que existen en la manzana que conecta Meléndez Valdés y Rodríguez San Pedro, más de la mitad de los conductores suelen aparcar mal.
La situación, que no es nueva, es motivo frecuente de quejas vecinales trasladadas a Somos Chamberí y también publicadas en redes sociales:
El problema de origen está en un deficiente diseño en la movilidad de la calle, con una anchura demasiado pequeña para albergar dos hileras de aparcamientos en línea. La inexistencia de bolardos y la facilidad para subir al bordillo sirven actualmente para que esta vía sea una de las más difíciles de caminar en Chamberí.
Durante la pasada legislatura, la asociación El Organillo pidió reformar la calle, eliminando una de las filas de aparcamiento para permitir mejor el paso de los coches y además ensanchar las aceras. “Las aceras son muy estrechas, dificultan mucho el paso de gente mayor que vive en la zona”, explican a Somos Chamberí. Pero el proyecto, que iba asociado a algunas actuaciones de Chamberí Zona 30, nunca llegó a salir adelante.